Capítulo 34

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Sentí mi corazón comenzar a acelerarse y un raro mareo como si la sangre hubiera desparecido de mi cuerpo, de seguro Dios me odiaba.

—Joder —susurró Evans entre dientes a medida que nos acercábamos.

—Entra, yo hablaré con él —le dije a Evans, él parecía querer refutar, pero pareció pensar que terminarían nuevamente en pelea y solo afirmó con la cabeza para seguir caminando cuando yo me detuve frente a Draco, él tenía unos ajustados pantalones blancos y un suéter vinotinto, olía realmente tentador.

—¿Entonces se supone que intentas jugar con los dos? —Dijo Draco pareciendo humorístico, pero la vena de su frente comenzó a abultarse mostrando su molestia— cuando no estoy yo, está él.

Tragué saliva pesadamente, realmente no creí que me encontraría.

—No juego con nadie, lo rechacé —expliqué—, pero mi madre dijo que era preferible decirle de frente que no quería estar con él, eso hice, ahora somos amigos.

Draco soltó una carcajada irónica y rascó con su meñique su ceja como si intentara calmar su rabia.

Bien, lo admitía, eso sonaba falso a pesar de ser la verdad.

—Entonces eso explica por qué estas vestida con un diminuto vestido yendo a una fiesta con él —dijo con sarcasmo— como su amiga, aun cuando me dijiste que no ibas a venir.

—Yo... —comencé a buscar una excusa para que me perdonara, pero de repente fue como un rompecabezas que comenzó a armarse en mi mente y todas las piezas comenzaron a encajar, miré su ropa y alcé una ceja— ¿Y qué tú haces aquí? ¿No ibas a ayudar a la señora Candy? ¿Acaso viniste a ver si yo iba a venir o qué?

Entrecerré los ojos, había algo que no estaba viendo, una pieza faltante en mi rompecabezas que no encajaba. Él alzó las cejas pareciendo ofendido.

—No estamos hablando de —refutó, pareció querer decir algo más pero en ese preciso momento escuchamos unos pasos eufóricos y Helena apareció, llevaba unos jeans ajustados y una camisa bastante reveladora, al menos no tenía un busto grande, eso me haría la sangre hervir.

—¡Viniste! —Gritó— pensé que no ibas a venir, ayer cuando hablamos me dijiste que sí pero cuando te escribí esta mañana me respondiste solo un “posiblemente”, pero me alegra que sí hayas venido.

Ah, entonces Helena la perra tenía su número y de hecho hablaba con Draco, y para terminar de encajar la pieza faltante, Draco iba a venir a la fiesta desde antes de que Evans me hubiera invitado, por eso él no quería que yo viniera, porque él iba a venir con Helena.

—Hola, soy Helena —ella me extendió su mano y yo me forcé a apretársela posiblemente más fuerte de lo usual—, Evans dijo que vendrías con él, puedes pasar, eres bienvenida.

Miré a Draco, él parecía haberse quedado mudo, por primera vez no vi su característica expresión inexpresiva sino que parecía un poco desestabilizado y en sus ojos notaba el impacto de ser descubierto, no había excusa, no había ni siquiera una media verdad, él me había prohibido venir porque él había quedado con ella.

—Gracias —dije tragando saliva pesadamente posiblemente en un raro intento de tragar mi rabia y caminé atravesando el pequeño jardín hasta la casa para buscar a Evans.

En ese momento me di cuenta de una cosa bastante importante.

El chico del que estaba posiblemente enamorada era un perfecto engañador y posiblemente también me había mentido de la supuesta apuesta de Evans y su grupo de amigos, posiblemente para que yo no saliera con ninguno de ellos y “tenerme para él” como había dicho cuando intentó averiguar si estaba con Emma.

Deseo... que seas mío. (Libro 1 Y 2) [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora