Arleth Bennett se consideraba un experimento jugando a ser normal. Sí, probablemente fuese así. Jugaba a ser alguien, a no ser una mentira, sin embargo, su juego terminó.
Luego de que su identidad fuera revelada a las nuevas personas que más quería...
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27 de febrero 2021; día 19-A
Al mirar por la ventanilla del avión sintió un hueco en su estómago, no quería aceptarlo pero estaba indiscutiblemente nerviosa, sus manos transpiraban, su corazón se aceleró, Gwen tomó aire para tranquilizarse. Según lo que acordó con Adam este iría al aeropuerto a recogerla, a pesar de que la mujer se negó Adam podía llegar a ser muy obstinado ocasionando que no quedara de otra más que aceptar lo que él pedía.
La llevaría ante los padres de Madeleine quienes eran los principales interesados en su servicio como abogada; Gwen retuvo su curiosidad sin cuestionar el paradero de su vieja amiga. Intuía que tarde o temprano en el día la vería y eso lejos de calmarla la volvía un manojo de emociones.
Cuando aterrizaron las personas comenzaron a salir del avión, Gwen se dio unos segundos más para mentalizarse. La mujer se levantó de su asiento, sacó su equipaje de mano caminando a la salida. Al momento de estar dentro del aeropuerto encendió su celular, el aviso de unos cuantos mensajes se hicieron llegar, los principales remitentes eran sus hijos, omitió abrir los chats de estos para ir directo a la casilla de Adam. Tecleó un 'Llegué'. La abogada siguió su camino, fue a buscar su maleta y con todas sus pertenencias siguió el flujo de personas para atravesar la puerta de llegadas.
Buscó con la mirada sin divisar a su viejo amigo así que no pensó mucho en seguir avanzando para encontrar algún lugar libre por la zona, había sido un viaje pesado y honestamente se sentía agotada. Tomó asiento y no transcurrieron más de cinco minutos cuando su celular comenzó a sonar, Gwen tecleó para responder.
— Adam. —Pronunció con un cierto gozo.
— ¿En donde estás? —La señorita miró a su alrededor para poder señalar su posición sin embargo se topó con la sonrisa divertida del catedrático.
Gwen sonrió ampliamente y se levantó de su asiento, Adam se terminó por acercar y no dudó mucho en estrechar a la mujer entre sus brazos.
— Que gusto volver a verte.
— Lo mismo digo, Rosello. —Pusieron fin a su gesto; Adam tomó la maleta más grande y la arrastró con él mientras que Gwen cargaba la más pequeña.
Los dos comenzaron una común conversación, salieron del aeropuerto y subieron al auto del profesor. Adam explicaba a grandes rasgos lo poco que podía, de esa forma partieron rumbo a Kryos.
— ¿Qué edad tienen tus hijos? —Preguntó Gwen al otro.
— Este año cumplen dieciocho y dieciséis, Sebastián es tres año mayor que Cameron ¿No?
— Sí, mi Bastián tiene veintiuno, Neira cumplirá veinte.