Capítulo 18

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El sonido de una bocina se escucha no muy lejos de donde estamos y eso significa que Sabah y Elek ya han llegado de la ciudad.

Ninguno hizo ademán de querer moverse, así que era mejor esperar que ellos vinieran hasta nosotros. Y vaya que fue digno de película las caras que pusieron al llegar.

—¿Qué fue lo que pasó aquí? — pregunta Elek viendo los cadáveres con impresión.

—¿Están bien? — Sabah se nos acerca preocupada.

—Estamos bien.

—Llegaron tarde para la acción — les dijo Deimos con pena fingida.

—¿Quiénes son? —Sabah curiosea.

—Oklas.

—¿Oklas?

—Ella no sabe que son — se ríe Deimos por su ignorancia.

—No te burles, ¿Cómo voy a saber? Eso viene del lado de ustedes, no de nosotros — lo miró mal y luego se dirigió a mí—. ¿Son los que van tras Teo y tú?

—Sí, están siendo enviados por alguien y lo que hacen es poseer cualquier cuerpo que encuentren y en otras ocasiones vienen en la noche en su forma original, como espectros.

—¿Y es usual que vengan vestidos así?

—No, no lo habíamos visto antes. Estos parecen guerreros romanos — observa Elek —. Tienen el vestuario muy parecido, solo les falta el casco.

—Eso ya lo sabemos — dice Fobos caminando hacía uno de los cadáveres— en efecto, son soldados de la antigua Roma. La pregunta es ¿Qué hacen aquí?

—O ¿Cómo llegaron? —agrega su gemelo.

—¿Y ustedes de donde sacan que en verdad son romanos y no es solo un disfraz? — les pregunto, ya que eso podría ser una posibilidad, pudieron haber sido mortales con vidas normales antes de ser usados.

—Es muy obvio. Primero, la armadura está muy bien hecha. Segundo, las técnicas de pelea cuerpo a cuerpo. Y tercero, las heridas que ven — se agacha y toca la gran cicatriz del rostro — son reales. Así que, estamos seguros que eran unos de ellos antes de ser poseídos.

—Pero ellos son de otra época — digo algo confundida por la nueva información.

—¿Estarán trayendo a los muertos de vuelta? — Teo da una teoría.

—Las hechiceras no tienen acceso a esa clase de poder — le responde seguro Fobos.

—¿Entonces cómo?

—Portales— suelta Sabah y todos volteamos a verla. Ella no parecía orgullosa de saber la respuesta a nuestras dudas. Los gemelos la miraron serios, pero hubo un pequeño cambio, Fobos asintió dándole la razón. Yo solté una risa escéptica y Teo frunció el ceño.

—Debe ser broma — fue lo que dijo Elek —. Nadie ha visto un portal nunca.

—Eso es porque los mortales no saben ver entre las maravillas en las que viven — dice la rubia.

—La gatita tiene razón — la apoya Deimos por primera vez y Sabah se quejó por el apodo —. Todo está a su alcance y no tienen ni idea. Pero mejor que sea así.

¿Quién lo diría? Ahora existen los portales y resulta que todos ellos saben de eso, menos nosotros. Por el momento no lo creo hasta que vea uno. Es completamente descabellado la idea de poder atravesar un portal e ir a otra época. En cierto punto me siento emocionada por esta nueva información, de saber cosas que se supone que se suponen no existen.

—¿Donde están? Los científicos han buscado todo tipo de fenómenos y los portales no han sido reportados — Elek como buen estudiante de historia se ve ansioso con saber más.

El misterio de los elegidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora