Lindsey había crecido mucho en cinco años. Los cambios físicos eran muy notables y se podían apreciar fácilmente en sus piernas que comenzaban a curvearse, así como en su cintura que se reducía; su carita de niña estaba en la transición a la de una jovencita, cuyas facciones se volvían delicadas y su voz ahora era suave y profunda. Era una adolescente realmente bella.
Su mentalidad también era muy distinta y me enorgullecía de ella. De alguna manera Cinthia había fungido como modelo femenino en la vida de la pequeña Lindsey y no podía estar más agradecido con esa jovencita asesinada injustamente por Patrick Reilly... Ella había mostrado el valor del esfuerzo requerido para perseguir sueños y dejar en segundo plano todo aquello que podía intervenir con las verdaderas prioridades: pareja, diversión excesiva y poco saludable, relaciones sexuales y enemistades. Por otro lado Lindsey había aprendido de mí que la vida era complicada y que existían aquellos momentos que debían ser tomados en serio y aquellos que no. Una filosofía que resultaba ser un poco complicada de ejecutar debido al criterio que exigía. Un criterio que Lindsey desarrolló y dominó a pesar de ser un concepto que yo nunca logré explicarle por lo enmarañado que resultaba ser, o bien porque no era tan listo como mi propia hija.
―Hola, papá ―me saludó en cuanto crucé la puerta de entrada cargando mi maleta negra que resultaba ser un misterio para ella desde que me vio acarrearla por primera vez.
―Hola, cariño. ¿Qué preparas? ―pregunté al verla en la cocina.
―Adivina qué es.
―¿Hongos Matsutake? ―bromeé.
―Fallaste ―respondió mientras se reía de mi comentario―. Tu favorito. Bistec con puré de papas.
―Entonces llevaré esto a mi habitación y regresaré rápido para cenar.
Lindsey tenía un don para cocinar y ella sabía que yo adoraba su comida, por eso de vez en cuando decidía sorprenderme. Era tiempo de calidad que usábamos para hablar sobre lo bueno y lo malo que ocurría en nuestras vidas. Lamentablemente, por lo regular, tenía que retraerme e inventar historias falsas sobre mí debido a que quería mantener a Lindsey lejos de mis desventuras inhumanas.
―Te volvieron a llamar de la editorial, papá.
―No dejan de fastidiar ―respondí llevándome un trozo de bistec a la boca.
"Voces Internas", la historia que escribí sobre, el Cirujano Caníbal, Patrick Reilly y sus supuestas víctimas fue un Best Seller que se mantuvo por cuatro años en las librerías del país, y la editorial quería convencerme de escribir otro libro.
―¿Qué tal la escuela? ―le pregunté para quitarme el foco de atención.
―Hay... algo que te quería decir...
―¿Notaste el nivel de duda en su pregunta, Nicky?
―¿Pasa algo malo, Lindsey? ―Pregunté quitando toda mi atención de la comida.
Ella sacudió su cabeza de un lado a otro para tratar de esconder el rubor que invadió sus mejillas.
―Conocí a un chico y me invitó a salir.
La honestidad la había aprendido de mí y era por eso que me podría confiar todo sin problemas y yo no reaccionaría de manera negativa, por el contrario, dialogaría; el problema es que en temas como ese yo no podía dialogar, sólo pasaban por mi mente frases como "estás muy pequeña para novio", "no lo tendrás hasta que seas mayor", "mientras vivas en mi casa yo seré el único hombre de tu vida" y ridiculeces como esas que no tenían ningún argumento válido que pudiera utilizar para dialogar. Estaba jodido en ese aspecto. Lindsey tenía muchos a su favor la responsabilidad, el cuidado, la autoprotección, la madurez y un afinado criterio.
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EL PACTO
Mystery / ThrillerNicholas Morgan acepta vender su alma al demonio Mefisto para poder curar a su hija y permitirle tener una larga vida, pero para este Ser, aceptar el alma de un humano no es suficiente, por lo que le exige recolectar las vidas de aquellas personas c...