Capítulo 12

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Valentina no sabía que pensar o Mateo no la dejaba o algo andaba muy mal con su cerebro. Ninguna respuesta coherente llegó a su mente para poder responder a su esposo.

Mateo: -Así que, misteriosamente sabes donde se hospedaba Juliana -dijo Mateo rompiendo el silencio.

¿Acaso estaba todo acabado? No señoras y señores, pues ella tenía edad suficiente para hablar con su marido y explicar que no había ocurrido nada. Aunque ciertamente si había ocurrido algo, ¡Y qué algo!

Val: -¿Es que piensas que yo hablo con Juliana?-preguntó ella- Escucha una cosa Valdés -dijo intentando sonar enfadada y no asustaba, tal y como estaba- Juliana y yo hablamos por única vez cuando nos juntamos a cenar, cuando descubrí que tenías una hermana encubierto…

Mateo: -¿Es que vas a hacerte la victima?-preguntó. Dios, estaba cabreada, Mateo comenzaba a largar lanzas que le ardían.

Val: -De seguro Mateo-dijo indiferentemente-. Dime… ¿a que hora has llegado?

Mateo: -¿Qué tiene que ver eso?-preguntó él, enojado-. Me estas cambiando de tema. ¿Por qué sabes tú el hotel donde Juliana ha estado?

Val: -Ella me lo dijo cuando la vi en el restaurante-casi gritó. Intentando serenar su respiración, Valentina puso la conversación en altavoz.

Mateo: -¿No me mientes?

Val: -No Mateo, ¿cómo voy a mentirte? Aparte he venido hasta el estúpido hotel y tú hermana no estaba, así que no tienes de qué preocuparte.

Mateo: -¿A que has ido?- Necio.

Val: -A traerle unos papeles Mateo, me estás haciendo enfadar.

Mateo: -Oh, está bien-dijo apenado-. Disculpa, cariño, lo que ocurre es que creo que estamos distanciados y pensé que quizá te acuestas con Juliana-. Has dado en el clavo, Valdés mayor.

Val: -¿Y así lo dices?-preguntó alterada- Juliana no es mi tipo para nada y no me va engañarte, ¿sabes? Te amo Mateo-. Es mala educación decir “te amo” con la boca llena de mentiras-se dijo mientras cerraba los ojos con fuerza.

Mateo: -Yo también te amo Valentina-respondió él-. Voy a pasarte la dirección de Juliana, ¿quieres? Así puedes llevarle los papeles y ya luego te vas a dormir a casa.

Ella se sintió mal al saber que Mateo la trataba tan bien. Pobre hombre, ¡si supieras, Mateo, si supieras!

Mateo comentó algunas cosas sobre su viaje y luego le pasó la dirección. Nuevamente la herida causada por la daga, se habría. Ella se sentía la peor mujer sobre la tierra y no estaba muy equivocada, lo iba a lastimar.

Guardó el móvil en su bolso y se dispuso a manejar hasta el departamento de Juliana, quedaba a veinte o tal vez, treinta minutos de allí. Al llegar al lugar, subió las luces del auto y observó con cuidado todos los números de las casas. Encontró el lujoso edificio y aparcó el auto a una calle de allí.

Portero: -Juliana… Juliana Valdés-dijo él hombre mientras buscaba en la lista-. Es la nueva, ¿cierto?

Val: -Si, hace poco está viviendo aquí.

Portero: -La guapa del sexto piso, según mis dos hijas-rió. Ella se sintió posesiva al pensar que nunca iba a compartirla con esas dos.

Val: -De seguro que si-le sonrió- Mi cuñada es bastante linda.

Portero: -Oh, es su cuñada-dijo el hombre.

Val: -Si, mi cuñada-murmuró.

Portero: -Entonces vamos a dejarle que le de una sorpresa, por lo que sé, Juliana ha estado mucho tiempo fuera del país y aún no ha terminado de visitar a toda su familia.

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