CAPÍTULO 20 RECUERDOS DOLOROSOS

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Miguel estacionó la camioneta, estaba en los límites del rancho de Rogelio, era media noche, aun así no podía arriesgarse a ser descubierto y no era que pudiesen detenerlo, era que no quería ocasionar un problema, no hasta saber lo que Isabelle opinaba de todo esto, de si lo odiaba o le daba una oportunidad, si no quería saber nada de él, la dejaría por la paz y se marcharía, pero si lo aceptaba, pelearía con todo y contra todos, incluso se la arrebataría a su padre si fuese necesario, aunque sabía que eso no sucedería, no se atrevería a dañarla y el hacer eso la dañaría, pero buscaría por todos los medios tenerla consigo.

Caminó durante varios minutos, empezaba a reconocer el lugar, ahora que lo hacía sólo y más tranquilo, no con la adrenalina a todo lo que daba y con sus hombres detrás de él como días atrás, que rescataron a Rogelio y a su esposa.

Ahora era diferente y los recuerdos lo empezaron a inundar, recordó como habían llegado hasta ahí él y Lorenzo, como habían amenazado a esa familia, como él había dado la orden de incendiar uno de los graneros, después de todo solo era una advertencia, y como después de eso en lugar de retirarse el decidió quedarse, su padre le había dado una orden específica, un granero incendiado no era gran medida de persuasión para un hombre como Rogelio Mendoza, una hija o una esposa, lastimada, eso sí que lo era, y su padre lo sabía y era un hombre al que no se le podía decir que no, lo había experimentado muchas veces en carne propia, cualquier error, cualquier equivocación, un olvido, una omisión, todo se pagaba.

Más a fuerzas que con ganas había empezado a recorrer el lugar, cuando se tropezó con ella, era una niña hermosa, angelical, con su inocencia le había pedido ayuda y el no pudo resistir hacer aquella promesa y cuando el prometía algo lo cumplía a cabalidad, lo que nunca esperó, fue que Lorenzo lo apoyara, y teniéndolo a él de su parte, le fue más sencillo hacerlo.

Entre los dos estuvieron pagando la cuota que le correspondía a Rogelio Mendoza por muchos meses, hasta que uno de sus hombres los delató.

De inmediato ambos fueron llamados por sus padres, ambos estaban furiosos, sobre todo su padre, que no hallaba cómo justificar ante su jefe, el que su propio hijo los hubiese traicionado.

El padre de Lorenzo estaba tan furioso que sólo el hecho de que Lorenzo le dijera, que había sido él quien había tenido la idea y que Miguel lo había seguido siguiendo sus órdenes era lo que había evitado que ese hombre lo mandara asesinar ahí mismo y que a su padre le aplicara un correctivo.

Antes de salir de ahí escuchó al padre de Lorenzo ordenar al suyo que le diera un castigo ejemplar y su padre lo hizo, vaya que lo hizo.

Aún le dolía recordarlo, porque después de eso su vida jamás volvió ni volvería a ser igual, después de eso su familia murió para él, ahora Marcelo era su padre y Lorenzo su hermano, nadie más estuvo para él, estaba seguro de que hubiera muerto si Marcelo no hubiese intervenido para parar a los hombres a quienes su padre había entregado para darle un escarmiento, <<algo que recuerde toda la vida>> había dicho y lo recordaría hasta el fin de sus días, su cuerpo destrozado era fiel recordatorio, las innumerables operaciones que tuvo que sufrir para reconstruir partes de su cuerpo que habían quedado inservibles, la placa de acero que cubría su cabeza en lugar del cráneo que debía proteger su cerebro, los clavos que con más placas de acero lograban unir y sostener partes de su cuerpo unas con otras, los injertos de piel que fueron necesarios para sustituir donde ya no la habría, había sido mucho y había requerido mucho tiempo, un mes en coma y seis internado, más muerto que vivo, así como años de fisioterapia para volver a tener medianamente funcionalidad en su cuerpo, ahora era independiente, ya no dependía de nada ni de nadie, como había dependido de un respirador, de una silla de ruedas, de un andador después y luego de un bastón. Ahora podía moverse, ir y venir a su antojo, correr, brincar, liarse a golpes si quería y nada se lo impedía, de lo único que no podía librarse era del dolor que lo acompañaría siempre, y hubiera deseado que ese dolor fuera solo físico, pero había otro más grande y era el interno, el del alma, el saber que aquellos hombres que casi habían terminado con su vida solo habían recibido una reprimenda por parte de él, porque se habían <<extralimitado>> había, dicho su padre, mientras que él se debatía entre la vida y la muerte con el cuerpo y el alma destrozados, eso sí, había permitido que lo llevaran al mejor hospital de la ciudad, y que lo atendieran los mejores médicos, sin embargo él no estuvo para él, ni siquiera su madre cuyas visitas fueron esporádicas, porque el ambiente hospitalario <<la enfermaba>>

El único rostro que recordaba a su lado, cuando lograba superar la Inconsciencia fue el de Lorenzo, quien aún en contra de su padre, que lo requería en el rancho, iba por unos días y se regresaba para estar con él, Lorenzo nunca se lo dijo pero estaba seguro de que algún trato había hecho con su padre para poder hacer eso, también recordaba más esporádicamente el rostro de Marcelo y su esposa quienes lo animaban a no rendirse, si a alguien le debía la vida, era a esas tres personas, por ellas, por el esfuerzo que ellos pusieron por no dejarlo solo, es que él se había levantado, se había esforzado, siempre había sido un luchador y no se portaría ahora como un cobarde. Y aunque le costó dolor, lágrimas, angustia, sufrimiento, salió adelante, venciendo también el vacío que sentía en su vida, a la desesperanza, a la depresión, porque había tres personas para las que su vida si importaba.

También a Lorenzo le debía el haber terminado sus estudios, porque a pesar de su situación, arregló las cosas para que el pudiera seguir con las clases en línea y ayudó en todo lo que pudo, incluso se atrasó un año para ir a la par de él y poderlo ayudar. Eso no se olvidaba, por eso siempre estaría para él, estuviese donde estuviese, correría hasta donde él lo requiriera. Incluso ahora que anhelaba rehacer su vida y tener una oportunidad con Isabelle, si él le decía que lo necesitaba a su lado, movería cielo mar y tierra para poder llevársela consigo, pero no lo defraudaría.

Otro por quien daría la vida misma era Marcelo, ahora él era el nuevo jefe en el territorio de Lorenzo, porque tanto el cómo Lorenzo lo apreciaban, había hecho un buen trabajo y las cosas estaban cambiando tal y como Lorenzo quería, nadie se atrevía a cuestionar sus actos y sus decisiones, era cruel y despiadado con quienes lo merecían y era clemente y benevolente con quien lo necesitaba, nadie se atrevería, a enfrentarlo porque Lorenzo y Miguel seguían siendo la máxima autoridad a través de él.

Por mucho tiempo Miguel deseo que él hubiese sido su padre, y aunque no fue así, el así lo sintió sobre todo cuando se enteró de que gracias a él estaba vivo y de que fue el quien se encargó de conseguir el hospital y los médicos que lo atendieran, su padre solo había hecho la petición y él se había encargado de que todo fuera de lo mejor, y no conforme con eso cada que sus obligaciones se lo permitían estuvo a su lado animándolo, aconsejándolo, apoyándolo. ¿Podría acaso olvidar eso?

Por esa causa cuando Lorenzo puso en la mesa los nombres de los posibles candidatos para dejarlo al frente de su territorio, Miguel sin pensarlo había escogido su nombre. Se lo merecía y tenía la capacidad, después de todo ¿Quién? Si no él les había inculcado los valores que sus familias nunca les dieron, ¿quién les enseñó que la gente merecía respeto? ¿Que había formas de pedir las cosas, no sólo la violencia? ¿Que el amor existía, aunque a ellos nadie los había amado? ¿Que se podía dar y recibir afecto sin ser débil por ello? Esas y tantas cosas, que recibieron de él, que Lorenzo ni siquiera Intentó rebatir su decisión, en el fondo él también sabía que él era el ideal.

Miguel volvió en sí de sus recuerdos, estaba frente a la casa, solo que, por la parte de atrás, todo se hallaba en penumbras, no había vigilancia, ni hombres armados, no era el estilo de Rogelio.

RESCATANDO TU CORAZÓN No.6️⃣//SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora