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Últimamente gastaba su tiempo escondida para poder leer el cuaderno que sustrajo del despacho de su madre, sin embargo, cada vez era más complicado encontrarse un espacio para seguir leyendo la información, por lo que la señorita se arrepintió de llevarlo consigo a la escuela, pero no podía dejarlo en su cuarto ¿Y si alguien al limpiar lo hallaba? De ser así, dudaba encontrar una historia creíble para tenerlo consigo, sabía que ninguno de sus hermanos mayores o padre aceptarían un 'Lo encontré y como es de mamá me lo quise quedar'. Además, la razón principal para tenerlo era la información, no que fuese perteneciente a su madre.

La clase estaba por acabar y la niña se encontraba ansiosa, se sentía culpable por tener algo tan importante, al principio ella podía asegurar ser una buena actriz, no obstante, sabía que su teatro se caería en menos de un segundo frente a su mellizo. Kae lo miro, Kai seguía tranquilo atendiendo a la clase, no obstante, tan pronto sintió la mirada de su hermana volteó, provocando que la melliza se sintiera acorralada regresando su vista al frente y actuando menos normal. ¿Por qué? ¿Por qué se había girado como una criminal con las manos en la masa?

Kai sabía que su hermana de por sí era bastante extraña, razón por la cual no le prestó mucha atención a su actuar, sin embargo, la conocía y le era obvio que algo escondía. La campana se dejó sonar, el ruido de sillas arrastrándose, libretas cerrándose hizo eco, se comenzaron a escuchar los murmullos de los demás estudiantes abandonando el aula para almorzar. La japonesa se levanto en silencio, tomando su mochila para poder irse, si se volvía ágil como un gato seguramente lograría llegar a la puerta sin levantar sospecha.

— ¿A dónde vas? —Kae lo intentó pero no le resultó fácil huir de su hermano. Kai no la miraba sin embargo sabía que el chico esperaba una respuesta.

— A comer. —Contestó, se llenó de seguridad su excusa era creíble.

— Nos vemos al rato. —Arleth interrumpió, recorriendo del pasillo antes que Kae para ir a la salida del salón, tanto Alelí como Trevor se quedaron callados en espera de los clones.

El italiano estaba curioso, no era raro ver a Kai reñir a su hermana por alguna travesura o algo así. ¿Qué habría hecho Kae en esa ocasión?

— ¿Por qué llevas tu mochila? —Pronuncio el japonés.

— Es que primero voy al baño porque estoy en esos días tortuosos del mes y... —¿Y por qué la miraba así? Kae se volvió vacilante en ese momento pues su hermano puso sus ojos sobre ella, la estaba analizando, Kai lo sabía, sabía que mentía

— Los vemos en la cafetería. —Trevor se llevó consigo a Alelí, a pesar de querer saber, tal vez era bueno no involucrarse entre ellos.

— Abre la mochila. —Kai se había levantado de su lugar, cruzando sus brazos para intimidar a su hermana.

— No. —Lo consiguió a medias porque Kae estaba igual de segura en no obedecer.

— Ábrela.

La esencia de AuroraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora