CAPÍTULO 8 ¿QUIEN ERA EN REALIDAD ESE HOMBRE?

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Metros más adelante varias camionetas estaban a un costado del camino había hombres armados vigilando, Isabelle miró como varios hombres habían sido sometidos y los tenían junto a una camioneta con la cabeza abajo, las manos arriba y las piernas separadas, otros apuntaban sus armas hacia ellos. Ella sintió compasión de esos hombres y le angustió pensar que correrían con la misma suerte, miró a Miguel pero su rostro estaba inexpresivo.

El disminuyó la velocidad y ella pudo ver los rostros de algunos de los hombres que tenían sometidos a los otros.

_ ¡Son los que nos estuvieron siguiendo! - casi gritó angustiada.

_ Tranquila. - tomó su mano.

En ese momento su celular vibró con un mensaje, el lo tomó, leyó y miró hacia los hombres. Luego con una leve inclinación de cabeza, que fue correspondida por ellos, pasó. Nadie dijo nada, nadie lo siguió.

_ Te dije que no te preocuparas por ellos. - dijo guardando su celular.

Ella alcanzó a ver en la pantalla la palabra emboscada, ¿eso había sido todo eso? ¿Los hombres sometidos les estaban tendiendo una emboscada y los otros lo habían evitado? ¿Era eso?¿Quiénes eran esos hombres? ¿Por qué los ayudaban? ¿Por qué los seguían? Y sobre todo, ¿quién era ese hombre a quien sin proponérselo le estaba entregando su vida?

Un escalofrío recorrió su cuerpo ¿y si se estaba equivocando? ¿De verdad podía confiar en él?

Él la miró, como si adivinara sus pensamientos, tomó su mano y depositó un cálido beso en ella.

_ Todo va a estar bien. - la animó.

*****
Había manejado por varias horas cuando Miguel maldijo disminuyendo la velocidad, más adelante se encontraba un retén.

Era lo malo de andar solo, si toda su gente supiera que estaba ahí, ya hubiera sido alertado de lo que sucedía a su alrededor, pero solo había involucrado a unos cuantos y ahora pagaba las consecuencias, esperaba que no se tratara de lo que estaba pensando.

Isabelle se movió somnolienta cuando sintió que la camioneta se detenía, cuando sus sentidos estuvieron al cien por ciento ya Miguel estaba siendo bajado con brusquedad del vehículo. Escuchaba malas palabras e insultos, el había sido conducido hacia la parte trasera, varios militares apuntaban sus armas hacia él, se venían molestos, sin embargo, Miguel a pesar de estar sometido se mantenia impasible. Antes de detenerse por completo lo había visto ocultar su arma y papeles en un compartimiento de la camioneta. Ahora era revisado por los militares, lo habían obligado a pegarse a la camioneta con las manos sobre ésta, las piernas separadas y pretendían que agachara la cabeza, pero él se resistia.

_ En donde están tus papeles. - exigía el militar. ¿Quien eres?

_ Antes de hacer algo de lo que te arrepientas comunicate con tus superiores. - dijo Miguel.

_ A mi ningún hijo de... - gritó maldiciendo. _me va a decir que hacer. - estampó su cabeza contra la camioneta. _ hay un reporte de que secuetraste a la mujer que está contigo.

_ Es mi esposa. - dijo con dificultad, seguramente Roque había dado la voz de alarma para lograr apartarlo de Isabelle y poder él actuar con libertad y disponer nuevamente de ella.

_ ¡Cállate! - estampó su rostro contra la camioneta. _ella no va a decir que esta secuestrada por temor.

_ Llama a tu superior. - insistió, pero lo único que recibió fue un fuerte golpe con su arma en la espalda.

El militar iba a seguir golpeandolo, cuando escucho como Miguel repetía un número telefónico.

_ Llama a Martínez. - insistió con voz sofocada.

El militar lo miró contrariado, se estaba dando cuenta de que se acababa de meter en un gran lío, en primer lugar por haber detenido a ese hombre y en segundo por haberlo golpeado, si el tenía el número personal de Martínez, el hombre con más alto rango, el jefe de sus jefes, quería decir que era alguien grande, con mucho poder, demasiado, y que quizás no era el delincuente que se decía, porque Martínez era un hombre recto que hacía cumplir la ley costará lo que costara.

Miguel dio gracias de que las cosas no pasaran a mayores, Martínez no fue molestado y los militares después de deshacerse en disculpas lo dejaron libre.

Miguel respiró aliviado, una vez se hubieron marchado.

Había tenido suerte, primero porque había acertado a quien tenía que pedir ayuda, anteriormente acudían con militares y autoridades corruptas que recibían sobornos de ellos, pero ahora estaban del otro lado y tenían igualmente el apoyo de quien verdaderamente cumplía con la ley, aquí el problema era saber de que lado estaba quien los detenía, y en segundo lugar había tenido suerte de que lo escucharan, porque generalmente, primero los golpeaban, los torturaban, los tenían por varios días incomunicado y si aún estaban con vida y eran inocentes, los dejaban libres o simplemente los desaparecían, claro que el no se iba a ir sin luchar, pero no había sido necesario.

Isabelle tenía los sentimientos a flor de piel, había visto con angustia como Miguel había sido sometido y golpeado por esos militares, lo habían acusado de secuestro y ahora iban de camino como si nada hubiese sucedido. Y volvía su eterna pregunta, ¿Quien era Miguel?, ¿porque el crimen organizado lo dejaba salirse con la, suya?, ¿porqué las autoridades lo dejaba salirse con la suya? ¿Quien era en realidad ese hombre? Lo miró extasiada, no lo sabía, lo único que sabía era que ella, seguía a salvo, seguía con él, y la esperanza de liberar a sus padres aún permanecía, así que no importaba quien fuera, le debía mucho y no estaba segura de, si algún día podría pagarle y sobre todo, ¿el le cobraría? ¿De qué forma?

*****
_ ¡Eres un maldito traidor! ¿acaso crees que no puedo cuidarme solo? - recriminó Miguel, mientras al otro lado de la línea escuchaba una carcajada.

_¿Y tú creíste que te iba, a dejar solo?, el traidor eres tú, que me quisiste hacer a un lado.

_ Te conozco. - rió también. _estarías aquí conmigo.

_ Entiendo tu punto, decidí respetar tu decisión de dejarme fuera, pero no ibas a evitar que te mandara ayuda.

_ Y lo agradezco, para empezar ya me libraron de una emboscada

_ ¿Y nuestros hombres de allá?

_ No quise involucrar más que a unos cuantos, realmente quiero pasar desapercibido por aqui.

_ ¿De quién te estas escondiendo? - preguntó Lorenzo con malicia. No querrás ocultarle quién eres a esa chica que estás ayudando ¿Verdad?

_ Tarde o temprano lo sabrá, pero no quiero que sea ahora. - dijo

_ Lo supuse. - dijo. _por eso les pedí que actuaran con discreción, solo tenían que vigilar que estuvieras bien

_ Pues ya hicieron más que eso, además de asustar a mi chica. - dijo sin pensar.

_ ¿Tu chica? - cuestionó Lorenzo.

_ Fue un decir. - se defendió de inmediato.

_ Tu no eres de los, que anda con esas tonterias, si dijiste "mi chica", es porque es "tu chica" ¿cierto?

_ De acuerdo. - aceptó. Me casé con ella.

_ ¿Qué? - grito al otro lado de la línea.

_ Solo es para facilitarme las cosas y poder ayudarla.

_ ¿De verdad crees que me vas a ver la cara? - dijo con sorna. _ te estás arriesgando demasiado por nada.

_ El infierno se va a congelar el día que yo pueda ocultarte algo. - río. _ tienes razón, me interesa, y me interesa mucho, pero no se en que vaya a parar todo esto.

_ Si quieres mi consejo. - dijo Lorenzo con calma. _ahorita solo encargate de sacarla de su problema, lo demás vendrá solo.

_ Gracias, - dijo con sinceridad. _ es lo que intento hacer. _ esta noche va a ser muy movida. Ese tal Roque es un idiota y por lo mismo es peligroso, no se da cuenta de con quién está tratando y eso lo hace ser temerario.

_ Tu no te arriesgues, estás demaciado cerca de nuestro territorio y de nuestros hombres, apoyate en ellos si es necesario. Te quiero de regreso, además me debes una camioneta. - río.

_ Siempre pago mis deudas. - río también.

RESCATANDO TU CORAZÓN No.6️⃣//SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora