Capítulo 7

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Un proyecto, listo. Una pequeña maqueta de nuestra casa, listo.

Estaba muy entretenida con mis tareas y la música de mis audífonos a todo volumen. Bailaba por la habitación mientras ponía pegamento a los detalles finales, recogía lo que ya no me serviría y arreglaba.

Estaba por ir a ducharme, cuando mi hermano me interrumpió tocando mi hombro.

—¿Qué? —me quito los audífonos.

—Tu novio, está abajo.

—¿El mío o el tuyo? — lo molesto.

—Ojalá, pero él no me hace caso — se limpia una lágrima imaginaria.

—No pierdas las esperanzas —le toco el hombro en burla y salgo de mi habitación.

A ambos nos gustaba jugar con el tema. Yo sabía que mi hermano tenía un crush con Teo, por más que se hiciera el desentendido. Mamá también lo sospechaba, pero no se atrevía a preguntar.

—Hola —le digo bajando las escaleras.

—Hola ¿Puedo hablar contigo un momento?

Mamá lo miraba con cariño— Oh, yo me retiro a la cocina. Cielo, si quieres algo me avisas ¿Esta bien? Tenías mucho tiempo sin venir.

—Gracias — le sonrió y cuando ella se fue, la borró gradualmente.

—Vamos a tu habitación.

Subimos a paso rápido y cerré la puerta.

—¿Qué tienes? ¿Esta todo bien?

Dos cosas raras. Uno, es de noche y dos, Teo no acostumbra a entrar a mi casa. Debía ser algo muy importante para que él viniera.

—No, hablé con mi madre.

—¿Y?

—Siéntate, esto es serio.

Lo hice entre dudas y le observé el semblante. Era una mezcla entre enfado y preocupación, casi el mismo que tenía cuando terminó la llamada con su madre o podría decir que peor.

—¿Qué sucede, Teo? ¿Qué te dijo tu madre?

Él se pasó las manos por el rostro y el cabello con frustración.

—Me dijo la verdad.

—¿Sobre qué?

—Sobre nosotros. Hemos vivido en una maldita mentira.

—No entiendo — se me sale una risa nerviosa— , ¿A qué te refieres?

—Cuando llegué me bombardeo de preguntas relacionadas a ti. Me habló de las noticias y yo no tenía ni idea —se levantó de mi cama —. Hay algo que...¡Maldición!

—Teo, me estás poniendo nerviosa. Dime ya.

—Hay algo que te no te dije, Cass. Mi madre...ella me obligó hace años a que yo te dejara de hablar. Me dijo que debía dejar de ser tu amigo.

Ahora sí estoy confundida.

—¿Qué? —fruncí en ceño—¿Por qué?

—Hasta ahora no lo sabía, nunca me dio una razón. Fue hace tanto tiempo, cuando éramos niños y tu habías desaparecido.

—Siempre hemos sido amigos ¿Acaso tiene algo que ver con ser huérfana?

—No ¿Recuerdas ese invierno cuando tú padre te dejó?

—Por supuesto que lo recuerdo, Teo.

—¿Recuerdas todos los meses que pasamos sin vernos y luego ésta familia te adoptó?

El misterio de los elegidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora