Capítulo 33

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Al cabo de media hora, como había dicho la enfermera, la niña moría de hambre. Juliana pensó que debería despertar a Valentina pero la niña lo hizo por su cuenta.Cuando su madre abrió los ojos y la vio en brazos de Juliana, sonrió levemente.

Juls: -Dile que pare de llorar.

Val: -No va a parar de llorar hasta que le dé el pecho –le dijo ella.

Extendió los brazos y Juliana se puso de pie para darle a la beba. Ella se sentó en la cama y dejó un pecho al descubierto, que segundos después fue cubierto por la boquita de la niña que succionaba como si en serio la hubieran matado de hambre.

Val: -¿La has ido a inscribir?.

Juls: -¿Qué?.

Val: -Que si ya le has puesto el nombre.

Juls. -No Valentina, la he estado cuidando desde que llegó, ¿cómo quieres que haga eso?.

Ella rió y asintió con la cabeza. Juliana se volvió al sillón, tomó asiento nuevamente, apoyó sus codos sobre sus rodillas y dejó caer su cabeza entre sus manos mientras se acomodaba el cabello.

Val: -¿Qué ocurre? –preguntó cambiando a la niña de pecho.

Juls: -Nada –murmuró.

Val: -¿Estás llorando?.

Juls: -No –gruñó.

Val: -Mírame –ordenó ella.

Juls: -Que no dije.

Valentina bufó y se quejó por no poder moverse. Sohpie emitió un quejido al sentir que su madre se movía con incomodidad, ella se quedó quieta y siguió alimentándola.

Juls: -Hay que hacer esa maldita prueba de ADN –dijo con la voz quebrada. Ahora Valentina comprendía la inquietud y el miedo de Juliana.

Val: -¿Tienes miedo?.

Juls: -Pues claro que lo tengo –alzó la cabeza y la observó desde el sillón-, ¿Qué pasa si no es hija mía?.

Val: -Yo le veo un gran parecido a ti –alzó los hombros.

Juls: -Valentina, Mateo y yo somos parecidos, eso no tiene nada que ver. Aparte, al ser hermanos, puede parecerse a mí.

Val: -Yo digo que es hija tuya y punto final.

Juls: -¿Y si no lo es?.

Val: -No vamos a decirle nada a Mateo, de todas maneras –apretó los labios-. No lo quiero en mi vida, nunca más.

Juls: -Pero no puedes negarle a su hija Valentina ¿Crees que él no exigirá una prueba de paternidad?.

En eso ella tenía razón, Mateo necesitaba una prueba de todo, desde que Valentina le conocía él siempre quería tener pruebas de las cosas para saber si eran en serio o no y esta vez no iba a ser la excepción, se trataba de una bebé.

Juls: -Tendríamos que terminar con esto lo antes posible –dijo.

Val: -No vamos a hacerle esa prueba a la niña hoy mismo... Tiene una hora de nacida, no quiero que pase por eso hoy.

Juliana asintió y volvió a bajar la cabeza hasta sus manos. Sophie se quedó medio dormida en brazos de Valentina.

Val: -¿Quieres ayudarme con ella?.

Juliana se puso de pie de inmediato y tomó a su hija en brazos, por ahora si era su hija. Le besó la cálida mejilla y la metió en el catre (cuna para recién nacidos).

Val: -Es una santa –dijo mientras se acomodaba en la camilla. Juliana asintió y se quedó observándola.

Juls: -¿Verdad que es hermosa? –preguntó. Ella sonrió y asintió con la cabeza. Alzó una mano e invitó a Juliana a acercarse a ella.

Val: -Son las cinco de la mañana, ¿por qué no dormimos un poco?.

Juliana asintió y colocó el sillón cerca de ella. Tenían que descansar un poco, aprovechar que la niña dormía.

Rato después

Sophie estaba con sus ojos azulados abiertos, Juliana le cantaba a su hija en brazos. Valentina estaba medio dormida viendo televisión, ese día había ido Mady a visitar a su amiga y a conocer a la niña. Se había quedado fascinada y a continuación comenzó a preguntar por la prueba de paternidad y demás.

Juliana que no la soportó por mucho tiempo, la echó sin rodeos, diciendo que la hora de visitas ya había acabado y debía irse. Se despidió de “su sobrina” y se fue enviándole un beso a Valentina por el aire.

Juls: -Es la mujer más densa que he conocido jamás –se quejó tomando la mano de Sophie y agitándola, Valentina rió y se acomodó en la cama.

Val: -¿Te molesta si duermo un rato? Estoy agotada.- Juliana negó con la cabeza y le sonrió.

Juls: -Yo me hago cargo de ella.

Al cabo de media hora, Sophie seguía observando a Juliana con sus grandes ojos, Juliana se reía cuando ella hacía una mueca, le sonreía, juntaba sus ojos y la recién nacida la observaba con atención.

-Quién te ha visto y quién te ve –se burló una grave voz desde la puerta. Juliana se puso de pie y en un acto protector, acurrucó a la niña entre sus brazos.

Juls: -Vete de aquí Mateo.

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