Raúl fue con José Luis y le preguntó si necesitaba algo. Le respondió que no.
El sábado por la mañana José Luis se levantó temprano y empezó a subir sus cosas a su auto.
Raúl se despertó porque escuchó que abría y cerraba la puerta, entonces se levantó.
—¿Vas a desayunar algo? —preguntó Raúl
—Son las 5 de la mañana, ni ganas de comer algo —respondió José Luis—. Mejor me espero a llegar a desayunar con los abuelos. Ya saben que llegaré temprano.
—Quisiera poder irme ahora contigo, pero hasta le miércoles iniciarán mis vacaciones.
—Allá te estaré esperando.
Raúl asintió.
Luego de que José Luis terminó de subir sus cosas y a Perry, se subió a su auto.
Se despidió de Raúl y emprendió camino al rancho de sus abuelos.
Pasando dos horas por fin llegó, ya comenzaba a amanecer.
Ya les había avisado a sus abuelos que llegaría temprano. Ellos siempre se levantaban temprano a comenzar con los trabajos del rancho.
Salieron sus abuelos al ver que había llegado y lo abrazaron.
Era la hora en que tomaban café con pan, pasaron y José Luis no les despreció. Se sentaron y platicaron un rato. Luego el abuelo se fue a supervisar a los trabajadores del rancho.
La abuela acompañó a José Luis a la habitación que había preparado para él.
—Voy a hacer algunas compras -dijo la abuela—. ¿No te importa quedarte solo?
—¿Puedo acompañarte?
—¿Eso quieres?
—Claro que sí —respondió José Luis-. Entre más salga y tenga cosas que hacer es mejor.
La abuela asintió y salió de la habitación. José Luis bajó todo de su auto y lo dejó ahí. Luego salió y vio a su abuela lista para salir de compras.
Dejó a Perry en la casa, no siempre dejaban entrar mascotas a las tiendas y decidió que se quedara.
Se fueron en el auto de José Luis, pues el pueblo estaba algo lejos de el rancho de los abuelos para irse caminando.
La abuela le dio instrucciones por dónde irse al llegar al pueblo, llegaron al mercado.
Pasaron por muchos puestos, en algunos llegó a comprar frutas y verduras, en otros carne.
Luego salieron del mercado y fueron a una tienda de abarrotes que estaba cerca, era grande y llamativa.
La abuela tomaba cosas y José Luis las cargaba en una canasta. Ya que tenía todo lo que necesitaba se fueron a la caja para pagar.
En la caja estaba una chica, a la que la abuela de José Luis saludó.
—Qué milagro que te encuentro por acá, Sandra —dijo la abuela.
—Buen día —dijo ella con una sonrisa-. Vengo a ver que todo esté en orden.
—Mira, te presento a mi nieto José Luis —dijo la abuela—. Anda de paseo por acá.
—Hola, ¿Qué tal? —dijo Sandra viendo a José Luis.
—Hola —respondió José Luis con una sonrisa amistosa.
—Oye, ¿Por qué no invitas a José Luis a dar una vuelta por el pueblo? Le haría bien distraerse un poco —le dijo a Sandra.
—Claro, si él quiere —respondió ella.
José Luis se sorprendió, pues no esperaba que su abuela dijera eso y menos que Sandra aceptara.
—Sí —respondió José Luis—. Por qué no.
—Pasaré por ti hoy a las 6 al rancho. ¿Está bien?
—¿No sería mejor que yo pasara por ti?
—Yo seré la que te muestre el pueblo. Así que déjamelo a mí. ¿Sí?
—Está bien —respondió José Luis, ahora más sorprendido por el buen carácter de Sandra.
La abuela pagó y José Luis se llevó las cosas a su auto, esperó que la abuela comprara unas cosas más y luego regresaron al rancho.
La abuela se puso a hacer el desayuno y José Luis decidió ayudar.
—Debes saber que Sandra es la muchacha más codiciada del pueblo —dijo la abuela.
—¿Y eso qué tiene? —respondió José Luis.
—Que si te convirtieras en su novio todos te tendrían envidia.
—Abue, yo no estoy buscando novia, ni necesito tener una relación en estos momentos.
—Yo solo te estoy diciendo que te conviene, depende de ti si haces la lucha.
José Luis sonrió, pero no buscaba olvidar a Hanna en brazos de otra persona, no le parecía algo justo.
Si debía olvidar a Hanna tendría que ser con el tiempo y estar alejado de ella por un tiempo.
La mañana pasó tranquila. Después del desayuno José Luis salió a dar un paseo en caballo acompañado de su abuelo. Se sentía más tranquilo, pues en el rancho se podían olvidar de cualquier preocupación, más por todos los paisajes que se podían observar y la tranquilidad que le daba cabalgar.
A la hora de la comida también ayudó a prepararla. En realidad ayudaba en quehaceres y algunas actividades del rancho con su abuelo, eso era lo que necesitaba según él. Siempre acompañado de Perry.
Por la tarde se arregló para salir con Sandra, quien fue puntual al llegar al rancho a las 6 en punto.
José Luis esperaba que llegara en un auto común y más clásico, nunca pensó que llegaría en un Jeep todo terreno.—Me gusta tu auto —dijo José Luis observándolo.
—Gracias, a mí también —respondió Sandra.
—Sí, supongo que por eso lo tienes —comentó él.
Sandra hizo una sonrisa y no dijo más al respecto.
Condujo hasta llegar al pueblo, luego pasaron por varias calles. Ella le señalaba algunos lugares relevantes del pueblo, museos, talleres, cultura, que algunos estaban cerrados por la hora que era.
—Tal vez no puedo mostrarte todo y llevarte a todas partes —dijo Sandra después de hablar sobre un museo—, pero te puedo llevar al mejor café que puede existir.
—¿El mejor? —cuestionó José Luis.
—El mejor —respondió ella.
—Tengo que comprobarlos —dijo él.
■▩▦▨□▧▦▩■
Notas de la autora¡Hola! Aquí les dejo el capítulo 45 de la historia, espero que les guste mucho.
Una disculpa por tardar tanto en publicar. Espero ya volver a escribir.
L@s quiero mucho. Espero que estén bien y no olviden dejar su voto.
***********
Hola de nuevo. No sé si se dieron cuenta, pero anulé la publicación de los últimos tres capítulos porque olvidé por completo mencionar a Perry, pero ya lo edité y espero que lo disfruten.
Ya tengo más capítulos para subir. Los quiero.
ESTÁS LEYENDO
Corazones Compartidos
Romance-No puedes negar que me quieres tanto como yo a ti. No tengas miedo, es mejor que hables antes de que sea tarde. Puede que a él hoy lo lastimes con esto, pero es mejor a que lo lastimes toda la vida porque no lo amas. Aún estás a tiempo de decidir n...