Capítulo 27

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Ella tragó saliva con nerviosismo y apoyó todo su peso sobre la otra pierna. Juliana se quedó observándola de cerca y sin desviar la mirada. Valentina si lo hizo, se sentía intimidada. Dio dos pasos hacia atrás y alzó la vista, Juliana seguía en la misma postura y con el semblante serio.

Val: -Primero, no era mi intención-comenzó contestando en el orden de sus protestas-. Segundo, no habías aclarado eso y me molesta que lo digas ahora cuando yo ya he reprochado. Tercero, no hace falta que me digas que te acuestas con otras mujeres. Cuarto, ya no quiero dejártelo, voy a guardármelo de recuerdo. Quinto, no quiero ir contigo.

Juliana volvió a sentirse mal, Valentina estaba con ella sólo por diversión o eso parecía ser. Casi no hablaban del embarazo, no quería que la acompañara, cambiaba de idea cada cinco segundos sobre la prueba de embarazo y encima, ella era bien estúpida como para obligarla a quedarse y hacerle el desayuno, servirle de payasa toda la tarde y poner películas para Valentina.

Juls: -Está bien, has lo que te plazca-no se movió, pero su expresión se endureció aún más.

Valentina estaba nerviosa, ella la intimidaba. Juntó sus manos sobre su barriga y las apretó todos sus dedos. Derrochaba nerviosismo por cualquier lado que la observaras y cualquiera que la viera, se podría dar cuenta.

Ahora sí Juliana se movió y apagó las luces. Ella no comprendió pero no se movió de su lugar. Juliana pasó a su lado y tomó el control remoto, besó su mejilla.

Juls: -Nos vemos cuando tú quieras, ya sabes, siempre decides tú.

En otras circunstancias, le hubiera dicho de todo pero sabía que aparte de haberla herido en su orgullo, no había sido buena para nada con ella, mientras que Juliana siempre había sido todo amor y ternura con ella.

Val: -No te enojes.

Juls: -No lo hago.

Juliana se alejó de ella y se sentó en el sofá, estiró sus piernas y las cruzó en sus tobillos. Ella la observó un rato más, hasta que Juliana presionó el botón para que la película comenzara a reproducirse.

Después de todo, quizás no le importaba tanto como ella creía, dio media vuelta y fue hacía la puerta de entrada, escuchó a Juliana gritarle.

Juls: -Luego de que vuelvas del ginecólogo, me llamas-lo había dicho como si fuera algo normal en sus vidas-. Habla con Mateo, creo que lo mejor es que le digas-añadió.

Ella quiso ignorarla como si ya se hubiera ido pero Juliana apoyó su brazo sobre el respaldo del sofá y la observó desde allí, desde la oscuridad iluminada por la luz del televisor.

Val: -Está bien-logró decir.

Juls: -Me llamas.- Ella asintió y salió de allí.

Estaba sentada con las manos sobre su regazo, tenía miedo y a la vez estaba sumamente emocionada. No podía dejar de pensar en juliana y en la noche anterior, ella no le había dado las buenas noches a través de un mensaje, ni siquiera la había llamado y se sentía abandonada.

Al otro día era Navidad, le había dicho a Mateo que iba a pasar la noche con sus padres y su hermana, a sus padres les había dicho que iba a pasar esa noche con Mateo y su familia, los demás ni siquiera habían preguntado.

Secetaria: -¿Valentina Carvajal?-preguntó.

Val: -Aquí-se puso de pie y tomó su bolso.

Secretaria: -El médico dice que ya puede pasar-le sonrió-. Por este pasillo, consultorio diez.

Val:-Gracias-y con un asentimiento de cabeza caminó hasta allí.

La verdad que había sido un alivio salir de la sala de espera, todas las mujeres estaban con sus esposos, ella era la única que estaba sola y a excepción de una joven, demasiado joven para ser madre, que estaba con sus padres y una niña.

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