Capítulo 22

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Había acompañado a Elek un rato más, nos quedamos hablando del lugar y sus ocupantes. Le conté lo poco que sabía y solo con eso él ya estaba fascinado. Un par de ninfas entraron en medio de nuestra conversación y fue tan gracioso su rostro al verlas. Él no podía creer que fuera real. Hizo tantas preguntas que yo apenas y sabía que responder, al parecer había mucho más por averiguar y con lo poco que conozco a Elek estoy segura que se encargará de resolverlo. Creo que hay una competencia entre quién de nosotros es más curioso, así que le dejaré esa tarea a él por ahora.

Luego de que una ninfa le diera alguna clase de infusión para el dolor, me fui, con la promesa de venir más tarde a visitarlo. Al cerrar la puerta no me encontré a nadie en la salita, fui a la parte de afuera y estaban conversando con una de las ninfas del lugar.

—Ya llegó la protectora del mortal — les dice Deimos a todos llamando su atención y así voltearse.

—Te tardaste ¿Él está bien? — Sabah se aproxima con preocupación en sus ojos.

—Todo bien, solo hablamos un poco — dije sería — tuve que arreglar lo que hicieron.

—Lo siento, yo no quise hacerlo sentir mal — la rubia se disculpa sin titubear, parecía sentirlo de verdad.

Deimos suelta una risita y Fobos rueda los ojos con fastidio.

—No se disculpen conmigo, díganle a él —me cruzo de brazos y Sabah es la primera en correr dentro de la casa.

Me sorprendo un poco al verla, no me esperaba que fuera hacerlo justo ahora. Teo sonríe con la escena, pero luego la borra al posar los ojos en los gemelos.

—¿Nadie más? — dijo mi amigo.

—Iré, pero solo porque no fue justo presionarlo en su estado — Minkabh me dio una mirada un poco más amable a la que tenía hace rato y sin decir más, entró.

—Que dramáticos, ni que lo hubiéramos golpeado — dice Deimos con mirada de aburrimiento.

—Creo que haces mucho por ese mortal — el otro gemelo se muestra molesto.

Suspiro, estos dos no tienen remedio.

Eso me hace pensar en cómo serían los demás dioses y semidioses ¿Qué tanto se parecen? Ellos y su falta de comprensión es algo que tienen en común, supongo.  A nadie le importa los mortales y es algo que nunca podré soportar.

—¿Tener un amigo y que te importe su bienestar te parece mucho?

—Sí y aún más cuando se trata de alguien como él. Es un problema tenerlo con nosotros, nos retrasará y en algún momento morirá.

—No me importa lo que opines. Elek no es una carga solo por ser un mortal.

— Eso es lo que tu crees, pero en algún momento te darás cuenta —sigue Fobos.

—Mi hermano tiene razón.

—Eso no es justo, solo lo dicen porque crecieron entre dioses — se mete Teo.

—Y ustedes entre esos seres inferiores —contesta Deimos.

Una discusión que empezó con Fobos y yo, ahora era Teo contra Deimos. Los cuatro defendimos nuestros puntos de vista hasta que las chicas salieron de la casa y se nos quedaron viendo confundidas.

—Es una carga y estás cegada por la lástima que le tienes.

—¿Qué? Yo no siento lástima, él es mi amigo y ha hecho cosas por mi que le agradezco.

—¿Qué puede hacer él por ti? ¿Traerte comida? — se burló Deimos y soltó una risa.

—¿Eso es lo único que se te ocurre, cabeza hueca? — le digo molesta.

El misterio de los elegidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora