II. Quiero tu alma.

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Mis manos intentando aflojar el agarre que tenía en mi cuello...

Me asfixiaba...

Sangre...

Dolor...

Las sábanas manchadas, no podía respirar, no podía mantenerme consiente, no podía llegar a la puerta ni forzar mi voz a gritar por ayuda. No podía hacer nada para evitar caer en la oscuridad...

Mis ojos se abrieron de repente y me tomó un momento adaptarme a la luz blanca de la habitación, ¿un hospital? No, no había ni siquiera olor a alcohol, me senté con un poco de dificultad, mi respiración y mi ritmo cardiaco era acelerados, tenía mucho tiempo sin tener esas horribles pesadillas, sentía mis músculos un poco atrofiados, la cama debajo de mí era tan suave que casi se hundía en cada movimiento que hacía. Me sobresalté cuando lo primero que noté fue mi pierna enyesada, lo segundo fue que tenía un vestido que estaba segura no era mío, mis brazos tenían oscuros moretones, más feos de los que usualmente tenía, los recuerdos de mi dolorosa caída volvieron a mi mente hasta que las absurdas palabras del sujeto revolotearon en mi cabeza como una rara pesadilla:

«—¿Qué es lo que quieres de mí?  

—Tu alma... »

Su voz profunda, su sonrisa extraña...

Oh mierda.

¿Estaba muerta?

No, cálmate Eclipse, los ángeles de la muerte no existían, ¿o sí?

Me rodé con un poco de dificultad hasta una esquina de la cama y cuando comencé a tomar impulso para levantarme la puerta de la habitación se abrió.

Era él...

El sujeto.

Todo mi cuerpo se estremeció, y me levanté por impulso ignorando cualquier dolor que podía sentir en ese momento, me costó un poco estabilizarme, pero lo logré y alcé la barbilla en actitud defensiva dispuesta a golpearlo si se me acercaba. El sujeto se quedó parado en la puerta al notar que había despertado, lucía diferente sin su gorra, podía notar incluso que su cabello era negro, un poco crecido y lacio, esta vez no llevaba ropa robusta y negra, sino una camisa de vestir blanca y unos pantalones clásicos de pinzas, incluso lucía unos pulcros zapatos elegantes, parecía que se preparara para salir a una boda o algo así.

¿Me había secuestrado?

—Hola... —murmuró, su voz era igual de profunda que la última vez que lo escuché.

—¿Para qué querías mi alma? —mi voz sonó un poco más fuerte de lo usual, el sujeto pareció un poco confuso y agregué para explicarme: —Cuando estaba en el piso del aeropuerto te pregunté qué querías de mí y dijiste que querías mi alma... ¿Para qué?

Me sorprendí que mi voz un poco adormecida mostrara mi frustración, pero realmente tenía un poco de temor, no sabía ni siquiera donde estaba, ni mucho menos qué hacia él aquí.

El sujeto me mostró esa sonrisa en sus labios ladeada acercándose un poco, era muy alto, tal vez casi dos metros, su caminar era firme, se notaba que tenía mucha confianza en sí mismo.

—Detente o te voy a dar una patada en las bolas con mi yeso —amenacé, el sujeto se detuvo, su ceño se frunció un poco en confusión pero no guardó su sonrisa entretenida.

—No te lo recomiendo, tienes una fractura, darme una patada te dolerá más a ti que a mí.

—Me vale —refuté—, ¿Quién eres?

Deseo... que seas mío. (Libro 1 Y 2) [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora