Capítulo 35 - Insomnio

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Rápido se les pasó la tarde, José Luis ya no regresó a la oficina, pues necesitaba ir al centro comercial y a recoger a Perry y se estaba haciendo tarde.

Se despidió de Romina y se fue rápidamente al centro comercial, directo a la tienda de instrumentos musicales. Observó por minutos las guitarras y eligió una. La compró en ese mismo momento.

Cuando iba llegando a su auto sonó su celular, era Hanna. Él le respondió, pero ella quería verlo. Cosa que no se podía porque José Luis iba a ir a casa de sus papás a recoger a Perry, lo aceptó y quedaron en que se miraría al siguiente día en la empresa.

Luego tomó camino a la casa de sus papás. Estaba Yahel en el jardín jugando con Perry.
Cuando José Luis llegó a ellos Perry corrió con mucha emoción hacia él. Lo abrazó. Luego saludó a Yahel.

—¿Te dijo Raúl que tendremos un sobrino? —cuestionó Yahel.

—¿Raúl va a ser papá? —preguntó dudando, confundido.

—No estoy hablando de él —contestó—, David.

—¿Enserio? —cuestionó con emoción—. No lo sabía. Ni siquiera he platicado mucho con Raúl —se quedó recordando—. No, casi nada.

—¿Te quedarás un rato?

Vio la hora —Solo porque es temprano —respondió—. Me quedaré un ratito.

José Luis entró a la casa y saludó a sus papás, que por cierto tenía tiempo sin verlos, pues el día que llevó a Perry solo se lo dejó afuera con Yahel.
Su mamá se alegró de verlo y le dijo que se quedara a cenar. Él aceptó quedarse.

Se hacía tarde y José Luis decidió que era hora de irse y se fue directo a su casa.

Raúl se encontraba ahí y al ver a Perry lo abrazó.

—Hoy sí te acordaste de él —le dijo a José Luis.

—Sí, ya me hacía falta —respondió. Dio unos pasos hacia adentro y recordó—. Olvidé la guitarra en el auto —salió de su casa.

—¿La qué? —cuetionó Raúl dudando.

Luego regresó José Luis con la guitarra en las manos dentro del estuche, Raúl había entendido perfectamente.

—Mira lo que compré —le dijo con una sonrisa en su rostro.

—No lo puedo creer —Raúl también sonrió—. Creí que nunca más volvería a verte con una guitarra.

José Luis la sacó del estuche para mostrársela a Raúl. Era perfecta, hermosa.

—Toca algo —le dijo Raúl.

José luis le hizo caso y comenzó a tocar, no sin antes afinarla, y así lo hizo por buen rato. Hasta que se hizo tarde y Raúl decidió que era hora de irse a dormir.

José luis se fue a su habitación, pero no sé durmió, se quedó mucho rato tocando la guitarra y recordando viejos tiempos, que hasta sacó una libreta y empezó a escribir y escribir.

Más tarde se puso la pijama y apagó las luces, pero se dio cuenta de que entraba una luz por las ventanas, se asomó y vio que era la luna.

—Es hermosa —susurró para él mismo.

Se quedó contemplando la luna un rato. Se dio cuenta de que era tardísimo, entonces se acostó. Pero no podía dormir así que se levantó y salió de su casa. Perry fue tras de él.
Caminó un rato por el vecindario. Analizaba por qué no podía dormir. Tal vez era todo lo que estaba pasando en esos días. La forma rara de tomar de Hanna. Los recuerdos de Melissa. El cambio de puesto.

Después de varios minutos, decidió que era mejor regresarse a su casa. De tanto pensar se sintió cansado y empezó con un ligero dolor de cabeza.
Entró a su cuarto. El reloj a un lado de su cama marcaba las 5:30 AM.
Se acostó y pronto se quedó dormido.

El despertador sonó a las 6:40. José Luis la apagó y le fue difícil poder abrir los ojos siquiera. Intentó levantarse, pero el dolor de cabeza fue insoportable, la sintió pesada, así que ya no intentó levantarse y se volvió a dormir.
En minutos Raúl le habló tras la puerta.

—José Luis, ¿No irás a trabajar? —dijo Raúl.

—Me siento mal —respondió con voz ronca.

—¿Qué te pasa? —preguntó mientras abría la puerta.

—Me duele horrible la cabeza —susurró.

—¿Te llevo al médico?

—No creo que sea necesario. Es que no dormí, tal vez es por eso.

—¿Quieres que te traiga una pastilla?

José Luis asintió —Por favor.

Raúl salió y pronto regresó con una pastilla y un vaso de agua. José Luis se levantó un poco y se la tomó.

—¿Necesitas algo más?

—Gracias. Creo que solo descansar.

—Bien. Te haré algo para que desayunes cuando despiertes, solo lo calientas.

—Gracias de nuevo —intentó hacer una sonrisa.

—Descansa —fue lo último que dijo antes de salir.

Raúl le preparó el desayuno a José Luis y luego se fue a la empresa donde trabajaba.

José Luis se despertó tarde, aunque no tanto como hubiese querido.

Vio a Perry acostado en el piso a un lado de él, le habló para que se subiera a la cama y lo abrazó.

—¿Vamos al parque, Perry? Tal vez me haga sentir mejor.

Luego se levantó y se dio un baño, después fue a calentar lo que Raúl le había preparado y lo comió.
Salió con Perry hacia el parque que estaba cerca de su casa, se llevó una pelota para jugar con él.
Al llegar le quitó la correa y le empezó a tirar la pelota.
El aire fresco le hizo sentir un poco mejor, además de la alegría que transmitía Perry.

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Notas de la autora

¡Hola! Aquí les dejo el capítulo 35 de la novela. Espero que les guste.
No olviden votar.

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Perdón por no actualizar cada semana como prometí, pero soy tan distraída que se me olvida. Pero estoy escribiendo más seguido así que no voy a dejar de subir capítulos. L@s quiero.

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