CAPÍTULO XVI: DAMBALLA

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Después de dos días desde el supuesto suicidio de Louis, la policía y los medios se habían movilizado gracias a una llamada que reportaba el cadáver dentro de su casa.

Mis nervios eran una montaña en erosión a causa de la ansiedad. Lo único que sabía al respecto era que Patrick había decidido no comerse nada de la anciana para que la pantalla de suicidio se mantuviera vigente a los ojos de cualquier curioso, pero no confiaba en él.

―Hasta el momento la policía no ha querido dar reportes de lo que ha sucedido, pero hay grandes rumores de que ha sido un suicidio con arma de fuego ―dijo la reportera sin dudar ni un poco.

Cerré los ojos y evoqué la escena. A estas alturas el olor a putrefacción debería calar en las fosas nasales. Louis estaba sentada sobre el sofá, con su cabeza inclinada y llena de sangre coagulada, así mismo podía ver en mi mente las livideces cadavéricas en glúteos y muslos.

―Creo que asegurar que fue un suicidio es algo apresurado ―respondió Magnus―. El equipo de forenses y los detectives en el caso seguirán investigando hasta dejar claro este asunto.

Maldito Abraham Magnus.

¿Qué le pudo haber hecho pensar que no era un suicidio? Estaba seguro de no haber dejado rastros de ningún tipo.

Todo tendría que encajar a la perfección. Louis acababa de perder a su hijo, eso le había causado depresión y la había obligado a pegarse un tiro porque no podía vivir sin su Randy, a pesar de lo que este había hecho. A menos que...

»No, Nicholas... Me encargué de cubrir nuestra riña.

―Seguiremos informando ―mencionó la reportera y apagué la televisión.

No comprendía la razón por la cual me sentía tan enfermo. Todo había salido bien.

Se suponía.

Necesitaba adentrarme más en lo que fuera que estuvieran desentrañando dentro de la casa de Louis, de lo contrario no podría ni orinar en paz durante el resto de mis días. Tomé el celular y comencé el juego.

"¿Libre esta noche?"

Minutos después recibí una respuesta un tanto cortante por parte de Ben.

"Mucho trabajo. Será para otra ocasión."

Esperaba esa respuesta, por lo que dejé caer mi arma secreta.

"Una pena. Lindsey quería que cenaras con nosotros."

Casi de forma instantánea, obtuve una respuesta.

"A la mierda el trabajo."

* * *

―¡Tío Ben! ―Gritó Lindsey muy feliz al abrir la puerta y mirar al teniente Benedict Fletcher de pie, con un pastel en las manos.

―¡Pero miren nada más! ―Benedict mostraba una felicidad auténtica―. Ya no eres un flanecito... Ahora eres todo un flan ―postres lácteos como apodos de familia. Era extraño.

―Gracias por la invitación, Morgan ―y después de agradecer me entregó el pastel.

―Fue idea de Lindsey, ¿no es así? ―Le pregunté y ella sonrió con timidez―. Pasa, por favor.

Los tres caminamos hacia el comedor y Ben se estableció en una de las sillas mientras yo me desvié a la cocina por la cena. Lindsey me ayudó específicamente con los platos para su tío.

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