Val: -Por favor Juliana, muévete –le dijo mientras se retorcía de dolor.
Las contracciones eran cada vez más fuertes y seguidas, sentía un dolor terrible en el bajo vientre, casi no podía articular palabra y su cuerpo estaba inmóvil.
Val: -¡Juliana, mierda!.
Juls: -No, no Valentina, no estoy lista.
Ella cerró los ojos, no podía creer que Juliana no estuviera ayudando en nada, justo cuando más la necesitaba.
Val: -Tienes que estarlo.
Juls: -¿Qué tal si es de Mateo? ¡Lo llamo!.
Val: -¡NO JULIANA, NO! –gritó. El dolor era cada vez más agudo, parecía como si la estuvieran torturando.
Val: -Te lo pido por favor, por lo que más quieras, vamos al hospital.
Juls: -No estoy lista.
Val: -Juliana –murmuró mientras las lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas- Nadie nunca está listo para ser padre, ni madre pero se aprende con el tiempo, estamos juntas, ¿sí? –intentó ser lo más dulce posible. Juliana tragó saliva y salió del baño.
Val: -Maldita seas Valdés ¿A dónde vas?
Juls: -Tengo que vestirme ya, ya.. Aguanta Valentina.
Un gritó desgarrador salió de la garganta de Valentina. Segundos después, se dio cuenta que acababa de romper fuente, la niña venía en camino y Juliana se estaba peinando.
Juls: -Mierda, mierda, mierda, ¿qué hago?.
Val: -Al auto Juliana, ya –le dijo en un susurro. Ya casi no podía ni hablar.
Y al fin, por suerte y demos gracias a Dios y a la Virgen Santa, Juliana reaccionó y pensó como persona madura. Un brazo por la cadera de Valentina y una mano agarraba la mano de Valentina como soporte para que no se caiga y beso su mejilla.
Juls: -Perdona, perdona –salió del baño lo más rápido que pudo-. Ya vamos al hospital, sólo maten a la niña dentro tuyo.
Bajar las escaleras con ella, no fue nada fácil, pues tenía varios kilos de más, los nervios de Juliana más que ella no coordinaba muy bien sus pasos. En fin, según Valentina, tardaron más de una hora para llegar a la planta baja.
Val: -Más rápido estúpida–casi gritó cuando Juliana la dejó en el asiento del copiloto.
Juliana se tragó la respuesta, pues muy bien sabía que ella estaba nerviosa, tenía miedo y podía estar dando a luz a la niña en el mismísimo auto si ella no se daba prisa.
Val: -¿Cuánto tardas en llegar al hospital, grandísima idiota? –gritó retorciéndose de dolor.
Juls: -Maldita seas Valentina, intento manejar rápido y con cuidado.
Val: -Pues lo que menos haces es manejar rápido –otro gritó desgarrando su garganta.
Juliana presionó el acelerador, en serio necesitaban llegar a ese hospital y cuando llegaron, Juliana como pudo volvió a tomarla como gancho, sin cerrar el auto con seguro, caminó lo más rápido que pudo hasta entrar al hospital.
Juls: -¡Mi novia rompió fuente! –gritó entrando.
Dos enfermeras corrieron hasta ellas dos y una salió corriendo por el pasillo. Cuando vieron como un médico corría con una silla de ruedas, ambas se tranquilizaron un poco, Juliana la dejó allí y depositó un beso en su frente.
Juls: -Estoy aquí, te amo –murmuró.
Val: -Yo a ti.
Juliana sentia que pasaban horas, no podía sentarse en la sala de espera, estaba nerviosa. Nunca en su vida se había sentido tan sola, tan aterrada y tan feliz a la vez. Ella estaba esperando a que Valentina diera a luz a su hija, aunque aún no sabía con certeza si era hija suya, igual la iba a amar. Estaba aterrada porque si algo salía mal, ella no podría resistirlo y estaba feliz, porque iba a tener una niña con la mujer que amaba.
Doctor: -¿Juliana Valdés? –preguntó el médico de Valentina. Juliana alzó la cabeza y se quedó viéndolo a los ojos, tenía miedo de lo que podría decirle.
Doctor: -Es usted muy afortunada de ser la madre de una niña tan bella –le dijo.
Juliana sonrió y se acercó a él. Limpiando el sudor de sus manos en su pantalón y lamiendo sus labios, pregunto:
Juls: -¿Puedo pasar a verlas?.
Doctor: -En sólo unos minutos vamos a llevarnos a la niña a hacerle un chequeo y a Valentina a una habitación normal, le recomiendo que espere un rato con ella y luego les llevaremos la niña al pabellón.
Juliana asintió mientras una leve sonrisa asomaba en sus labios. El medico la llevó a donde trasladaban a Valentina en ese mismo momento, al verla en la camilla con los ojos medio cerrados y la respiración acelerada, se le paró el corazón. Ahora se daba cuenta cuanto la amaba y que ella tambien la amaba, pues si se ponía a pensar la cantidad de cosas que ella había abandonado para estar a su lado. Se notaba que le amaba en serio.
Juls: -Val-murmuró. Ella abrió un poco los ojos y volteó a verla, le sonrió levemente.
Juls: -Mi amor –una sonrisa se coló por sus labios mientras se acercaba a ella.- Me haces tan feliz.- Ella no respondió, se limitó a recibir el tierno beso de Juliana en los labios.
Juls: -¿Dónde está Charlotte?.
Val: -Disculpa, ¿cómo llamaste a Sophie?.
Juls: -Charlotte, Valentina, se llama Charlotte.
Valentina se rió levemente pero no podía más por el dolor en su vientre, aunque tenía miles de calmantes, se sentía débil y cansada.
Val: -Se va a llamar Sophie, Juls–le dijo ella y volvió a cerrar los ojos.
Juls: -Pero yo no quiero que se llame así. Sophie Valdés, no queda bien, Charlotte Valdés queda de maravilla.
Val: -Sophie Valdés es genial –respondió casi en un susurro.
Juliana se inclinó para besarle la frente y luego se acercó el sillón a la camilla de ella, se sentó allí y le tomó la mano a su chica.
Juls: -¿Te encuentras bien? Que desconsiderada de mi parte discutir por el nombre y no preguntar por tu salud.
Una leve sonrisa adornó los labios de ella, asintió con la cabeza y se quedó con los ojos cerrados. Para cuando Juliana se dio cuenta, ella ya estaba dormida.
Había pasado alrededor de un cuarto de hora cuando una morena vestida de blanco entró a la habitación con una pequeña en brazos. Juliana se puso de pie al instante y corrió hasta ella.
Enfermera-¿Señora Valdés, Juliana Valdés? –preguntó ella.
Juliana asintió y extendió los brazos para que la enfermera le diera a su hija. Así lo hizo ella y le pidió que cuando Valentina despertara, alimentara a la niña que para ese momento, iba a estar muriendo de hambre.
Juls: -Hola Sophie–susurró observándola.
La niña estaba con los ojos cerrados, su piel era sumamente blanca, tan blanca como la leche. Su nariz estaba un poco roja y sus pequeños labios estaban fruncidos, iba vestida con un enterito rosa y un gorro a juego.. Era toda una muñeca.
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Eres Mi Amor Prohibido
FanfictionValentina Carvajal, la joven de veinticuatro años, la chica que creía haberse enamorado del Valdés correcto. Tal vez solo podía pensarlo teniendo a Juliana alejada de ella, sin saber de su existencia. ¿Pero que pasaba si Juliana entraba en su vida d...