Primera pelea
A pesar de todo, parecía que el colorido grupo de Yona y compañía no iba a tener mucha suerte.
Llevaban pasando un par de noches en aquel pueblo, durmiendo en las usuales tiendas de campaña. Aquella noche, calados por la fría lluvia de aquella noche, tuvieron que refugiarse en un hostal cercano.
El gerente no parecía muy amable, quizá por ser molestado y alejado de la conversación con una clienta alta y rubia, pero aún así no fue desagradable cuando las ocho figuras se presentaron en su puerta.
-¿Habitación para ocho? Hay una libre, 600 rin por noche.
-Gracias, señor, la tomaremos.- habló Yoon, sonriendo, bajando la capucha de su capa que goteaba agua por todas partes, al igual que las de sus compañeros. Al hombre no parecía agradarle la idea de tener que fregar el suelo después.
El numeroso grupo dejó las mochilas y bolsas dentro de la habitación, en una esquina.
Los chicos se cambiaron su ropa rápidamente, mirando a la pared y de la forma más rápida y discreta posible mientras Yona y Mio miraban por las ventanas.
-Cómo llueve...- murmuró la pelirroja, sorprendida y apoyada en el alféizar de la ventana. Un rayo surcó el cielo en unos segundos y después un fuerte trueno retumbó en el lugar.
-Hum... Me gusta la lluvia...- intervino Mio, quien tenía los ojos cerrados y sacaba los brazos fuera, con las palmas de las manos hacia arriba. El viento se colaba por las ventanas, haciendo que el cabello de ambas chicas se removiese con fireza. Mio parecía disfrutar el violento clima, algo que llamaba la atención de la pelirroja. Shin-Ah secó a la pequeña Ao con una pequeña toalla.
-Descansaremos aquí hasta que cese la lluvia, ya que será complicado moverse así.- dijo Yoon, removiendo su pelo húmedo.- Luego podremos movernos hacia otra ciudad.
-A todo esto...- dijo Yona, girándose para mirar a los chicos.- Nosotras también nos cambiaremos la ropa, así que, por favor, salid por un momento.- pidió. La mirada esmeralda de Mio brilló mientras se posaba seria en la chica, pero no dijo nada.- Jae-ha, tú también.- añadió, al ver que todos los hombres se daban la vuelta para dirigirse a la salida excepto el peliverde. Hak le tomó del pelo y tiró de él como quien tira de un caballo.
Fuera, Jae-ha miró a Hak, que tenía los brazos cruzados.
-Hak, ¿por qué no vas a ayudar a Yona-chan a cambiarse?
-Sus puños me mandarían fuera volando aunque lo hiciese en broma.- respondió con su usual tono plano sin mirar al de ojos caídos.
-Qué envidia Hak. Ni aunque yo lo pidiera, ella...- se detuvo al darse cuenta de que en lugar de pensar en la pelirroja, se quería referir a Mio.
-¿Que pasa, Ojos caídos?- preguntó, ya que se había quedado a mitad de la frase.
-...Nada.- respondió, chasqueando la lengua algo avergonzado y tocándose la cabeza.- Por cierto, Hak... Ya que de todos modos no podemos dejar esta ciudad, ¿por qué no salimos un rato fuera?
-¿A dónde?
-A la Zona Roja~.- canturreó, apoyándose en el hombro de la Bestia del Trueno.- ¡Pronto nos iremos, tenemos que aprovechar para conocer a las dulces y encantadoras señoritas del lugar! Nosotros que somos adultos, ya que estamos aquí, deberíamos participar en la toma de esos frutos y...
-No iré.- cortó el contrario.
-Hak...- Jae-ha suspiró y le puso una mano en el hombro.- Ya sé que todo tu amor está centrado en Yona, pero no es sano que te retengas tanto.
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Mi Dragón - Akatsuki no Yona
FanficCon el tiempo, la gente pierde cosas. Experimentar pérdidas es parte de la vida. También perder a personas importantes que cambiaron la forma de vivir esa existencia solitaria. Algunos pierden su primer amor. Otros, la armonía de sus relaciones. Se...