Capítulo 1

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Todo en mi vida es normal. Yo soy normal, o eso es lo que siempre me repito. Aunque muchas cosas no me parecieran común, trataba de enfocarme en el presente.

Vivo en una bonita casa amarilla con una familia que me ama, tengo a mi mejor amigo. Voy a fiestas y tengo buenas notas, lo común.

Las personas que me conocen dicen que soy una chica bastante testaruda y un poco bromista. Digo, ¿que es la vida sin algo de sabor? Siempre actuo sin pensar en las consecuencias, eso es cierto, es algo que hago desde niña. Los pongo a todos con los nervios de punta. ¿Que puedo decir? Ya denuncienme. Acepto quejas, pero no es para tanto.

—¡Cass! —entró gritando un chico mojado de pies a cabeza y despeinado a mi habitación. Por su cara de tomate podría decir que estaba enojado conmigo.

Ese es mi hermano, Trevor. Según él, La perdición de las chicas. Obviamente, eso sucede solo es su mente. Es un fideo con intento de modelo, pero lo quiero.

—Ese es mi nombre —sonreí.

—Pequeña mocosa —tenía los dientes apretados del coraje —, ¿Qué le pusiste a mi shampoo?

Ahora sonreí más grande, ya recordé mi travesura del día. En parte, es mi venganza por haberme cortado el cabello el mes pasado.

—Oh, ¿Eso? —señalé el envase —, parece que alguien le echó un poco de tinte rubio.

Le resté importancia al asunto y me levanté de mi cama, lista para irme a la universidad.

Y los gritos de Trevor venían en 3...2...

—¡¿Qué hiciste que?! —ahora estaba más rojo. No sabía que eso era posible.

—Tranquilo hermanito, ahora tendrás un estilo de infarto — pase a su lado revolviendo su cabello.

Bajé corriendo las escaleras para que Trevor no me persiguiera y llegué hasta la cocina donde estaba nuestra madre.

Esta, al verme sonreír, alzó una ceja.
Ya me descubrió.

—Buenos días —le di un beso en la mejilla y ésta me correspondió no muy convencida.

—¿Qué le hiciste a Trevor ahora?

La miré como si me estuviera preguntando una barbaridad, mordiendo una manzana mientras me sentaba. Claramente no dije nada, pero entonces mi hermano bajó con su cabello antes marrón, teñido de rubio. Traté de mantenerme seria.

—¡Oh por Dios! —esa fue mi madre escupiendo el café. Se acercó a mí hermano a toda prisa para examinarlo mejor—, ¿Qué te hiciste?

—¡Yo no me hice nada, fue Cass! —me acusó con su dedo índice, como si fuera un niño pequeño. Eso me hizo mucha gracia.

No pude más y me reí fuerte. Trevor se veía ridículo.

—Cassandra Amelia Smith — Exclamó autoritaria mi nombre completo, dándome la típica mirada de madre furiosa.

Estoy en problemas, otra vez.

—Ups... — sonreí con mi mejor cara inocente.

Después de unos minutos de discusión, enojo y un par de risotadas, logré convencer a Trevor para que me dejara ir con él en el auto hasta la universidad.

Me encontraba tranquila viendo por la ventanilla mientras ambos cantábamos un par de canciones de la banda favorita de mi hermano.

Hoy es mi primer día de universidad y estoy contenta. Al fin, me había decidido por una carrera en mi año sabático. Ansiaba estudiar Arquitectura, no veo la hora de graduarme y salir al mundo a diseñar lo que tengo en mente.

El misterio de los elegidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora