CAPÍTULO 2 DESPEDIDA

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Volvió a despedirse de Lorenzo. Al menos lo dejaba en un buen momento para él, las cosas le iban bien, estaba logrando posicionarse en el territorio que Santiago Moran le había entregado, entre los dos habían logrado sacar de ahí a la mayoría de los grupos y delincuentes que se escondían en el lugar robando, destruyendo y asesinando gente inocente, ahora había paz, habían cambiado el giro de sus actividades, al menos en ese lugar eran cien por ciento legales, mientras que en el territorio del cual provenían, estaban luchando por hacer lo mismo, aunque era sumamente difícil desligarse del crimen organizado, sin embargo iban por buen camino hasta el momento.

El que Lorenzo hubiese insistido en que llevara la camioneta le había facilitado enormemente las cosas.

*****
Aún estaba oscuro cuando llegó a la cabaña, adentro se veía luz y afuera los hombres de Bruno la mano derecha de Santiago Moran el jefe más importante del crimen organizado de esa región, se hallaban vigilantes alrededor de una fogata.

_ ¿Como esta? - interrogó a Bruno nada más acercarse.

_ Le pedí que descansará, pero no se si lo hizo, cuando menos se quedó más tranquila.

_ ¿Y los hombres?

_ Van de camino al rancho de Santiago, el sabrá que hacer con ellos.

_ Tú ya lo sabes. - lo miró Miguel.

_ Cierto. - reconoció. _les dará atención médica a los dos heridos, luego cuando se recuperen decidirá si los manda de regreso con sus jefes, los deja ir, o les da él mismo una oportunidad.

_Eso también ya lo sabes. ¿No? - insistió Miguel.

_ En éste momento están asustados, no conocen a Santiago más que lo que han oído decir de él y no es nada bueno, seguro pedirán clemencia y él se las dará. Tres de ellos son candidatos para quedarse, pero hay uno que no me gusta, Santiago lo dejará, estoy seguro, pero lo mantendrá vigilado.

_ Es peligroso que haga eso, es como tener un espía en casa.

Bruno sonrió.

_ No conoces a Santiago. Ese hombre solo verá y escuchará lo que Santiago quiera que vea y escuche, si el hombre aprovecha su oportunidad él se la dará, si no, lo enviará de regreso y todos sabemos que ninguno de los cuatro puede regresar, le fallaron a su jefe.

Ambos intercambiaron miradas, sabían lo que les esperaba si regresaban sin haber cumplido lo que se les ordenó.

Miguel admiraba a Bruno, era como él, cada uno era la mano derecha de su jefe, vivían a la sombra de ellos, no porque no tuvieran otras opciones o no tuvieran recursos propios, era por convicción, por agradecimiento, porque en el caso de Miguel, Lorenzo era mejor que lo que su familia desaparecida había sido, él era su familia.

Esa tarde, según le había comentado Bruno habían visto pasar a esos cuatro hombres por las tierras de Santiago y los habían estado siguiendo, cuando dejaron su territorio y se adentraron al de Lorenzo, no se habían detenido, sabían que Lorenzo no se molestaría, sobre todo porque esos hombres no tenían buenas intenciones, se veía en sus rostros, algo tramaban y los detendrían antes de que lastimaran a alguien. Fue así como habían llegado en el momento justo cuando intentaban dañar a la chica y a Miguel.

Despues de eso ellos se habían hecho cargo de los hombres y también de ella mientras él regresaba a hablar con Lorenzo.

Pidió sus vacaciones, nunca antes lo había hecho, no las necesitaba, ni siquiera había pensado en ello, aún cuando año trás año, Lorenzo insistiera que se tomara un descanso, sin embargo ahora en estos momentos era su excusa perfecta para alejarse y poder ayudar a la chica que acababan de rescatar, él le había prometido ayuda sin saber nada a cerca  de ella, mucho menos que no era de esos lugares.

*****
Bruno y sus hombres se habían marchado, Miguel permaneció afuera vigilando, no quería entrar porque estaba seguro de que en cuanto abriera la puerta la chica despertaría si es que estaba dormida, la cabaña no estaba en buenas condiciones y menos la puerta que hacía un ruido infernal al abrirla.

No sabía porqué se estaba metiendo en ésto, no le importaba, no conocía a la chica, los hombres que la perseguian ya no representaban peligro para ella, entonces, ¿que le pasaba? ¿Que era lo que lo orillaba a meterse en algo como ésto?

Ella había dicho que vivía lejos de ahí, que había sido vendida, había escapado y esos hombres la querían regresar a su casa. El no había entendido gran cosa, pero su angustia lo había conmovido y ahora se encontraba ahí, tratando de ayudarla a regresar, aunque si lo pensaba bien ¿no había dicho que había huido de su casa? ¿Y ahora quería regresar? ¿Sería que lo estaba utilizando? ¿Le estaba tendiendo una trampa? El era conocido por muchos e igualmente tenía muchos enemigos dentro y fuera de su territorio, no era tan descabellado pensar que alguien pudiera estar pidiendo su cabeza y que esta fuera una trampa. De cualquier forma lo averiguaría, sólo tenía, que actuar con cautela.

Isabella se despertó sobresaltada, aún era de noche pero empezaba a clarear, de un salto se levantó de la vieja y dura cama, recordaba lo ocurrido la tarde anterior, cómo esos hombres le habían dado alcance, pero milagrosamente otro grupo de hombres había actuado en su auxilio, recordaba especialmente a aquél que le había dado alcance, Miguel, había dicho que se llamaba, recordaba sus fuertes brazos, su cuerpo protegiéndola, ¿como olvidarlo? si después de que sometieron a aquellos que la perseguian, él la llevó aparte y la interrogó, no fue duro como solían serlo los hombres que últimamente giraban alrededor de su vida, por el contrario, había sido suave, paciente, la había escuchado y le había creído, algo que nadie había hecho por los lugares por donde pasó intentando huir, era el primero que no la miraba como una loca y curiosamente también era el primero que no la miraba con deseo como todos los demás, con él se había sentido segura y contra todo pronóstico había aceptado su ayuda. Sabía que era una locura regresar, pero no podia dejar a sus padres solos, a su suerte, tenía que intentar cuando menos sacarlos de ahí, y esperaba que él cumpliera su palabra, y sobre todo que pudiera, le aterraba pensar en lo que lo estaba metiendo, pero lo necesitaba y por alguna extraña razón confiaba en que pudiera hacerlo.

RESCATANDO TU CORAZÓN No.6️⃣//SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora