La curiosidad me invita a seguir los pasos que antes había recorrido mi amigo. Ahí están dos habitaciones a puerta cerrada, donde intuyo está Elek.
—No creo que sea buena idea que entres ahí.
Mi mejor amigo me detuvo antes de que pudiera abrir la puerta. Mi reacción anterior ha sido correr a ver al chico brillante de nuestro grupo.
—¿Por qué no?
—No está muy bien.
—¿Qué tan mal?
—¿Eh...del uno al cinco? — se rasca la nuca— le doy un cinco.
Abro la boca.
—¿Y está consciente?
— Milagrosamente.
—Entonces, solo daré un vistazo — le aviso con mis ojos en él —No sabes lo mal que me sentí hace un rato por ambos. Que ustedes estén vivos es la mejor noticia del día.
—Lo mismo digo — suspira con una pequeña sonrisa — anda, ve a verlo. Solo no te tardes.
Él se aleja por el pasillo. Pongo una mano en la manija y la giro lentamente. Unos pasos y estoy dentro. La habitación está iluminada por la luz que entra por las ventanas, haciendo que todo se vea claramente. Trato de evitar la cama que se encuentra en un rincón porque ahí se encuentra él.
Mi intención era dirigirme hacia la ventana, dónde me sentía cómoda, pero mis pies ignoran mis pensamientos y me llevan hasta la cama con sábanas grises. Sí, dije que solo daría un vistazo, pero que más da. Veo que está cubierto completamente, excepto por su cabello marrón. Me acerco un poco más y decidida a enfrentar la situación, voy y aparto la sábana de su cabeza.
La respiración me hace una mala jugada y aunque quiera mantenerme tranquila, me agito al verlo. Él se encuentra dormido o quizás inconsciente, no lo sé, pero ahí está. Su rostro está girado hacia mi izquierda, sobre la almohada descansa plácidamente sin señales de dolor. Tiene golpes visibles, pero nada tan grave y eso me parece un milagro. Aprovecho que no ha notado mi presencia y con una mano deslizo la sábana hacia abajo, destapando su pecho desnudo.
Tapo mi boca callando la sorpresa. Elek tenía más golpes y cortadas, todos repartidos por sus hombros y pecho. El que más sobresale es una herida a un costado, cerca de sus costillas.
Es bastante ancha y de al menos unos diez centímetros. No imagino el dolor que eso debió causar y de solo intentar imaginar cómo se lo hizo me da escalofríos. Lo bueno es que ahora tiene puntadas y parece que va a sanar bien.
Él se remueve acomodándose y voltea el rostro, yo retrocedo lista para huir si es que él abre los ojos, sin embargo eso no pasa y quedo pasmada al descubrir una nueva herida. Doy un paso más cerca y lo observo.
Esta pasa desde su frente hasta su mejilla derecha, va en línea recta como si el pedazo de algo le hubiera pasado rápidamente por el rostro y dejará un rastro. No es tan grande como el de las costillas, aunque sin duda debió dolerle de igual forma.
Paso mi mano delicadamente por su rostro. Está con buena temperatura y por alguna razón, también en una condición increíble para mi entendimiento. Suspiro feliz de verlo respirar, no sé cómo es que lo logró, pero no me voy a quejar, le he tomado un poco de cariño. Es un alivio aguantarlo por más tiempo.
Me aparto con cuidado. Creo que es mejor dejarlo descansar y por supuesto tampoco quiero que me atrape tocando su cara. Sonrío de solo pensar cómo se pondría.
Salgo en silencio y camino por el pasillo, escucho a los chicos hablando del accidente y de lo genial que es ser un semidiós, o bueno, esa parte vino de un emocionado Teo.
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El misterio de los elegidos
FantasyCass no tiene una vida común, sólo creció aceptando una pequeña diferencia. El collar que esconde es su habitación no es más que un imán para las desgracias, pero ella desconoce por completo lo que conlleva. Una noche, todo se desequilibra. El dest...