Arleth Bennett se consideraba un experimento jugando a ser normal. Sí, probablemente fuese así. Jugaba a ser alguien, a no ser una mentira, sin embargo, su juego terminó.
Luego de que su identidad fuera revelada a las nuevas personas que más quería...
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El corazón no les dejaba de latir, los chicos celebraron con emoción luego de su número. Siendo sinceros, más de uno había cuestionado la reacción del público antes de la presentación, creían que el koto no provocaría más que la habitual ovación de la orquesta, sin embargo, todo fue contra sus pensamientos, superando sus expectativas por completo.
— ¡Eso fue increíble! —Agregó Megumi con emoción— Por favor, díganme que el grupo no se disolverá y comenzaremos a tocar más el koto —El resto estuvo de acuerdo con ella.
El grupo siguió su camino, aun con la emoción de lo sucedido comentando todo lo que experimentaron, siguieron avanzando hasta los camerinos donde regresaron a su ropa anterior.
— Hablaré con el director para abrir el grupo de manera oficial —Kae añadió.
— Seguramente nos dejará formarlo, ya quiero ensayar una nueva canción —Sakura celebró, contagiando a los demás.
Cuando llegaron a la salida del auditorio, los jovencitos se despidieron, asegurando verse en un nuevo ensaño de koto, se encontraban tan optimistas que parecían seguir tarareando la melodía de su presentación.
Tirando de su maleta y con su instrumento encima del hombro, Kae salió del auditorio encontrándose con su grupo de amigos habitual esperando por ella en el pasillo. Al verla, Leth se apresuró en abrazarla. Momento en el que su gemelo aprovechó para ayudarle con el koto y cargarlo él.
— ¡Estuvieron asombrosos!, lucías preciosa en kimono, ¡todos! Fue lo mejor del día, Kae —La japonesa rio abochornada, sentía el calor en sus mejillas.
— De verdad fue alucinante, Kae, la manera en que tocaban, ¡parecía un juego de resistencia! Y, buah, ¿nunca se equivocaron? —Cameron bombardeaba a la señorita— Te juro que se me puso la piel chinita durante toda la canción.
— Me hace feliz que les haya gustado —Kae agradeció, apretujó más a su amiga pues en ella aún quedaba guardada la expresión de Leth al verla— Mi mamá deseaba que escucharas esta canción... —Susurró intentando buscar que su menudita amiga fuese la única en escucharla, lo que era fácil debido a su cercanía.
— Me fascinó —Respondió con un murmuro, las dos jovencitas volvieron a abrazarse con fuerza.
Tardaron unos segundos más en separarse, de alguna manera ese abrazo explicaba mucho más de lo que las palabras podrían.
— ¿Qué dicen de ir a cenar a mi casa? —Cameron añadió atrayendo la atención de todos— Mi padre siempre prepara una gran cena el día del aniversario, ¿vamos?
El grupo de chicos asintió, por lo cual siguieron su camino hasta la salida, donde su foco de conversación era la presentación de la japonesa. La mayoría tenía comentarios bastante positivos y el bochorno por parte de Kae no se hizo esperar, confesaba que la parte que más le gustaba de tocar era justo esa, donde recibía la retroalimentación, todo lo que provocó. Sin duda era lo mejor para cualquier artista. Tras veinte minutos la manada de jovencitos llegó a la residencia de los Rosello.