Amor, Pasion y Odio -Styles, Tomlinson y tu-

Cap. 40 "Traición" Parte 1

No me quitaba la mirada de encima. Siempre que levantaba los ojos ella estaba mirándome fijamente y yo solo quería alejarme de allí, así que cuando por fin la maldita reunión acabó, le indique a Zayn que me acompañara al bar para beber, que era justo lo que necesitaba en ese momento. Como siempre mi buen amigo aceptó y Mary Ann prefirió irse para la habitación.

Copas iban y venían por la barra, el alcohol ya hacia efecto en mí, pero no me hacía olvidar lo que había pasado en esa horrible mañana, el dolor y la traición… el daño que le hice a mi mujer… su voz me perseguía al igual que la imagen de esas pastillas en mis manos y la factura de la semana anterior. Dolía demasiado enterarse de las mentiras pero dolía más saber que por actuar con cabeza caliente perdería lo que más quería.

La novena copa de whiskey la vi frente a mí y justo cuando la iba a beber, Zayn lo impidió.

-¿Estás así por haber visto a la bruja? No, Louis, no vale la pena, ya pasó. Tienes a una mujer un millón de veces mejor esperando por ti en casa.

-Tenía. –Dije amargamente. –Y Eleonor no me importa en absoluto.

 

-¿Entonces por qué estás así?

 

-__________. –Dije simplemente.

-¿Qué pasó?

 

-¿Cómo que qué pasó? Ya debes saber, Mary ya debió haberte contado. –Negó y me miró ceñudo. –Me mintió… seguía planificando mientras que yo como idiota… -Apoyé la copa con fuerza en la barra y más de la mitad del contenido se regó. –Tú sabías lo importante que era para mí… Tú sabías todo lo que deseaba y estaba dispuesto a hacer por un hijo, lo que dudé de mí, de si estaba enfermo ¡Hasta te pedí que me ayudarás con la búsqueda de decoradora!

 

-Lo sé… ¿La vas a dejar por eso?

 

-Ella me va a dejar a mí.

 

-¿Por qué?

 

-La lastimé… la traté tan mal. –Apreté los ojos al ver su rostro triste y su mirada perdida como si estuviera frente a mí en ese momento. –Soy un maldito bastardo.

 

-Venga, Tommo, no. –Zayn golpeó mi espalda. –Todos cometemos errores.

 

-No de ese tipo. –Tomé lo que quedaba de la copa y levanté la mano para pedir una más.

-Estás exagerando. –Dijo con tranquilidad.

El sonido de unos tacones se fueron acercando y luego una mano se acomodó en mi hombro. Dedos largos y finos me apretaron y yo sabía muy bien quien era.