CAPÍTULO 27 SALVANDOLA DE NUEVO

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Miguel aprovechó el momento y arranco la camioneta, una vez más había cumplido su promesa y le había entregado a su hija a aquel hombre, el entendía sus razones para no aceptarlo, pero eso no significaba que no doliera.

La tarde se había tornado lluviosa y el decidió esperar a que pasara para marcharse, todo estaba listo ya en la camioneta, solo esperando el momento adecuado.

Desde el balcón de su habitación, ya en su casa, no en la de Lorenzo, miraba el cielo encapotado, la lluvia caía torrencial y los relámpagos no se hacían esperar, hubiese querido salir a la lluvia y dejar que cayera sobre él, sentir esa sensación de estar siendo limpiado, tan extraordinaria, tan placentera, tan inalcanzable, porque lo que necesitaba limpieza era su alma y la lluvia jamás podría hacerlo. Además, no podía arriesgarse a enfermar en esos momentos en que lo esperaba un viaje tan largo.

*****
Isabelle miraba la lluvia desde el pórtico de su casa, sus padres hacia mucho que se habían retirado a su habitación, les agradecía que no la hubiesen castigado o reprendido por su imprudencia, los amaba y sentía que si los dejaba solos a estas alturas de la vida, ambos se marchitarían. Ellos habían cuidado de ella siempre, ahora le correspondía hacerlo con ellos, aunque su corazón se quebrara en el proceso. Sabía que el amor de su vida en esos momentos se alejaba más y más y que probablemente nunca tuviera otra oportunidad, porque jamás encontraría a nadie como él.

Con desolación salió de la protección del tejado y dejó que las frías gotas de agua empaparan su ser, estaban heladas, pero no le importó, su corazón estaba tan helado como esa lluvia que se deslizaba por su cuerpo, no supo cuánto tiempo permaneció ahí, sintiendo y llorando, mezclándose sus lágrimas con ese líquido precioso que no dejaba de caer.

*****
Amanecía cuando Miguel se detuvo en el primer poblado para recargar gasolina, la lluvia había cesado, pero él había salido del rancho antes de que ésta parara, lo había hecho porque estaba seguro de que si esperaba más, después le sería imposible salir de ahí, la lluvia había sido muy fuerte y por un muy largo período de tiempo y por experiencia sabía que el pequeño río que cruzaba por el lugar dividiendo su propiedad de la de Lorenzo crecería tanto que seguramente se desbordaría y a veces eso ocasionaba el quedarse sin el rústico puente de troncos de madera que les permitía cruzar de un lado al otro.

Estaba emprendiendo la marcha, cuando sonó su celular.

_Miguel. - escuchó la voz de Marcelo del otro lado. _tienes que regresar, sucedió algo.

Al terminar la llamada, no lo dudó ni un segundo, dio la media vuelta y retomó el camino de regreso.

Antes de llegar al río se desvió, tomando un sendero, sabía que ya no quedaba nada del puente, y también sabía que sus hombres ya lo esperaban más adelante.

Por fin llegó al lugar indicado, era una parte del río en que era mucho más angosto y menos profundo, aunque en estos momentos estuviera desbordado, era su mejor opción para intentar cruzarlo, ya se había hecho en otras ocasiones, solo cuando había una verdadera necesidad, pero eso no quitaba el que fuera sumamente peligroso. Sin embargo, ahora mismo no le importaba correr el riesgo.

Con rapidez ubicó el equipo se seguridad que siempre permanecía en el lugar tanto de un lado del río como del otro para un caso de emergencia. Varios hombres ya estaban del otro lado constatando que la cuerda que siempre permanecía atada a dos árboles de un extremo al otro del río estuviese buen sujeta y en buenas condiciones.

Miguel se sujetó los arneses y se aseguró de que todo estuviera en su sitio y en buen estado. Luego se aventuró a cruzar.

El que tomara todas las medidas de precaución, no le aseguraba que tuviera éxito, porque un río crecido siempre arrastraba infinidad de escombros, los cuales podían lastimar de verdad si daban de lleno contra tu cuerpo o incluso causar la muerte.

Cuando por fin estuvo del otro lado, solo con unos cuantos golpes, sus hombres lo ayudaron a deshacerse del equipo de seguridad y mientras unos se quedaban acomodando y guardando todo en su sitio, para después regresarlo a su lugar, cuando el río hubiese bajado su nivel, otros se apresuraban a conducir a Miguel hasta su casa.

Una vez descendió de la camioneta, lo primero que vio fue a Rogelio parado en la entrada con los ojos vidriosos.
_por favor. - suplicó cuando él se acercó. _es lo único que tengo, por favor sálvala.

Él lo miró sin decir nada, luego siguió su camino. Su corazón se había detenido desde el momento en que Marcelo le informó que ahí se encontraban los padres de Isabelle, que esa mañana habían encontrado a su hija en el exterior de la casa, al parecer había pasado la noche bajo la lluvia, ahora estaba ardiendo en fiebre y tenía dificultad para respirar y lo peor era que segundo a segundo su situación empeoraba. Sus padres habían intentado llevarla al pueblo, pero el puente estaba destruido, así que habían acudido ahí con la esperanza de encontrarlo, pero él se había marchado, sin embargo, cuando se le informó a Marcelo, él había tenido el buen tino de llamarlo y ahí estaba corriendo rumbo a su habitación, él al igual que Lorenzo sabían pilotear, en ese caso ya le tenían preparado el helicóptero propiedad de Lorenzo, que por fortuna siempre era resguardado en su propiedad.

Cuando abrió la puerta, lo recibió una llorosa madre, que lo miraba con súplica.

Al verla se sorprendió, su rostro perlado de sudor, su cabello desordenado que de momentos se le adheria al rostro empapado. Pero lo que más le sorprendió fue escuchar sus palabras, solo era una y la repetía ya sin fuerzas: "Miguel"
Él no lo dudo más la envolvió en las mantas de la cama y la tomo en sus brazos saliendo con ella al exterior.

¿Quién la va a acompañar? - preguntó.

Su madre era la más indicada, le haría falta allá, pero necesitaba a alguien fuerte que la sostuviera durante el vuelo.

_ Usted. - dijo a Rogelio sin dar tiempo a que contestaran a su propia pregunta.

Luego dio órdenes de que cuando se restableciera el paso por el río la llevaran a ella, eso implicaba quizás uno o dos días, pero era necesario así, porque había decidido llevarla a la ciudad más cercana, sabía que en su condición no podrían hacer mucho en el pueblo y de todas formas la trasladarían, así que mejor hacerlo directamente.

RESCATANDO TU CORAZÓN No.6️⃣//SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora