Final de maratón 4/4
Posiblemente tengamos todas las de perder. Nuestro mayor riesgo lo cargo en mis brazos y resulta irónico. Cualquier otra persona no habría dudado en huir y hacer lo que quiera con el libro. Con esto tienes miles de posibilidades, dañar a tus enemigos o al mundo entero. Pero aquí estamos, pensando en defender a una sola persona a la cual no conocemos y arriesgando nuestro futuro.
No me arrepiento. Salvar aunque sea una vida es como un respiro entre tanta perdición. Quien sabe, tal vez esa única vida pueda cambiar su destino al tener una segunda oportunidad. No soy una diosa y ni pienso acercarme a serlo, pero si tengo la sola posibilidad de cambiar algo, por muy pequeño que sea, espero hacerlo bien.
Que valga.
Teo fue el primero en mostrarse. Detrás de él está Minkabh y los gemelos. Por órdenes de todos, yo me quedé detrás con Sabah y Ekek a mi lado. Los enemigos al vernos, mostraron su sorpresa sacando sus armas cargadas.
—¿Quién diablos son ustedes?
—Por ahora, los salvadores — contesta Teo de brazos cruzados.
—¿Los salvadores? — susurra Deimos con repugnancia.
—A mi me agrada — la rubia a mi lado asiente satisfecha.
— Ya basta — nos calla Minkabh.
—Sueltenlo —les dice mi amigo con voz autoritaria.
Hizo lo mejor que pudo, pero la verdad, no convencía a nadie.
—Payasos, regresen por donde vinieron.
—Esa fue a las buenas. Ahora hagámoslo a mi manera —Fobos se hace a un lado y pone toda su atención en los hombres. No tengo que verlo para saber que sus ojos se tornaron vacíos y malignos. Lo que viene después, lo he visto un par de veces y hasta lo viví por unos minutos en el pasado. En sus mentes deben de haber imágenes perturbadoras de sus propias muertes. Y se reflejan de inmediato en como gritan y se retuercen de terror en el suelo.
Excepto por dos personas.
Es claro que el actor no es el objetivo, pero uno de los hombres de seguridad no está sucumbiendo ante el don de Fobos. Mira a su jefe y a sus otros dos compañeros con una pequeña sonrisa asomándose por su rostro.
—¿Tu quién eres? — avanza Deimos a la defensiva y lo toma por el cuello de la camisa.
—Eso no importa. Veo que tienen el libro.
Sus ojos celestes se posan en mí y me analizan de arriba a bajo. La extraña sensación de familiaridad me recorre el cuerpo. Aquella mirada no denota hostilidad de ninguna manera. O eso es lo que mi presentimiento me dice.
Le doy el libro a Sabah y avanzo hasta quedar enfrente del hombre.
—Cass — Teo hace el amago de querer sostener mi brazo en advertencia.
—Relájate, no pasa nada — lo miro con tranquilidad y me dirijo a Deimos— suéltalo, a este paso no nos hará nada.
Fobos hace que los demás hombres se desmayen del miedo, dándonos la oportunidad de hablar sin los gritos de por medio. Su gemelo suelta al hombre sin delicadeza alguna y se posa a mi lado.
Él se arregla la camisa que dejó el apretón de Deimos y me mira con gracia. Cruza sus manos detrás de su espalda y se mantiene de pie con elegancia.
—La chica valiente del grupo.
—¿Para hablar contigo? Pues sí.
—¿Acaso me conoces? —frunce el ceño en falsa confusión.
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El misterio de los elegidos
FantasyCassandra siempre supo que su collar era especial, pero nunca imaginó que también era una sentencia de muerte. Desde que nació, ha escuchado las voces del Consejo del Olimpo, dioses que le susurran secretos prohibidos y exigen su silencio absoluto...