Capítulo 26

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Las ninfas corrían de un lado a otro con la mezcla de gritos de terror y dolor. La escena despiadada manchaba el pasto a cada paso que daban nuestros enemigos.

Ese día en pleno apogeo, nos atracaron. En ningún momento habíamos bajado la guardia, pero no nos imaginábamos el final de aquella aldea, que nos recibió cuando más lo necesitabamos.

Y no pudimos hacer nada.

Antheia prácticamente nos imploró nuestra salida, no quiso nuestra ayuda por más que la ofrecimos. Habíamos peleado contra ellos por varios minutos, que me parecieron ir muy lentamente y aún que no íbamos perdiendo, tuvimos que dejarlos ganar.

Era lo que la ninfa al mando quería y lo que según dijeron, lo que deseaban los que nos buscaban.

Antheia nos dió dos opciones: pelear hasta entregarnos o huir para sobrevivir.

Y por supuesto, ninguno estaba de acuerdo en nuestro pequeño grupo. ¿Pero que podíamos hacer? Apolo y Antheia nos habían repetido miles de veces que debíamos mantenernos firmes ante nuestros planes.

Y entre ellos no estaba que nos atraparan.

Unos días antes de ese acontecimiento decidimos que lo mejor era mantenernos unidos, hasta llegar a descubrir todo el desastre que había por secretos y luchar contra todos los que se nos interpusieran.

Entonces, luego de pedirle a Antheia que se cuidara, nos marchamos silenciosamente por el bosque e imploramos que no se perdieran tantas vidas.

Por más que hayamos tenido largos meses de entrenamiento, tanto con los dones y armas, aún nos subestimaban. Sé dentro de mí que las felicitaciones y el apoyo no eran del todo sinceros. Se rumoreaba que los dioses nos creían inferiores sin importar qué.

Y eso debe cambiar.

Mi don con la naturaleza era cada vez más sencillo de controlar, porque ya no le temo tanto al usarlo. Es parte de mí, algo así como una extremidad. Me dí cuenta de lo importante que es tenerlo y desde ese día en que aprendí a usarlo, no lo dejé de manifestar.

Puedo hacer crecer flores y plantas de casi cualquier tipo que imaginara, por eso me he tomado el tiempo de aprender cada una. Incluso puedo hacerlo con los árboles y es increíble.

Con Apolo, entendí que puedo llegar más allá de lo que creo, pero no llegué a averiguarlo del todo. Sabíamos que manipular el cien por ciento del entorno vegetal es algo que algún podría hacer, pero no lo intente ni una vez, o bueno, no hice nada parecido a lo de aquella vez. Él cree que cuando experimente emociones realmente fuertes, es que descubriré todo mi potencial.

Yo pienso lo opuesto. Con la noticia de mi padre pude crear un desastre, sin embargo eso no sucedió. No sé si es porque no fue suficiente, ya que me acostumbré a la idea del abandono. O tal vez deban agradecerle a Deimos por llegar y distraerme con su insufrible forma de ser.

Ya veremos que sucede.

En cuanto a Teo, él no necesitó demasiada ayuda. A pesar de ser algo complicado de entender, no le supuso mucho esfuerzo. Resultó ser muy bueno en lo que hace.

Ambos pasamos de ser unos simples chicos inexpertos a semidioses promedio. Porque es sabido por todos que existimos en alguna parte, pero no somos los suficientemente importantes o tal vez, no relevantes.

Con los demás es lo mismo de siempre, a veces nos odiamos y al otro rato nos apoyamos. Se podría decir que nos soportamos increíblemente bien a pesar de lo que nos fue inculcado.

Y no me olvido de Elek. Él ha sido el que más trabajo pasó de todos. Tuvo que aprender a la fuerza a defenderse, ya que los gemelos a demás de darnos clases a nosotros, le dieron muchísimas a él.

El misterio de los elegidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora