Arleth Bennett se consideraba un experimento jugando a ser normal. Sí, probablemente fuese así. Jugaba a ser alguien, a no ser una mentira, sin embargo, su juego terminó.
Luego de que su identidad fuera revelada a las nuevas personas que más quería...
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Podría definirse como patética, es decir, así se sentía. Cuando conoció a Elián lo idealizó como a un príncipe; Él estaba en una de esas fiestas de cóctel que organizaba la administración de la empresa en la que su padre era socio, la madre del chico los presentó y dio pauta a que conversarán.
Ahora comprendía que atesoraba ese encuentro. Desde tal inicio el chico fue atento con ella, en muchas ocasiones torpe, pero un romántico total, Elián era elocuente, amable, cortés, así que no fue difícil caer ante sus encantos, aquel jovencito era el príncipe que ella evidentemente merecía tener a su lado y fue así que dieron paso a su historia de amor, Laila lo describiría como un cuento de hadas, tal vez, la relación con Elián fue demasiado buena para ella, ocasionando que la misma perfección que parecía vivir la volviera tan ciega como para dejarlo ir.
Elián la complacía, el chico no dudaba en expresarle su cariño además la alentaba a hacer cosas diferentes, atreverse a más, también la reprendía cuando se pasaba de mimada y caprichosa, la respetaba en sus deseos y avances como pareja, bueno, en todos los aspectos más sanos que pudieran tener para una relación de adolescentes.
¿Qué no le había gustado de Elián? ¿Por qué lo engañó? La respuesta; le pareció fácil, su novio confiaba plenamente en ella y creyó simple, liarse con otro chico. Y después con otro y con otro. Las veces que Elián dudaba y le pedía explicaciones la muchacha aseguraba con su carita apenada que nada era cierto. De verdad parecía fácil llevar ambas vidas, una perfecta relación ante los demás y algo más pasional y caótico en las sombras.
No le duró mucho igualmente, Elián la atrapó en un fallo de astucia por su parte. Saliendo del cine con su 'amante' la jovencita se encontró con su novio y sus amigos. Aunque quiso parecer inocente Elián se negó a creerle, era evidente después de todo, así que con eso terminaron, Elián simplemente lo aceptó, no armó un escándalo, no salió de su perfecto papel de príncipe, ante ello, la jovencita sintió una cierta pena combinada con libertad, había percibido su relación como monótona y aburrida.
Y ahora que meditaba más en la situación, Elián nunca fue malo con ella, es decir, después de finalizada su relación él aún se preocupaba por Laila, le hablaba con la misma cordialidad y cariño, entonces cuando todo apuntaba a que regresarían; Elián volvió a pillarle una mentira, no era el único al que Laila veía y con eso la amabilidad y amor que sentía Elián por ella se acabó, ahora era más tosco, frívolo, fue con la hostilidad de Elián que Laila comprendió que ella no lo supo valorar.
Y, ahora era ella quien imploraba porque volvieran.
De verdad no lo entendía, ya no sabía cómo acercarse o de qué manera llegar y hablar con él, en realidad, ¿Qué había hecho mal? ¿Dónde estaba su error? Elián no le prestaba atención, es más, estaba segura de que la amiga de Arleth, Kae, tendría más oportunidades que ella para volverse cercana a Elián. No le gustaba eso, ese no era el punto de haberse arriesgado tanto, ahora, ¿Había valido la pena? Ya comenzaba a dudarlo.