Capítulo 15

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Ambientado en el capítulo 64 del manga.



Imperio Kai

-Volveremos pronto, IkSoo.- dijo alegremente la pelirroja, sonriendo cálidamente.

-Intenta no matarte mientras tanto.- regañó Yoon, casi como si fuera una amenaza.

-Sí, sí, tendré cuidado. Vosotros también tendréis que tomar precauciones.- habló el sacerdote, sonriendo. Sus ojos brillaron bajo su flequillo rubio.

-Gracias por todo, ha sido un placer.- habló Kija educadamente, haciendo una reverencia hacia el contrario. El monje imitó su acción.

-El placer es mío.- respondió, alegre y formal. 

-Vámonos antes de que salga el sol.- pidió la Bestia del Trueno al ver que ya la mayoría había dicho lo que tenía que decir. Los demás asintieron, y mientras alzaban la mano para despedir una última vez al rubio, Mio se puso la capucha y volvió a cubrir su rostro. El Dragón Negro y el feliz grupo de hambrientos se despidió y partió en busca de alguna aldea en la que ayudar o alguna persona que pudiese necesitar su ayuda.

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En ese momento, el grupo se encontraba en la provincia de Sen, en el Imperio Kai. Se había acercado a la frontera ya que, aunque no a todos les gustaba la idea de salir del reino de Kouka, habían visto a varios soldados pasar armados sobre sus caballos, lo que preocupó a la pelirroja.

Llevaban andando unas horas cuando Shin-Ah elevó su brazo hacia delante y señaló algún punto más allá del camino.

-Allí... una mujer... se ha desmayado.

Todos alzaron la mirada y la pusieron en una pequeña aldea que se veía en la lejanía.

-¿Qué? ¡Eso es horrible!- dijo la joven princesa. Todos se acercaron con rapidez a la figura desvanecida en el suelo.

Hak se agachó y le dio la vuelta, comprobando si estaba bien.

-Eh, oye, tú. ¿Estás bien?- la chica abrió un poco los ojos, confusa y cansada, pero al fijar su mirada en el rostro del hombre se sonrojó y se cubrió la boca.

-¡Ah! Oh, eh... ¿Quién eres? ¡Eres tan guapo!- el contrario, asustado, la soltó al ver que podía sostenerse por sí misma. Los ojos de la mujer brillaban, parecía que de repente tenía sus energías renovadas y que se encontraba perfectamente.

-Hak.- llamó Yona, a espaldas del mayor.- ¿Está bien?

-¿Se encuentra usted bien?- preguntó Kija educadamente.

-¡Coma un níspero, señorita! ¡Hará que se sienta mejor!- alegó feliz el rubio, tendiéndole un níspero sonriente.

-Deje que la tome y la lleve, hermosa damisela.- habló meloso Jae-Ha, acercándose a la chica. Shin-Ah observaba en silencio y Mio se mantenía detrás de ellos, con los brazos cruzados y la cabeza girada mientras inspeccionaba la aldea en la distancia, ignorando la escena.

-¡Vaya, este grupo está lleno de gente guapa!- exclamó la chica, extasiada.- Pero es tan extraño...

Yoon, maldiciendo por haber sido descubiertos tan pronto cuando el plan principal era ir a explorar con un grupo pequeño, trató de explicarse.

-Hum, somos...- comenzó, tratando de no llamar la atención más de lo necesario.

-¡Ya sé!- interrumpió la chica, alzando la mano.- ¡Sois artistas ambulantes! ¿No?

Mi Dragón - Akatsuki no YonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora