Capítulo 18

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Maratón 1/4

La mirada de Mateo era completamente penetrante, mis ojos se humedecieron mientras Juliana tomaba distancia de mi cuerpo.

Mateo: -¡Hermana!-le dijo con ánimos mientras le sonreía.

La mirada de Mateo recorrió de mí rostro al rostro de Juliana y luego comenzó a bajar lo escalones, uno por uno, mientras mis entrañas se retorcían. Le golpeé el hombro a Juliana, quien me miró con expresión enojona y luego desvió su mirada a Mateo.

Mateo: -¿De dónde vienen?

Val: -De la casa de mi madre-dije rápidamente. Mateo largó una amarga carcajada mientras Juliana le golpeaba el hombro.

Juls: -Si no te molesta, tengo que irme-palmeó su espalda-. Mañana a primera hora en la empresa, ¿entendido?-. Mateo asintió mientras fruncía el ceño.

Mateo: -Es mi mujer, ¿lo sabes?.

Juls: -¿Esa?-preguntó señalando a Valentina-. Ya lo sé, hermano.

Mateo: -Entonces, ¿por qué te metes en mi territorio?.

Juls: -¿Yo? Cállate Mateo, nunca estaría con una mujer de esa clase, Valentina es, ¿cómo decirlo para que no suene tan mal? Repugnante-sentenció.

La mirada de Valentina se hizo borrosa mientras las lágrimas inundaban sus ojos, mejillas y caían sobre su abrigo, Juliana no podía haber dicho eso, no podía ser cierto.

Mateo: -Claro, por eso casi la besas.

Juls: -De seguro que iba a hacerlo, Mateo -le dijo riendo-. Ya te dije, no es mi tipo.. Sólo me pidió un favor, la recogí de la casa de su madre y aquí la traje, que tengan buenas noches.

Mateo: -Tú también-dijo Mateo con expresión ceñuda.Y haciendo una reverencia, salió de la casa.

Un mes sin ver a Juliana ha sido suficiente para darme cuenta de que lo nuestro ha acabado, mi destino es aburrirme al lado de Mateo. Los días son monótonos y mis rutinas apestan, toda la mañana con Mady en la tienda, la tarde en casa, sola y viendo películas, la noche acostada al lado de Mateo y si es que no pretende que hagamos el amor, cuando lo único que siento por él es lastima.

Lo quiero, no voy a negarlo pero es un estorbo, es la molestia de mi relación con Juliana y aunque ella se haya tomado el palo en esta situación, yo la sigo queriendo.

Mis esperanzas se han ido desvaneciendo, a medida que veo a Mateo hablar con normalidad con Juliana, de seguro mi cuñada ya no quiere exponerse a estar cerca de mí, cuando Mateo está cerca.

Val: -No voy a ir, no puedes obligarme.

Otro cumpleaños de Lupita, donde toda la familia se reúne. Aunque en este caso, es distinto, los años anteriores no estaba esa personita que agitaba mi corazón y hacía que las piernas me temblaran, ahora si está.

Mateo: -Es mi madre, ¿Qué va a pensar si no vamos?

Val: -Ya te he dicho, ve tu solo, yo no quiero-. Mateo se acomodó la corbata y la miró de soslayo.

Mateo: -Por favor-suplicó-. Por favor, por favor.

Val: -No, Mateo, no estoy de ganas.

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