CAPÍTULO VII: BELIAL

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Randal había sido sepultado una semana atrás. Podía apostar lo que fuera a que sólo Louis había asistido. Ni siquiera dijeron nada en los medios al respecto. Desde que se había filtrado información de los excesos sexuales de Goodweather, ya no era visto como un mártir, sino como un asqueroso depravado sexual que se había ganado lo que le pasó.

Aun así, Louis decidió darle santa sepultura. Yo sabía que él no podía ser salvado. Había cometido grandes pecados imperdonables... al igual que yo.

Esa semana fue desgastante para mí tanto física como mentalmente. Espiar a la mujer durante toda la noche y estar en casa al día siguiente para preparar la comida, ir por mi hija a la escuela y luego llevarla con mi madre con el pretexto de que estaba conociendo a una mujer para ir a espiar nuevamente a Louis era una rutina en la que dormir era un lujo que no podía darme, pero sólo duró tres días.

Una vez que conocí la rutina nocturna de Louis, en especial a la hora en que se iba a dormir, tuve una tarea todavía más exigente. Necesitaba volverme menos descuidado en su asesinato. No podía cometer el mismo error al tratar de cortarla en partes, así como no podía volver a dejar un mar de sangre por toda la casa, pues eso atraería las sospechas de Magnus y Fletcher comenzaría a creer en su palabra.

Pasé toda una mañana buscando herramientas en el garaje que me pudieran ayudar en mi futura tarea, pero sólo había basura y chatarra, excepto por una soga vieja y gruesa.

La idea vino a mí de golpe.

                                                                                              * * *

Esperé en la camioneta hasta las once de la noche, hora en la que la mujer apagaba todas las luces para irse a dormir. Estaba a dos cuadras de distancia pero podía ver perfectamente su casa gracias a unos binoculares que llevaba conmigo.

Una vez las luces apagadas, todo el jardín delantero quedaba a oscuras por la escasa cantidad de luces mercuriales a lo largo de la calle, la cual podía resultar ser peligrosa en la madrugada por las pandillas que caminaban ocasionalmente en busca de víctimas para asaltar.

Debía pasar desapercibido y pensaba que era difícil hacerlo, pero estaba equivocado. Bajé del vehículo y tomé mi mochila con mis manos enguantadas en cuero negro, color que combinaba con el resto de mi vestuario: pantalones militares negros, camisa de manga larga negra y botas de trabajo del mismo color.

En mis bolsillos no había nada salvo una navaja afilada y un juego de viejas ganzúas, pero en mi mochila había bastantes artículos: cinta adhesiva gris, una soga, un cuchillo, bolsas negras para basura, una lámpara, guantes de látex, un pequeño kit de primero auxilios en caso de que algo saliera en mi contra y algo de cocaína.

Me sentía preparado, en especial porque esta vez tendría una historia que convertiría mi asesinato en un suicidio.

Parece que tienes todo listo, Nicky, pero... ¿Podrás quitarle la vida a una pobre anciana?

Si apareció en la lista significa que hizo algo malo ―respondí tratando de justificar su muerte.

Es muy tierno que te engañes de esa manera. Sabes muy bien que no te sientes listo para hacerlo. Ella no deja de ser un humano indefenso.

Tal vez, pero ella ya vivió una larga vida. Una vieja por una niña. Es un intercambio bastante justo a mi parecer.

¿Ahora hablas de justicia?

Vete a la mierda.

La voz se quedó en silencio al instante.

Noté que era sencillo caminar por una calle pobremente iluminada y estar alerta ya que la oscuridad me proporcionaba anonimato e invisibilidad mientras que la luz proveniente dentro de las casas ponía al descubierto a sus habitantes, los cuales, en su mayoría, gastaban sus últimos minutos antes de ir a la cama viendo sus celulares.

Desde las sombras los veía reír sin despegar sus ojos de la nueva caja idiota. No les importaba lo que sucediera en el exterior, ellos vivían en el interior de un aparato lleno de componentes.

Entré al jardín de Louis y rápidamente me escabullí al patio trasero para llegar a una puerta. Exhalé mientras tomaba el juego de ganzúas y me preparaba mentalmente para forzar la cerradura, pero fue innecesario ya que esta, afortunadamente, cedió con un rechinido al girar la perilla.

Estaba dentro de la casa.

Experimenté de nuevo la sensación de alerta que viví en el asesinato de Randal, pero había algo que no sentí en esta ocasión: miedo.

Atravesé en silencio la cocina de la anciana mientras sacaba mi lámpara de la mochila para poder ver por dónde iba.

La sensación en mis pies cambió de manera abrupta y al instante supe que estaba pisando una alfombra, lo que significaba que, muy seguramente, había llegado a la sala. Encendí la lámpara y, efectivamente, estaba en ella. El haz de luz apuntó a unas piernas varicosas y sentí que mi cuerpo se helaba por dentro. Sentada en el sofá estaba Louis apuntándome con una pistola de bolsillo.

Apuesto a que no contabas con esto ―me dijo la voz en mi cabeza con tono preocupante.

―No... contaba con esto ―dije en voz alta.

 contaba con esto ―dije en voz alta

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Juventud vs Vejez.
Miedo vs Venganza.
Velocidad vs Astucia.

¿Ya llevas 7 capítulos acompañándome? Excelente. Te mereces una canción.

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