Esa mañana llegaron a un nuevo pueblo, Miguel había manejado la mayor parte de la noche, pero había llegado a un punto en el que fue necesario parar para dormir, aunque fuera por un rato,
Al despertar prácticamente Isabelle estaba recostada en sus brazos, el cansancio la había vencido al igual que a él. Por casi una hora permaneció inmóvil, no deseaba despertarla, cuando por fin ella abrió los ojos, se apartó de prisa.
_ ¿Dormiste bien? - preguntó con un dejo de diversión.
Ella asintió, se sentía avergonzada, se había dormido prácticamente encima de él, aunque pareciera que a él no le importaba mucho.
Iniciaron la marcha de nuevo. Cuando entraron al pueblo Miguel se dirigió hasta la estación de gasolina, Isabelle lo había notado muy callado y miraba constantemente el retrovisor.
Cuando iniciaron la marcha no pudo dejar de ver que cuando menos dos camionetas más arrancaban detrás de ellos, aunque a prudente distancia.
_ Creo que nos están siguiendo. - dijo ella temerosa.
_ Lo sé. - dijo él. Se había dado cuenta mucho tiempo atrás, sin embargo, no había querido alarmarla a ella, pero ahora eran demasiado obvios.
Avanzó un poco más, hasta, salir del pueblo, luego sin previo aviso freno la camioneta, ella llevaba su cinturón y el la protegió con su brazo, pero los de atrás, quizás no habían tenido tanta suerte como ellos, había logrado que casi perdieran el control de sus vehículos y aunque casi se habían estrellado contra su camioneta no lo habían hecho.
Iba a bajar dispuesto a enfrentarlos cuando alcanzó a ver sus rostros, no lo podía creer, ese maldito, se las pagaría, seguro que se las pagaría en cuanto lo tuviera enfrente, cerró de nuevo la puerta de su camioneta y arrancó a toda velocidad, dejando a esos hombres ahí desconcertados.
Sabía que pronto los tendría de nuevo pisándole los talones, pero no se las iba a poner fácil, claro que no. Sonrió.
Miro a Isabelle, estaba sumamente pálida.
_Lamento haberte asustado. - dijo. _olvídate de esos hombres. Todo estará bien. - tomó su mano infundiéndole ánimo.
Ella lo miró tan tranquilo que intentó creerle.
_ Pronto llegaremos a uno de nuestros destinos. - le dijo. _no importa que veas y que escuches por favor no hables, confía en mí. Por favor. - pidió.
Ella asintió.
Media hora más tarde Miguel conducía hacia el interior de una hacienda abandonada.
El lugar se hallaba sumamente vigilado, hombres armados se veían por doquier.
Isabelle veía como le daban el pase a Miguel al nada más decir su nombre. Cuando llegaron se estacionaron junto a otras camionetas, las cuales permanecían vigiladas.
_ Necesito que permanezcas aquí. - pidió Miguel, no tengas miedo, no estás sola, ¿ves a esos hombres? - señaló a cinco que no había visto antes, pero ahora se estaban acercando a la camioneta, ellos te van a llevar a donde yo esté, por favor vas con ellos, con nadie más, si algo no está bien me marcas, le entrego un celular.
Ella estaba asustada, pero asintió.
_ Confía en mí. - le pidió de nuevo. Luego lo vio alejarse, a lo lejos se veía una pequeña construcción al aire libre, ahí estaba un grupo de hombres reunidos y hacía allá se dirigió Miguel. Ella no pudo evitar admirar su arrojo, el aplomo con el que se dirigía hacia allá, ignorando las miradas recelosas de los hombres armados que vigilaban el lugar, cualquiera de ellos podía levantar su arma y dispararle, pero a él parecía no importarle nada.
*****
_ Más te vale que cumplas tu palabra. - sentenció Rubén a Roque. Ambos se hallaban sentados alrededor de una mesa improvisada, varios hombres armados vigilaban cerca de ellos._ Está por llegar. - dijo moviéndose en su lugar con nerviosismo.
De verdad esperaba que así fuera, el día anterior había recibido una llamada de un tal Miguel, asegurándole que tenía a su sobrina, le había dicho que sus hombres habían sufrido un percance con su camioneta y no habían llegado a tiempo para la entrega inicial, pero él les estaba haciendo el favor de llevarla de regreso.
_ Sé que te vas a reunir de nuevo con el hombre que pagó por ella. - le había dicho. _ te la voy a llevar a ese lugar, pero quiero que me des acceso a mí y a mis hombres.
_ No solo yo controlo el acceso. - le había dicho. _ también lo hace Rubén.
_ Si quieres a la chica tendrás que conseguir que me den vía libre. - había dicho molesto.
_ Está bien. - se había apresurado a decir él con temor de que se arrepintiera. _pero, ¿qué vas a pedir a cambio?
_ Eso lo hablaremos luego. - había dicho el hombre. _ por lo pronto solo dame acceso al lugar.
Ahora miraba ansioso, esperaba que de verdad cumpliera su palabra, no importaba que pidiera después, sería fácil deshacerse de él. Lo importante era cumplirle a Rubén.
Por fin miro a un hombre acercarse, pero lo hacía solo.
_ Buenos días caballeros. - saludó con una media sonrisa, tú debes de ser Roque Mendoza. - se dirigió hacia él.
Roque lo miró sorprendido por la arrogancia con que llegaba y se presentaba, nadie se atrevía a hacer eso, cualquiera llegaría temeroso y sumiso, quedándose retirado de ellos esperando recibir aprobación para acercarse, no se diga para tomar asiento, pero él ya estaba apartando una silla para sentarse a la mesa con ellos, Roque estaba tan al pendiente de él que no se percató de la palidez del rostro de Rubén, pequeñas gotas de sudor empezaron a perlar su rostro, instintivamente quiso salir de ahí pero Miguel se lo impidió con un gesto.
_ De modo que tú eres quien pagó por la chica. - lo reto con la mirada.
_ ¿En dónde está? - Roque no permitió que Rubén contestara. _ la tienes contigo, ¿verdad?
_ Así es, pero las cosas han cambiado. - los miró a ambos.
_Rubén. - se dirigió a él. _veo que sigues buscando alianzas, aunque siguen siendo desafortunadas.
Él se movió en su lugar con incomodidad.
_ No te preocupes. - sonrió. _en realidad no me importa, siempre y cuando. - lo miró con seriedad. _no afecte mis intereses, ni los de Lorenzo.
Roque miraba la escena con incredulidad, no podía creer que Rubén se doblegara ante ese hombre, de hecho, parecía temerle, pero él era el jefe, el poderoso, el que ordenaba y los demás hacían, incluido él.
_ Bien caballeros. - habló de nuevo Miguel. _ vamos a nuestro asunto, ya había hecho una seña a sus hombres para que trajeran a Isabelle.
El miro su expresión cuando se acercó y reconoció a su tío, de inmediato se detuvo e intentó huir, pero sus hombres actuaron con rapidez y la obligaron a avanzar. El corazón se le partió el ver esa escena, pero así tenía que ser.
*****
Isabelle estaba horrorizada, ahora entendía por qué habían entrado con tanta facilidad, porque nadie los detuvo, él era de los mismos, todo había, sido una trampa para entregarla de nuevo a su tío y éste a su vez, al hombre que había pagado por ella, el estómago se le revolvió, intentó huir pero esos hombres se lo impidieron, ¿cómo pudo ser tan tonta, tan confiada? Debió suponerlo, nadie arriesgaba su vida por nada y ella que había empezado a sentir cosas por él, ¿cómo pudo? Era un mentiroso, traicionero. Quería odiarlo, pero no podía, sus ojos se cristalizaron.
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RESCATANDO TU CORAZÓN No.6️⃣//SERIE HOMBRES DE LA SIERRA
RomanceMiguel es un hombre rudo, de carácter fuerte, con un corazón solirario, el segundo al mando de Lorenzo Maldonado, un importante jefe del crimen organizado, el encargado de hacer que se cumplan las órdenes de éste, su vida gira en torno a la mafia, n...