El Dragón... ¿Dragona?
La chica que se mantenía arrodillada guardó silencio. Yona permaneció quieta, congelada en su sitio sin saber muy bien que hacer. Al final se agachó al lado de la mayor y la miró.
-No quiero ordenarte nada, no como si fueras mi subordinada. Quiero pedirte ayuda para que mis amigos y yo podamos sobrevivir, y ayudar al reino y a su gente desde una perspectiva diferente a la de los reyes.- la contraria no dijo nada.- Por favor, levántate.
El Dragón Violeta, titubeante, se puso en pie junto a ella, y el resto del grupo observó a la extraña mujer frente a ellos.
Era igual de alta que Kija, y delgada aunque no demasiado. Vestía ropas negras y de violeta oscuro, y una larga capa que cubría toda su espalda, sus hombros y sus costados. Era tan grande que podría ser utilizada fácilmente por dos personas.
Tenía el pelo largo, casi hasta la cintura, violeta y ondulado. Sus ojos verdes brillantes mostraban que se mantenía en tensión y deseosa de salir de allí.
-Mio, ¿cierto? Me presentaré bien. Yo soy Yona, la princesa del reino de Kouka. El chico de la alabarda es Hak, mi guardaespaldas.- el nombrado la miró de mala manera, pero la nueva integrante se mantuvo impertérrita y lo ignoró.- El chico que te curó es Yoon.
-Básicamente mantengo a estos idiotas con vida, sin mi morirían enseguida.- interrumpió él, mostrándose, al parecer, orgulloso de ser el responsable del grupo.
-El Dragón Blanco es Kija, el Azul es Shin-Ah, el Verde es Jae-Ha y el Amarillo es Zeno.
-¡Pukyū!
-Y la pequeña ardilla es Ao.
El animal saltó de las manos del Seiryū y se acercó a la mujer. Trepó por su capa y se subió a su hombro, para luego ponerse a jugar con un mechón de su cabello. Ella la ignoró.
-¿Hay algún sitio al que desee ir, ama?- inquirió ella, totalmente carente de emociones. Anochecía, y la luz del sol golpeaba en su rostro inexpresivo.
-No me llames así... Yona está bien...- se quejó la menor, sonriendo algo incómoda. La contraria apretó la mandíbula.- Podríamos hacer aquí el campamento y dormir un poco... Mañana podríamos dirigirnos dónde Ik-Soo.
-¿De nuevo con el monje?- preguntó el moreno, poniéndose en pie y apretándose la venda del hombro.- Queda bastante lejos, ¿en serio tenemos...?
-La ama ha mandado levantar el campamento.- le interrumpió la de pelo violeta.- No debes de interponerte en sus decisiones.
Tras murmurar esas palabras, se acercó a la pequeña tienda donde había estado reposando y tomó una de las mochilas que allí descansaban. Sola, comenzó a sacar las telas, y fue rápidamente ayudada por Kija, Jae-Ha y Zeno. Ella se mostraba visiblemente incómoda y molesta, pero no volvió a decir nada.
Yoon preparó la cena con la ayuda de Yona, y Shin-Ah y Hak fueron en busca de más madera para la hoguera.
No mucho después todo estuvo listo, y la cena transcurrió como siempre. Al principio Mio se negaba a comer, pero lo hizo al instante cuando Yona se lo pidió, y no dijo más. Los demás trataban de actuar con normalidad, pero los que mejor lo hacían eran Zeno y Shin-Ah, en una conversación donde el rubio hablaba y hablaba y el contrario escuchaba en silencio.
Los demás también mantenían alguna que otra conversación, y por mucho que trataban de hablar con la chica nueva, o les respondía con monosílabos o les ignoraba.
Llegó la noche, y ya habían terminado de recoger todo y se disponían para irse a dormir.
Estaban todos despidiéndose, mientras que los Dragones Azul, Blanco, Verde y Hak hablaban para repartirse las guardias. La chica inmortal se acercó, se detuvo junto a ellos y habló.
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Mi Dragón - Akatsuki no Yona
FanfictionCon el tiempo, la gente pierde cosas. Experimentar pérdidas es parte de la vida. También perder a personas importantes que cambiaron la forma de vivir esa existencia solitaria. Algunos pierden su primer amor. Otros, la armonía de sus relaciones. Se...