Capítulo 37

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Mateo: -Tú no me quieres aquí adentro, maldita –se rió.

Los ojos de Valentina estaban abiertos como dos lunas llenas, su garganta estaba seca. Sintió la risa de Mady y se quedó petrificada. A continuación un ruido de bolsas y más risas.

Mateo: -Tengo que irme.

Mady: -Oh, está bien –dijo lastimosamente.

Mateo: -Yo te busco cuando te den de alta.

Mady: -Bueno.

Los pasos se acercaron a la puerta y ella no pudo reaccionar, estaba tensa e inmóvil. Debería haberse ido o escondido por allí, sabía que iba a ver a Mateo pero no podía dar paso alguno, estaba en shock y por el rabillo de su ojo, vio a Mateo salir y cerrar la puerta. Cuando volteó para caminar por el pasillo, se quedó inmóvil viéndola a ella.

Mateo: -Ho…hola –tartamudeó.

Val: -Hola –le respondió ella algo cortante-. Pensé que estabas de viaje.

Tenía que tragarse todo ese shock, despejar un poco su mente y hablar con Mateo como correspondía, era una mujer adulta. Mateo se quedó en silencio, completamente callado y a continuación se rascó la nuca con nerviosismo.

Mateo: -Debo irme.

Val: -Si, vete.- Mateo tragó saliva ruidosamente y esquivó a Valentina para dirigirse al elevador.

Val: -Mateo–lo llamó ella dandole la espalda.

Mateo se giró a verla, ella ahora hizo lo mismo. Sus miradas se cruzaron y los pensamientos de Valentina se ocuparon de hacerla pensar en cuando ese amor se había acabado.

Val: -Quiero que sepas que en algunos días Juliana y yo iremos por el resultado del ADN, en caso de que Sophie sea hija tuya, debes saber que haré lo imposible para quedarme con la custodia completa.

Y dando media vuelta, abrió la puerta de la habitación de Mady, quien la recibió con cara de preocupación, cerró la puerta tras sus pasos.

Mady: -¿Qué te sucede? Estás pálida.

Val: -¿Qué hacía mi ex marido aquí?.

Mady: -¿Perdona?.

Val: -Perdona las pelotas Mady –gruñó.

Mady: -No me hables así.

Val: -¿Qué mierda hacía Mateo aquí?.

Mady: -Pasaba por el hospital y vino a verme.

Valentina bufó y largó una risa sarcástica. Dejó su bolso sobre una silla y se arremangó el buzo, cruzando sus brazos sobre su pecho, repitió la pregunta anterior.

Mady: -Ya te dije.

Val: -No te creo, explícate porque te juro que no respondo a mis actos.

Mady: -No seas agresiva, estoy internada y tú vienes a tratarme de mal modo –se quejó.

Val: -No eres la víctima aquí, así que cierra la pu*ta boca y dime qué hacía Mateo aquí.

Mady: -Ya te dije, cree lo que quieras Valentina y hasta que no dejes de utilizar ese tono conmigo, no voy a hablarte.

Val: -Perfecto, no me hables, que venga a cuidarte Mateo.

Agarró su bolso y se lo acomodó sobre el hombro. Abrió la puerta de la habitación y antes de salir se volteó a regalarle unas palabras.

Val: -Que te den, perra sin códigos.

Salió de la habitación y dio un buen portazo. Mientras caminaba hasta el elevador, sacó su móvil y mientras llamaba a Juliana, se metió en el cubículo metálico. Juliana atendió justo cuando ella apretó el botón de la planta baja.

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