CAPÍTULO 33 PROPUESTA

5.4K 668 15
                                    

Miguel estaba sentado en un tronco de árbol a las afueras de la bodega, se sentía cansado las cosas ya no eran como antes y aunque nunca le había gustado ver el dolor humano, y la vida lo había llevado por ese camino, ahora era peor, pero en éste caso era necesario, esos jóvenes apenas empezaban en el camino del crimen, no permitiría que se convirtieran en un trío de criminales más, sin alma y sin principios. Lo había intuido cuando los vio por primera vez y lo confirmó cuando habló con la madre de dos de ellos y las hermanas, esos jóvenes empezaban a descarrilarse y él no lo permitiría, aunque tuviera que jugar sucio para lograrlo.

_ Todo está listo. - se acercó Marcelo. _ya los llevaron a la casa.
_ ¿te arrepientes? - preguntó viendo la seriedad de su rostro.

_ No. _contestó. - pero yo no hubiera soportado escuchar eso. - solo de pensar en Isabelle en una situación así se le revolvía el estómago. _ Pienso, que hubiera sucedido si esos tres se hubiesen salido con la suya y hubieran lastimado a mi Isabelle. Solo de imaginarlo me dan ganas de meterles un tiro en la cabeza. - apretó los puños con furia.

_ El caso es que no lo hicieron y de verdad están arrepentidos.

_ Eso espero. - se levantó. _ ¡vamos! Es hora, de continuar.

*****
En una de las habitaciones de la casa los tres chicos parecían autómatas, cada uno sentado en un rincón, ninguno hablaba, permanecían cabizbajos, sumido cada uno en sus pensamientos, luchando cada quien con su propia, conciencia.

_ ¡Malditos! - gritó José el más joven, poniéndose de pie. _ cuando los encuentre los voy a matar. - golpeó la pared.

_ Deja de gritar. - reprochó Pedro su hermano. Manuel ni siquiera se movió de su lugar. _ ¿porque no lo hiciste en su momento?

_ ¿Vas a dejar que se salgan con la suya? - lo encaró furioso.

_ ¿Acaso se te olvida cual es la razón por la que estamos aquí? - gritó Pedro fuera de sí. _ ¿te quedaron ganas de seguir de bravucón? Hazlo, pero con quien lo merezca.

_ ¿Y esos no lo merecen? - gritó.

_ Esos solo nos dieron una lección. - miró a su hermano con el rostro descompuesto. _ y sí, si merecen una lección, merecen la muerte, igual que nosotros, porque, aunque no lo llegamos a concretar, íbamos a hacer lo que ellos hicieron, solo que esa chica no era nuestra madre, ni nuestra hermana. ¿Entiendes? - su voz se quebró. _somos igual que ellos ¿y todo por qué? ¿Por una maldita borrachera? ¿Por una promesa de que íbamos a ser grandes, influyentes, que íbamos a tener todo lo que quisiéramos? ¡Pues esto es lo que íbamos a obtener! - gritó. _sangre, muerte, dolor, robo, mentira, eso es en lo que nos íbamos a convertir. ¿Aún lo quieres? - miró a su hermano que lo veía consternado. _¿Y dónde están esos que nos ofrecían todo su apoyo, su protección? ¿En dónde está nuestro amigo que nos metió al grupo? ¿En dónde está nuestro jefe que nos iba a dar protección? El que se lavó las manos y nos entregó sin luchar siquiera. ¿En realidad es lo que quieres ser?

El no dijo nada solo negó con la cabeza y volvió a su lugar en el piso recargado en la pared y con la cabeza entre sus manos. Sollozando sin control.

_ Nuestra vida está a punto de terminar. - levantó el rostro Manuel. _no deberían desperdiciarla discutiendo entre ustedes, todo lo que pasó, nos guste o no ya quedó atrás y no lo podemos remediar, pero carajo, siempre hemos sido amigos, no nos vamos a ir de esta forma, al menos hagámoslo en paz con nosotros mismos.

Los tres se levantaron y se fundieron en un fuerte abrazo.

Eran tres hombres, tres amigos, consolándose unos a otros, sabiendo que ya no habría un mañana para ellos y que los segundos contaban.

*****
Miguel entró a la habitación y tres pares de ojos lo miraron sorprendidos, él también se sorprendió, no esperaba verlos en medio de la habitación fundidos en un abrazo y lágrimas rodando por sus rostros.

Al menos esa era buena señal. Quizás hubieran aprendido la lección.

Los tres se separaron de inmediato.

Miguel pensó que se mostrarían agresivos con él, pero cada uno se retiró hasta un extremo de la habitación, donde permanecieron callados, Miguel había entrado solo y le sorprendió que ninguno hiciera el intento de huir, después de todo ninguno estaba atado, ellos eran tres y el solo uno, la puerta no estaba asegurada, y sobre todo ellos iban a morir.

_ Espero que hayan entendido que si lastiman a alguien causan dolor y que ese dolor tarde o temprano se les va a regresar a ustedes, pero no solo eso porque ese dolor lo va a recibir también la gente que aman y quizás más intenso que ustedes mismos que lo provocaron.

Los tres permanecieron callados, entendían lo que Miguel decía, lo acababan de experimentar, y deseaban no haberlo hecho.

_ Les prometí que esto no terminaba aquí. - llamó su atención. _los tres saben que merecen la muerte, sin embargo, he pensado que les daré una oportunidad.

_ ¡De qué nos sirve una oportunidad! - gritó José. _si ya, estamos muertos en vida.

_ Precisamente por eso, para que se levanten, y retomen su vida, aun son muy jóvenes y tienen mucho por delante.

_ Hablas de rehacer nuestras vidas, de aprender la lección, pero, ¿nos vas a sacar de un bando para meternos a otro? - interrogó Manuel.

_ ¿Prefieren que los regrese con Julio? ¿Y que a la primera oportunidad, los vuelva a utilizar como moneda de cambio para salvar su trasero?

_ ¿No hubieras hecho tú lo mismo? - lo enfrentó.

_ Yo no soy un cobarde, primero hubiera buscado una solución al problema, luego hubiese prometido un castigo ejemplar para ustedes, pero nunca los hubiera dejado en sus manos, menos si sé la reputación de que goza y que es seguro que sus vidas no valgan nada para él. Cuando ese hombre me los entregó sabía que no los volvería a ver, al menos no con vida.

Los tres se estremecieron, eso les recordaba que aún tenían una deuda pendiente con él.

_ Mi propuesta es ésta, - dijo ya sin rodeos. _ en unos minutos me marcho de este lugar, quiero que vengan conmigo, aquí no tienen nada que hacer, con Julio no pueden regresar porque él me los entregó y solos no podrán hacer gran cosa, sobre todo porque nadie se atreverá a tenderles la mano siendo mis enemigos, nadie osará enemistarse con Lorenzo o conmigo por ustedes. Así que su única opción viable es ésta, no estarán conmigo, pero se de alguien que estará encantado de tenerlos bajo su cargo. - se refería a Santiago Moran y a su amigo Bruno. En su rancho se encargarían de darles un buen entrenamiento para su propio futuro.

_ No tengo mucho tiempo y ustedes no tienen muchas opciones, así que les voy a dar unos minutos, espero su respuesta después de que hablen con alguien más. _ y por favor, compongan ese aspecto, que van a espantar a sus visitantes. - dijo antes de salir.

Momentos después llamaban a su puerta. Al abrir no podían creer lo que estaban viendo.

RESCATANDO TU CORAZÓN No.6️⃣//SERIE HOMBRES DE LA SIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora