CAPÍTULO 24 SECUESTRADA

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Isabelle lloraba de frustración, nada de lo que hacía le salía bien, aquella mañana se había levantado decidida a hablar con Miguel, había llegado hasta su casa, pero la había encontrado vacía, los hombres que la vigilaban, la habían reconocido, ella les había pedido llevarla hasta él y la llevaron a la casa de Lorenzo, al parecer él se estaba quedando en ese lugar.

Una vez ahí, le informaron que él no estaba, se había adentrado a la sierra.

Temerosa de que él se marchará sin que ella se diera cuenta, decidió ir en su busca, tenía que aclarar las cosas con él, se había extralimitado, necesitaba pedirle perdón, aun si no la perdonaba, necesitaba verlo y aclarar las cosas, ella había actuado irracionalmente, después de todo lo que él había dado por ella, lo había insultado y lo había rechazado. Tenía que verlo a como diera lugar.

Sus hombres se negaron en un principio, pero ella recurrió a las amenazas, supo que dos de los trabajadores partirían esa mañana hacia donde él se encontraba para llevar provisiones y los amenazó.

Los dos jóvenes prefirieron arriesgarse a ser reprendido por haberla llevado, a ser castigados por atreverse a desobedecer a la esposa del jefe.

Así que habían partido antes del amanecer,

Con la premura de la partida y la emoción de volverlo a ver, no pensó en sus padres, en que no la iban a encontrar esa mañana y se preocuparían, pero no cayó en la cuenta hasta media mañana, cuando ya se encontraba en un punto sin retorno.

Esperaba que ellos entendieran y se dieran cuenta de que no podía estar con nadie más que con Miguel y no se preocuparan.

Nunca pensó que el viaje fuese tan largo y tan difícil, y sobre todo tan estresante, en más de dos ocasiones estuvieron a punto de bajarla de la camioneta y llevársela a la fuerza, solo que los dos hombres de Miguel la habían defendido y logrado que la dejaran en paz.

A esas alturas, ella se encontraba muy asustada y arrepentida por no haber pensado las cosas, primero había supuesto que el viaje duraría unas cuantas horas, pero llevaban todo el día y aún faltaba para llegar a su destino, luego estaban todos esos lugares por los que pasaban, muchos la veían con curiosidad, pero la mayoría casi se la comían con la mirada, en ese momento se dio cuenta de su imprudencia, no sólo se estaba poniendo en riesgo ella, si no a sus dos acompañantes, quienes tampoco habían pensado en las consecuencias, quizás porque eran jóvenes y se les hizo fácil llevarla.

Empezaba, a oscurecer cundo llegaron al último pueblo según le dijeron los jóvenes.

Habían decidido viajar toda la noche y no quedarse, ahí como lo hacían siempre, primero, porque deseaban llegar lo más rápido posible y segundo, porque ella llamaba demasiado la atención y no estaban seguros de poderla proteger siempre, cualquiera podía darles muerte para, quedarse con la chica, no sería la primera vez que alguien hacía eso. Así que ellos también estaban nerviosos.

Cuando iban saliendo del pueblo pararon a recargar gasolina.

Ella aprovechó para pasar al baño, todo se veía tan solitario y tenebroso que un escalofrío recorrió su cuerpo, que diferente hubiese sido si en lugar de esos dos jóvenes fuera Miguel el que la llevara, con él no tenía temor, era tan imponente, tan autoritario, tan autosuficiente, imponía temor y respeto a quienes lo rodeaban, estaba segura de que todos esos hombres de mirada lasciva, ni siquiera la hubiesen volteado a ver. Pero él no estaba ahí, y no estaba segura de que esos jóvenes pudiesen defenderla, aunque quisieran.

Cuando se dirigía de nuevo había la camioneta se dio cuenta con horror de que al volante había otra persona y sus dos compañeros no se veían por ningún lado. Iba a regresar, cuando chocó contra un hombre, este la sostuvo para, que no cayera, pero no la soltó, luego se acercó otro, le ordenaron no gritar y la hicieron subir a la camioneta ahí se dio cuenta de que sus compañeros estaban atados en la parte trasera de la misma, no tuvo tiempo de hacer ni decir nada porque la ataron y la amordazaron antes de subirla.

Después de varios minutos de camino, salieron de la carretera principal y se adentraron por un sendero que los llevó hasta una cabaña. Ahí los obligaron a bajar. A sus compañeros los dejaron afuera en el intenso frío de la noche y a ella la introdujeron al interior de la cabaña. Ahí le quitaron las ataduras y la mordaza.

_ Ahora si, puedes gritar todo lo que quieras. - dijo uno de ellos. _nadie te escuchará.

_ ¿Qué es lo que quieren? - gritó ella con desesperación. Pensó que quizás pedirían rescate por ella.

Los tres hombres rieron.

_ ¿No sabes lo que queremos? - la miraron con deseo al parecer los tres habían bebido.

_ esta noche va a ser muy divertida. - dijo uno de ellos. _y tú. - la señaló. _vas a ser nuestra diversión.

Ella palideció, los tres se veían muy jóvenes, no parecían el tipo de gente mala, seguramente tendrían poco tiempo de pertenecer al grupo criminal al que habían hecho alusión en varias ocasiones durante el camino, solo eso y sus armas los delataban.

_ Si me hacen daño. - trató de defenderse. _mi esposo acabará con ustedes.

Los tres volvieron a reír pero ahora, a carcajadas.

_ ¿Cuál de los dos es tu esposo? - dijo uno de ellos. _traiganlos.

Los demás obedecieron y trajeron a los dos jóvenes que titiritaban de frío.

_ Así que, ¿quién de ustedes es el esposo de esta hermosura? - dijo con burla. _ella dice que la va a defender de nosotros.

Volvieron a reír.

_ Ninguno. - dijo con dificultad el mayor de sus acompañantes, el frío había entumecido no sólo sus extremidades, sino también su rostro. _ ella, es la esposa de Miguel de la Fuente.

Ella miró como el color desaparecía de sus rostros al escuchar esas, palabras. Los tres se voltearon a ver entre sí. Al parecer la borrachera había desaparecido.

_ ¡Mientes! - exclamó con ansiedad uno de ellos.

_ Es la verdad. - habló el hombre más joven, nosotros la llevabamos hacia donde él se encuentra, cuando no lleguemos la va a buscar y entonces no va a haber lugar en donde ustedes puedan esconderse. - los miró desafiante.

A partir de ese momento todo cambió y aunque quitaron sus ataduras, los dejaron encerrados en la cabaña y salieron los tres afuera.

Desde el interior se alcanzaba a escuchar la discusión que esos tres sostenían, pero no lograban entender lo que decían. Seguramente trataban de decidir qué hacer con ellos.

Por fin entraron de nuevo. Estaban tan asustados que Isabelle sintió compasión por ellos.

Habían decidido llevarlos al rancho de su jefe, él estaba fuera, pero llegaría de un momento a otro, el sabría qué hacer, si los dejaban ir, en cuanto Miguel supiera lo que habían hecho les daría caza hasta tenerlos y no querían caer en sus manos, sin embargo, con su jefe tenían la esperanza de que los defendiera o al menos les ayudara a escapar de las manos de Miguel, no entendía que con sus acciones estaban a punto de iniciar una guerra entre los dos líderes.

Los tres jóvenes ya no quisieron perder más tiempo, si viajaban durante toda la noche pasarían desapercibidos, y podrían lograrlo, de lo contrario corrían el riesgo de que los hombres de Miguel los atraparan.

Sabían que cuando la noticia llegara a oídos de Miguel, fuera porque alguien le dijera que su esposa había desaparecido o porque no llegaran a su destino, él se daría a la tarea de darles caza y no es que el regresara al momento, eran demasiadas horas de camino, era que él tenía gente por todas partes y jamás podrían dar un paso sin que alguien que trabajara para él no los viera y los delatara o los retuvieran. En el fondo sabían que estaban perdidos. Ese era un error que no se podía cometer sin pagar las consecuencias.

RESCATANDO TU CORAZÓN No.6️⃣//SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora