Capítulo 35

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Varios días después

Sophie tenía dos semanas de nacida, Juliana y Valentina la tenían como a una muñeca de porcelana. La niña se comportaba, las dejaba dormir casi toda la noche y era bella como su madre.

Mateo no había aparecido por la casa, aunque no había perdido contacto con ellas, había estado llamando todos los días desde aquella vez en el hospital. Juliana ya comenzaba a hartarse pero a la vez le daba miedo que él fuera el verdadero padre y no tuviera contacto directo con su hija.

Val: -¿Listo? –preguntó  bajando las escaleras con Sophie en brazos.

Juliana desvió la mirada del reloj y se puso de pie, besó la frente de la niña con gorro rosa y luego los labios de Valentina.

Juls: -Voy por el carrito.

Valentina asintió y Juliana subió las escaleras de prisa. Entró a la habitación de la niña, dobló el carrito para bebés y se lo colocó bajo el brazo para poder bajar las escaleras. Cuando llegó abajo, la puerta de entrada estaba abierta y el bolso de Sophie sobre el sillón, bufando se colgó el bolso al hombro y tomó las llaves del auto, al salir, Valentina ya estaba en el asiento del copiloto, con la niña en brazos y haciéndole muecas extrañas.

Juls: -Tranquila Juliana, respira –se dijo a si misma y cerró la puerta con una pierna.

Dejó el carrito apoyado en la pared y cerró con llave la puerta principal. Volvió a tomar el carrito, abrió la cajuela del auto, dejó todo allí dentro y rodeó el automóvil para subirse del lado del piloto.

Juls: -Sophie debe ir atrás –dijo colocándose el cinturón de seguridad.

Val: -Es muy pequeña para la sillita –se quejó.

Juliana viró los ojos y puso el auto en marcha. Todo el camino fueron risas y juegos de parte de ella con la niña pero a Juliana ni siquiera le habló. Debía admitir que por más que deseaba con toda su alma que Sophie fuera hija suya, a veces la detestaba. No porque fuera mala, no tenía la culpa de nada pero había llegado en el momento más inoportuno.

Juls: -Baja tú aquí, voy a aparcar.- Valentina abrió la puerta del auto y se bajó en la entrada del hospital.

Val: -Te esperamos en recepción –dijo y cerró la puerta.

Juliana encontró lugar rápido y cerca, aparcó el auto y bajó el bolso junto con el carrito de la cajuela. Abrió el carrito y puso el bolso dentro, así lo llevo hasta la entrada.

Juls: -Pu*ta madre –murmuró al entrar.

En las sillas del costado estaba Valentina con Sophie en brazos y Mateo le acariciaba la nariz a la bebé. La rabia consumía su cuerpo, estaba llena de dolor y ganas de matar, frunció el ceño y se acercó a ellos.

Mateo: -Hola Juliana–dijo adoptando una voz dura.

Juliana asintió con la cabeza en señal de saludo y se acercó a Valentina para tomarla por la cintura.

Juls: -¿Por qué no dejas a la niña en el carrito amor? –le dijo dulcemente.

El chirreo de los dientes de Mateo se sintió por todo el pasillo. Juliana se rió internamente mientras quitaba el bolso de adentro del carrito para que Valentina dejara a Sophie allí dentro.

Juls: -La secretaria me dijo que podíamos pasar, en el segundo piso nos llamarán.

Juliana llevaba el carrito mientras Valentina iba a su derecha parloteando cosas sin sentido. Mateo iba más atrás tecleando su móvil.

Mateo: -¿Para cuando nos tendrán esto?.

Juls: -La semana que viene –respondió cortante.

Mateo: -Ah, estaré de viaje.- Juliana llamó el elevador.

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