Miguel esperaba afuera, Isabelle no había permitido que la acompañara para explicarle a sus padres y pedir disculpas. Seguramente se habían preocupado por ella.
Él no quería empeorar las cosas, así que cedió ante ella, pero pronto se arrepintió, las cosas no iban bien, hasta afuera se escuchaban los gritos, aunque no alcanzaba a entender lo que decían.
No era hombre de mucha paciencia, decidió intervenir para solucionar el asunto, estaba a punto de hacerlo, cuando miro a Rogelio salir como un torbellino.
_ ¿Cómo te atreves a llevarte a mi hija? - gritó furioso abalanzándose contra él.
Miguel no se esperaba ese ataque, y no reaccionó a tiempo cuando Rogelio estrelló su puño contra su rostro. Era un hombre grande y fuerte y logró derribarlo, apenas intentó levantarse, cuando ya lo tenía sobre él, logrando darle otro golpe. De inmediato sus hombres se lo quitaron de encima apuntando sus armas hacia él, que lo seguía mirando furioso.
Miguel ordenó que lo dejaran y se retiraran.
Todos obedecieron, menos Marcelo que se apartó, pero no se fue.
_ ¡Tú te llevaste a mi hija! - volvió a gritar Rogelio. _ ¿qué es lo que pretendes de ella? ¡aléjate!, no dejaré que le hagas daño, ya una vez nos lo hiciste, pero te salió mal, no dejaré que la engañes de nuevo y menos que la lastimes, primero me matas que dejarte acercar a ella - gritó amenazante. _ ¡vamos! ¡Mátame! - se puso delante de él. _porque no te dejaré. Ella ya sabe quién eres, de que vives y lo que eres capaz de hacer - lo miró desafiante.
De pronto Rogelio se dio cuenta de lo que estaba haciendo, había ido muy lejos, se dio cuenta de pronto de a quien le estaba gritando, pero ya era demasiado tarde para retractarse, de cualquier forma, prefería morir defendiendo a su hija, que permitir que ese hombre se saliera con la suya. Por un momento pensó que sacaría su arma, con el golpe y la caída su ropa había quedado desacomodada y ésta se veía a simple vista, pero él lo miró con un rostro inexpresivo, luego se limpió la sangre que fluía de su nariz y su labio roto, se dio la vuelta y sólo se marchó.
Sus hombres intentaron seguirlo, pero él se los impidió, dejó la camioneta ahí y se internó en el busque.
Rogelio se quedó estático mirando, no entendía que había sucedido. Hacía solo un momento pensaba que era hombre muerto y ahora estaba ahí parado, sin atinar que hacer.
También él se dio la vuelta para volver al interior de la casa
Marcelo le dio alcance cuando intentó entrar.
_ ¡Detente! - ordenó conteniendo su furia. _ no sé por qué Miguel lo permite, pero yo no soy él y no te debo nada, así que nada me impide darte lo que mereces.
Rogelio lo miró sorprendido, no entendía por qué tanta agresividad.
_ ¿Sabes acaso en donde estás parado? - prosiguió alterado. _ ¿Sabes de quién es ésta propiedad? ¿de quién es todo lo que está alrededor?
Es de esos dos chicos que once años atrás estuvieron en tu rancho, aquellos a los cuales sus padres enviaron a darte un escarmiento por no sujetarte a ellos, aquellos a quienes les debes el que tu maldito rancho no fuera tocado, ni que tu familia hubiera sido atacada y que tú. - lo miró con rabia. _no hayas muerto._ ¿Qué estás diciendo? - lo miraba sin comprender aún.
_ Lo que has escuchado, que esos dos chicos que ahora son los amos y señores de todo lo que ves compraron tu paz y tu libertad pagando casi con su propia vida, Miguel, ese hombre al que ves con malos ojos, al que acabas de golpear, estuvo un mes en coma por defenderte, seis meses hospitalizado, con montones de operaciones en su cuerpo para poder reconstruirlo, después de la paliza que su propio padre le mando a dar, porque tú, en tu maldita terquedad te revelaste a ellos y sus hijos no quisieron hacerte daño, porque Miguel le había hecho una promesa a una niña, a la misma que ahora está salvando de nuevo y que ¿por qué lo sé?, porque yo estuve ahí, y estoy ahora y ese hombre merece que le beses los pies, no que te desquites con él, ¿qué es un mafioso? Quizás lo sea, quizás ya no, pero tú menos que nadie tiene derecho a juzgarlo.
Diciendo esto Marcelo dio Media vuelta y se marchó, tenía mucho más que decir, pero ya se había extralimitado, y no le correspondía a él exponer los secretos de su jefe, pero no había podido quedarse callado, sabía que Miguel por fin encontraba a alguien que verdaderamente le interesaba y no permitiría que los prejuicios de su padre le impidieran ser feliz, se lo Merecía.
Rogelio siguió en su lugar sin moverse, no podía procesar aun lo que había escuchado, ¿de que hablaba ese hombre? ¿Que esos jóvenes, los mismos que lo habían amenazado, lo habían salvado? ¿Cómo? Y ¿de qué manera? No lo entendía. Lo que sí entendía es que estaba metido en un gran lio, ese hombre no le había hecho nada, pero seguramente se cobraría la afrenta, se decía, que no era de los que perdonaba.
Después de que la adrenalina abandonó su cuerpo, sintió temor, ¿que había hecho? Si él lo mataba, ¿qué sería de su esposa e hija? ¿Quién las defendería? ¿O se cobraría con ellas?
Pensó en huir, pero ¿cómo hacerlo?, estaban rodeados, no darían un paso antes de que cayeran abatidos por esos hombres, no le quedó más que entrar y esperar, haber qué ese hombre les tenía preparado.
Le llevó mucho tiempo tranquilizar a su esposa e hija, Isabelle lloraba desconsolada, aún no podía creer lo que había sucedido y menos quería condenar a Miguel, después de todo lo que había hecho por ellos, ¿pero y si era cierto? ¿Si de verdad era lo que se decía de él? Lloró con más sentimiento, ella lo amaba y ya no podía concebir la vida sin él, aunque era tonto, él no la amaba a ella, solo la había ayudado, desolada se dejó caer en la cama y siguió llorando.
*****
Miguel caminaba sin rumbo, ese hombre lo había sorprendido, de haber estado alerta, jamás hubiera sucedido.Él no era un hombre que permitiera, que le pusieran la mano encima, y quien lo había hecho lo había lamentado para toda su vida, sin embargo, Rogelio lo había hecho, pero era el padre de la mujer que amaba y si le hacía daño, era como hacérselo a ella, así que lo dejó, lo escuchó desahogarse y luego se marchó, tenía razón, estaba defendiendo lo que era suyo, su tesoro y eso estaba bien, al menos sabía que ese hombre daría su vida por defenderla. Sin embargo, ella ya sabía quién era en realidad, después de escucharla expresarse de la gente como el, estaba seguro de que ni siquiera lo escucharía,
Su corazón estaba herido, dolía, y dolía mucho, hubiera deseado ser él quien se lo dijera, quizás, y solo quizás, hubiera logrado convencerla de que no era tan malo como parecía, ¿pero a quien engañaba? Desde siempre había vivido en ese mundo, en ese ambiente, desde siempre había aprendido a matar o morir y él siempre había escogido vivir, en incontables ocasiones había intentado salir de eso, pero no lo había logrado, hasta ahora y no al cien por ciento, pero ¿ya de que le valía? al parecer era demasiado tarde.
No podía lamentarse, tenía que seguir adelante, había hecho una promesa que cumpliría, tomó su celular y llamó a Marcelo, al anochecer regresarían a esa gente a su rancho, lo harían así para no llamar la atención, ordenó que dejaran vigilancia en el rancho por dos días y luego que comprobaran que todo estaba bien, se retiraran, él ya no tenía nada que hacer ahí.
Esa noche descansaría y partiría al día siguiente.
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RESCATANDO TU CORAZÓN No.6️⃣//SERIE HOMBRES DE LA SIERRA
RomanceMiguel es un hombre rudo, de carácter fuerte, con un corazón solirario, el segundo al mando de Lorenzo Maldonado, un importante jefe del crimen organizado, el encargado de hacer que se cumplan las órdenes de éste, su vida gira en torno a la mafia, n...