Capítulo 27

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Antes de comenzar, os dejo arriba un fan art que hizo Micky_Au para esta historia, que está súper bien hecho y me gusta un montonazo.
¡Muchas gracias! Sin duda es increíble que mis lectores sean personas tan asombrosas. ❤️

Si vosotros tenéis alguna cosa que queráis mandar de esta historia, sentiros libres de mandadme un mensaje. Todo aquello que hagáis con esfuerzo y dedicación merece estar a la visa de los demás 🥳

Sin más que decir, comencemos.

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2000 soldados y 6 guerreros.

Cuando Mio y Zeno entraron de nuevo en la habitación, el rubio terminaba de comer unos dango de colores, alegre. Mio estaba ahora tranquila, así que nadie imaginó lo que había pasado salvo Shin-Ah, que había visto parte de lo ocurrido antes de decidir dejarlos solos. 

En la habitación seguían hablando del tema, preocupados y expectantes.

-Me pregunto si Kyo-Ga enviará refuerzos...- inquiría en aquel momento la pelirroja. 

-Ya que la armada de Sen está acampando fuera de Saika, no creo que los refuerzos puedan llegar fácilmente.- pensó Yoon.

-A este ritmo, aunque Soo Jin quiera refugiarse en Saika, no podrá hacerlo.- razonó el mayor.- Sería interceptado al momento por los 2000 soldados de ahí fuera. De todas formas, ¿qué están haciendo? 

-Están esperando a que llegue.- dijo Mio, atrayendo la atención de los demás.

-¿Los refuerzos?- preguntó Kija, ladeando la cabeza. La contraria negó.

-Esto es una rebelión. Un golpe de estado. Van a por el Rey.- nada más nombrarlo, el rostro de Yona se oscureció, y la inmortal no dejó pasar por alto ese detalle. Siempre que se nombraba al Rey, ella ponía ese rostro.- Ama, no debemos estar aquí cuando eso ocurra.- insistió, deseando mantener a Yona lo más lejos posible de aquel lugar.- Deberíamos irnos ahora que podemos, antes de que comience una batalla. Saltaremos el muro del Sur.

Sin embargo, Yona no respondió. Mio respiró profundamente, sintiendo su corazón palpitar con fuerza. Tenía una mala sensación, un terrible presentimiento que le instaba a estar muy lejos del Rey en todo momento, aunque Yona no parecía de acuerdo a su petición de abandonar la capital. Mio sentía la necesidad de proteger a la pelirroja, quizá por encima de sus propios deseos egoístas, pero no quería exponer a la princesa ante el Rey. Ella misma estaba aterrada de ver a quien ocupaba el antiguo puesto del Dragón Rojo. 

Nadie dijo nada ante las palabras de Mio. 

-Kyo-Ga no podrá ayudar a dar la vuelta a la situación porque no puede traspasar las puertas.- habló el chico genio, pensativo. 

-Yoon, ¿hay alguna forma de salir de aquí?- Mio se sintió casi aliviada al oír a la pelirroja decir eso. Por fin podría mantenerla a salvo de aquella guerra. Sin embargo, se adelantó a los acontecimientos, que giraron de una manera imprevista.- Saldremos, y dispersaremos a los 2000 soldados fuera de Saika.

El corazón de la inmortal dio un vuelco. La mirada de fuego de la rencarnación de Hiryū era decidida, no admitiría otra opción, y no estaba dispuesta a fallar. 

Durante un segundo, todos la miraron en silencio, sorprendidos y sin dar crédito a sus oídos. Zeno sostenía a Ao en sus manos. 

Un segundo después, todos estallaron en diferentes reacciones. 

Mi Dragón - Akatsuki no YonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora