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10 de junio 2021; día 122-A


Su vida se vio afectada tras la cita de sus padres con el profesor Rosello. La explicación de la situación y los hechos provocaron que la imagen que sus papás tenían de la encantadora Olivia se fisurara. La jovencita entendía perfectamente que no podía hacer mucho para intentar poner las cosas a su favor, pues sus padres eran condescendientes, mas no ilusos.

Especialmente, lo que más impactó a los progenitores de la pecosa fue la indiferencia de ésta ante la situación, si en algún momento pudieron asegurar que conocían a su adorable hija, ese día descubrieron que estaban bastante equivocados. Olivia ni siquiera alegó en contra, no reprochó o lloró, simplemente permaneció sentada con la mirada en blanco escuchando todo lo que el profesor tenía que decir; con desdén aceptó la culpa y las secuelas impuestas por sus papás, provocando que los adultos cuestionaran sus decisiones, ¿había sido la represalia correcta?

No obstante, más que buscar un castigo para su hija, decidieron incitar visitas al psicólogo. Los padres de la pecosa no estaban seguros si era algún tipo de fase rebelde o si era parte de la personalidad de su retoño, no obstante, esperaban que con las sesiones su niña creciera plenamente.

Aunque en un inicio se mostraba renuente a visitar el psicólogo, la jovencita eventualmente disfrutó del crecimiento y reconocimiento que ella misma tenía a su persona. Durante la última sesión con el profesionista abordaron el tema de Arleth, para Olivia era evidente que la presencia de Leth en su vida provocó cambios, tanto positivos como negativos. Admitió que se dejó llevar por sus emociones sin meditar las consecuencias de sus actos, a estas alturas la jovencita reconocía que la ruptura con Trevor la afectó más de lo que quería admitir.

Cuando el psicólogo propuso una disculpa, Olivia se sorprendió al no sentirse ofendida, es más concordaba con realizarla. Sin embargo, le resultaba un tanto difícil acercarse a Arleth. Una parte de ella esperaba que el tiempo avanzara rápidamente, que la graduación llegara y cada uno tomara un rumbo distinto, no obstante, esa ligera cobardía no la dejaba en paz.

La señorita tenía tal debate interno que cada vez que encontraba el momento para llegar a Leth y hablar, terminaba por dar dos pasos atrás. No sabía cómo explicar dicho dilema, se consideraba a sí misma alguien de personalidad directa, sin embargo, las cosas no eran tan fáciles como podían ser en su cabeza. Queriendo distraerse un segundo de sus pensamientos, Olivia regresó su atención a clase, anotando los últimos detalles sobre el tema que impartían.

Mientras tanto, Arleth continuaba con aquella sensación de intranquilidad. Aunque llegaba con menor insistencia, no desaparecía por completo, pues conseguía pasar gran parte del día sin notarla. Por lo que, la señorita podía asegurar que gozaba de una vida cotidiana agradable, asistir a la escuela, las clases de pintura y los fines de semana en Kryos le creaban una especie de equilibrio a todo lo que era.

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