Capítulo 16

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-¡Cass, despierta! - la voz de un hombre que grita mi nombre hace que despierte bruscamente. Asustada, me siento en la cama mirando hacia donde proviene la voz.

La puerta está cerrada y la única luz que hay es de la pequeña mesa de noche. Busco alrededor de la habitación y no veo a nadie.

¿Que fue eso?

Estiro mi brazo y me fijo en el reloj a mi lado, son las tres y quince de la madrugada.

¿Estaba soñando? No, eso no puede ser. Estoy segura de que lo que escuché, fue muy real. La voz no era de alguien conocido, tampoco era de uno joven. Lo que si sé, es que sintió de urgencia, como si algo estuviera pasando y quisiera advertirme.

Suspiro y me restriego los ojos con sueño, seguro es mi cerebro paranoico. Vuelvo a recostarme y trato de volver a dormir.

Cuando estoy a punto de caer dormida, escucho la puerta de la habitación abrirse. Abro los ojos otra vez y me encuentro con un Elek nervioso viniendo hacia mi.

-Nos tenemos que ir, estamos en peligro.

De inmediato lo conecto con lo de la voz, así que hago caso sin dudarlo. Voy hacia el clóset y busco mi mochila con ropa preparada. Me la pongo en el hombro, sin tiempo para cambiarme. Junto a Elek salimos de la habitación y vamos apresurados por el pasillo.

-Hay electricidad -le digo - . No son los Oklas.

-Tampoco son las ilusiones. La verdad no sé qué está sucediendo, los gemelos dementes dijeron que hay alguien aquí.

¿Y la voz que escuché? ¿Será esto?

-¿Teo está con ellos?

-Si, están en la cocina.

Estamos bajando las escaleras hasta que frenamos en mitad de esta debido a un estruendo. La puerta principal fue abierta violentamente dejando entrar el viento frio de la madrugada y con ello entraron un chico y una chica totalmente desconocidos. Las miradas triunfadoras cayeron sobre nosotros, pero no en el buen sentido. Ambos poseen armas en sus manos, que consisten de enormes espadas afiladas. Con eso ya sé que no son ladrones.

-Te tenemos - habla la chica. Asiática y con el cabello teñido de un rojo intenso.

El chico a su lado es de tez canela, cabello castaño largo hasta los hombros y mirada peligrosa.

-¿Los conoces? - me pregunta Elek mientras los ve sorprendido.

¿En serio preguntó eso?

-Obviamente no, Elek - Lo miro como si estuviera loco-. Hay que correr.

Lo tomo del brazo y juntos bajamos lo mas rápido que podemos, mientras los desconocidos se apresuran a ir tras nosotros. Corrimos recorriendo la casa y llegamos a la cocina.

Al escucharnos entrar, todos se voltean.

-¡Abajo! - grita uno de los gemelos.

Nosotros a duras penas logramos hacerle caso, no se cual gemelo era, pero lo que hizo fue lanzar unas pequeñas dagas en dirección a los dos que venían detrás nuestro. Elek y yo nos arrastramos en el suelo y nos adentramos a la cocina, posicionándonos detrás de la encimera.

-Esto es una locura - respira agitado Elek.

Asomo la cabeza y veo a los gemelos luchar ágilmente contra los nuevos, con espadas y golpes. Uno usa las armas y el otro solo hace maniobras extrañas con sus brazos, golpeándolos. Ellos hacen que la chica y el chico retrocedan por el pasillo para alejarlos de la cocina. Agradezco que esos chicos sepan que hacer, porque sin ellos estaríamos muertos.

El misterio de los elegidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora