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                                                                                        𝕴𝖛𝖆𝖗

Aquí en Kattegat amanece pronto, pero debo decir que las mañanas al ser más largos se pueden aprovechar de maravilla.

Cuando consigo llegar hasta mi bastón y ponerme de pie, hoy iré a ver la estatua que he mandado construir hace apenas tres semanas. Me disponía a salir de mis aposentos, cuando escuchó que tocan a la puerta, al menos me pilla vestido.

-¿Quién irrumpe?.

Un guardia entra tirando de un hombre, el cuál lo tiro al suelo y veo como llora delante mía, pidiéndome que lo perdone por el acto que haya cometido.

-Levantalo.

No me apetece mucho tener que escuchar lamentaciones, quejas y otras pantomimas, le observo por su cara yo diría que ya a sido castigado.

-¿Cuál a sido tú error?.

Veo que el guardia abre la boca, pero le muestro mi mano libre para que cierre el pico y vuelvo a poner toda mi atención en aquel asustado, llorón y debilucho hombrecillo.

-Responde.

-Lo hice por... supervivencia.

-¿Supervivencia?.

-Mis hijos necesitan alimento... solo fue un poco de pan.

-¿Cuánto?.

-Cuatro barras...las iba a pagar, en cuanto consiguiera el dinero, lo juro.

-Es mejor no jurar en vano.

-Lo...siento.

De reojo veo a Freidis que está observandonos, desvió la mirada y vuelvo a mirar al hombre.

-¿Cómo te llamas?.

-Kev, mi señor. -Responde con la cabeza agachada-

De entre mis ropas saco un pequeño saco que está repleto de monedas y se lo entrego, me mira con cara de "sorpresa".

-Cogélo, con eso podrás pagar al panadero y con lo que te sobre alimentar a los tuyos.

-No...no se como os lo voy a poder pagar.

-Es un regalo.

No se lo esperaba que fuera amable con él, quiso besarme los pies, como agradecimiento; pero ordene que lo llevarán ante el panadero y así pueda pagar su deuda.

Freidis: Eso fue muy generoso por su parte.

-¿Estabas espiando?.

Freidis: Lo siento, no lo pretendía.

-Es igual.

Le pedí permiso para que me acompañe en mi paseo matutino, al menos hoy tengo la mejor compañia y eso se agradece.

Freidis: Su estatua va de maravilla, pronto estará acabada.

-Van muy lentos.

Freidis: ¿Lentos?.

Miro a la joven nuestras miradas chocan, veo que sus mejillas se empiezan a sonrojar y aparto la mirada, lo que me pareció muy mono.

-Freidis.

Creo que no se esperaba que la llamará por su nombre, ya que se puso más nerviosa, pero lo camuflo con una de sus bonitas sonrisas.

-¿Te puso nerviosa?.

Amor vikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora