CAPÍTULO 9 TRAICIÓN

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Rogelio Mendoza abrazó a su esposa, quien lloraba desconsolada, esa mañana Roque su hermano les había informado que no volverían a ver a su hija, les confesó que la había vendido a un mafioso y que no la volverían a ver, también les informó que nada más regresar de hacer sus transacciones iría por ellos para darles muerte y así poder quedarse con el rancho, les había dicho que haría parecer su muerte como un accidente, para no tener problemas, mientras tanto los tenía encerrados bajo llave y vigilados por sus matones, de día y de noche, así que aunque quisieran no podían hacer mucho por escapar de ahí.

_ Siento tanto todo esto. - la abrazó él con desesperación. - nunca se imaginó que su hermano se atreviera a hacer estas cosas.

_ ¿Cómo pudo suceder esto? - sollozó ella aferrándose a los brazos de su esposo. _Mi Isabelle. - soltó el llanto. _la lastimaron, la van a matar.

El apretó su abrazo, quizás era mejor que la mataran, no quería ni imaginar lo que harían con ella, estaba a punto de derrumbarse de dolor al igual que su esposa, pero se contuvo, tenía que mostrarse fuerte, por ella, no podían hacer nada, ni por ellos ni por su hija, lo único era resistir y sostenerla a ella hasta el fin.

Así, abrazados como estaban se sobresaltaron cuando de improviso se abrió la puerta de la recamara en donde los mantenían recluidos.

Un hombre grande y fuerte apareció, seguido por varios más, ellos no se separaron, supusieron que su hora había llegado, no se sorprendieron de que los sacaran de ahí y los guiarán hacia una camioneta en donde los subieron, seguramente primero les darían muerte y luego incendiarían la camioneta con ellos dentro o los arrojarían por algún barranco aparentando un accidente como había dicho Roque.

*****
Miguel manejaba, de vez en cuando  ponía atención a la camioneta que iba delante de él, en ella viajaban los padres de Isabelle, deseaba decirles que pronto se reunirían con su hija, pero por alguna razón no lo hizo, tenía un mal presentimiento, desde el momento en que había dejado a Isabelle al cuidado de sus hombres, no había sentido paz, no entendía por qué, eran cuatro hombres conocía a tres de ellos, eran de confianza, quien lo ponía nervioso era el cuarto, era primo de uno de los otros, él no lo conocía, se dijo a sí mismo que no tenía que ser paranoico, bastaba con que los otros tres lo conocieran y le tuvieran confianza, no había razón para dudar, sin embargo, cuando se despidió de ella, no pudo evitar poner en sus manos aquella pequeña arma que podía ocultar con facilidad.

_ ¿Sabes disparar? - le había preguntado.

Ella había contestado que sí, su padre le había enseñado desde muy joven.

_ ¡Bien! - había dicho él. _ esto no quiere decir que la vayas a tener que usar, es simple precaución. Yo volveré pronto, te lo prometo. - había depositado un tierno beso sobre sus labios.

Igualmente, no le había dicho que esa noche liberaría a sus padres y no se lo había dicho porque no deseaba que estuviera toda la noche con la preocupación, sobre todo si algo salía mal o no podían regresar tan pronto como él quería.

Su angustia, se acentuó cuando su teléfono empezó a sonar insistentemente.

_ ¡Jefe! ¡Nos atacan! - fue lo primero que escuchó a través de la línea. _ ¡nos tienen rodeados! - escuchó gritos y disparos, luego silencio.

Por más, que intentó restablecer la comunicación, le fue imposible, ni con el hombre que le había marcado, ni con los demás, tampoco con ella.

Desesperado detuvo la marcha, reagrupo a sus hombres, dejó a ocho encargados de cuidar a los padres de Isabelle y llevarlos a donde él les indicó y él y el resto emprendieron la marcha a toda velocidad.

Cuando llegaron a la cabaña en donde había dejado a Isabelle lo único que encontró fue hombres muertos fuera del lugar, con desesperación hizo una rápida inspección, todos yacían sin vida excepto tres, eran sus hombres uno estaba inconsciente con una bala en el pecho, los otros dos igualmente heridos, pero estaban concientes.

_ Tranquilos. - dijo Miguel. _la ayuda ya viene en camino.

Entre él y sus hombres les dieron los primeros auxilios para evitar que se desangraran y pudieran resistir en lo que llegaba la ayuda.

*****
Miguel manejaba como loco, uno de sus hombres le había Informado que los hombres de Roque eran los que se habían llevado a Isabelle, no habían podido darle mucha información, pero él ya estaba sacando sus propias conclusiones, curiosamente el único hombre del cual el desconfiaba no se encontraba entre los heridos, ni siquiera auxiliando a su primo que era el que estaba más grave y que no reaccionaba.

*****
Isabelle iba amordazada y con las manos atadas a la espalda, estaba muy asustada, esos hombres la trasladaban en una camioneta cerrada.

Desde el momento en que Miguel se separó de ella, no tuvo paz, intentó descansar, pero uno de los hombres no le daba confianza, se notaba muy nervioso, entraba y salía de la cabaña y en ningún lugar se quedaba quieto, además de que la miraba de forma lasciva, no le gustaba. Constantemente miraba, si no su reloj, su teléfono, hasta que otro de los hombres que supo era su primo le puso un alto y lo tranquilizó.

Las cosas parecían ir mejor, y él estaba más tranquilo hasta que recibió una llamada.

Ella lo escuchó contestar en voz baja, era el único que se encontraba en el interior, lo vio guardar su celular, ponerse de pie y llamar a su primo, cuando este entró, se quedó helada con lo que sucedió. El hombre disparo a quemarropa contra su pariente.

Afuera se empezaron a escuchar disparos también, miró por la ventana y se dio cuenta de que la cabaña estaba, siendo rodeada, estaba asustada, no sabía qué hacer y menos cuando los dos hombres que estaban afuera entraron cerrando la puerta, uno de ellos había sido herido en un brazo.

_ Nos atacan. - dijo uno de ellos tomando su celular. Luego hizo una llamada.

Ella no supo que dijo de lo nerviosa que estaba tratando de ayudar al hombre herido, y no se dio cuenta del peligro, hasta que escucho la detonación, el hombre que había disparado contra su primo, ahora lo hacía contra el que tenía el celular aún en su oído, luego se volvía, a ellos y disparaba contra el herido, ella grito de angustia, en ese momento la puerta se abría y entraban varios hombres armados yendo directamente por ella.

_ ¡Bien hecho! - dijeron al único sobreviviente de los hombres que se suponía la protegerían. _ ¡vámonos! - lo urgieron.

El obedeció y los siguió, mientras ella era, amordazada y atada de manos, luego se pusieron en marcha.

Por los comentarios de los hombres que iban en la camioneta, supo que su tío estaba detrás de todo esto. También supo que el primo era un traidor, que les había dado la ubicación de en donde se encontraban y les había facilitado las cosas para que se la llevaran.

NOTA: A petición de mis hermosas lectoras, después de éste capítulo publicaré un maratón. Espero sea de su agrado y lo disfruten, como yo disfruté escribiendolo.

Nos vemos mañana.

RESCATANDO TU CORAZÓN No.6️⃣//SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora