CAPÍTULO XXI: HÉCATE

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No necesitaba hacer una investigación previa sobre Samantha Hope. Todo hombre la conocía y toda mujer la envidiaba. Era una hermosa modelo que se había convertido en un sinónimo de sensualidad, hermosura y sexualidad.

Tomé la laptop del escritorio y accedí a ella a través de mi contraseña "JODETESHARON"; abrí el navegador y tecleé "Samantha Hope". Era tan hermosa que ver su rostro era caer directo en las garras de la adicción.

Un golpe del pasado me hizo recordar aquellos momentos en los que me encerraba en mi habitación para masturbarme con Sam inundando mis oídos con gemidos y mi vista con sus hermosos atributos. Ella solía despertar en mí un deseo sexual, un deseo que había muerto... Ella era mi nueva víctima y tenía que morir. Eso era todo.

»Sólo acabemos con ella ya.

Era una buena idea, pero no mi estilo. Primero necesitaba estudiar a la modelo, luego tener el contrato para saber qué había hecho y, finalmente, quitarle la vida para que mi hija pudiera vivir con seguridad y, por el momento, hasta los trece años.

Di clic a un enlace y un video de ella se abrió en reproducción automática. Su rostro se mantenía igual de bello que hace quince años y su cuerpo mantenía la misma firmeza.

"Subido hace 4 días."

Pausé el video y seguí buscando en otra pestaña. Un video viejo apareció.

"Subido hace 9 años."

No era mi imaginación. Samantha no había cambiado en nada.

»¿Quieres apostar sobre a cambio de qué pactó con Mefisto, Nicholas?

¿Juventud eterna? ¿Inmunidad a enfermedades venéreas? ¿Fama? ¿Se volvería a repetir la historia de Randal? Sí, sentía curiosidad sobre su historia. Por primera vez en mi vida deseaba algo de Sam y no era coger con ella.

―Señor Morg... ―Cinthia se quedó paralizada al entrar de golpe a mi habitación y ver los senos desnudos de Samantha rebotando en pantalla completa.

―Lo siento, Cinthia ―me disculpé cerrando la computadora de golpe mientras giraba el pequeño disco de volumen frontal.

―De-descuide... ―respondió al mismo tiempo que se ocupaba de un dilema interno: sentir pena por mí o reírse de la situación―. Yo... quería decirle que me he enterado de una conferencia a la cual deseo ir.

Lo que significaba que ella no podría cuidar a Lindsey en la noche y yo no podría ir con Patrick por el veneno prometido.

―Lo entiendo. No hay problema ―sonreí―. Buscaré a alguien más, Cinthia. Gracias por avisarme con anticipación.

Ella sonrió y salió de la habitación sonrojada por atraparme viendo a una joven actriz porno que en realidad era mayor que yo.

»Es momento de hablar con tu madre, Nicholas.

Mi madre... Estaba demasiado ocupado en mi nueva vida, que había olvidado a mi madre y la manera en la que había explotado con ella. Recordar eso me hizo sentir como una vil mierda.

* * *

―¡Nicky! ―me recibió mi madre con una gran sonrisa.

―Ma... ―respondí con un abrazo. Me sentía muy avergonzado de la manera en la que la había tratado y más aun por olvidarla y regresar con ella ahora que la necesitaba.

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