Capítulo 20

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Maratón 3/4

¿Y ahora que? Juliana la quería, Valentina a ella, Mateo estaba en el medio, ¿qué podría hacer?

Juliana la observó mientras ella procesaba la confesión.. Juliana la quería, eso sonaba increíblemente increíble. No hubo respuesta inmediata, se sentía demasiado feliz como para responder, aunque esa felicidad fue pronto reemplazada con la preocupación de qué hacer.

Mateo era su esposo, no Juliana. Mateo y ella estaban casados, no Juliana y ella; Ella había conocido a Mateo primero, no a Juliana.. La diferencia era que Juliana era una mujer a la que ella había amado desde el primer instante, al que su cuerpo respondía con ardor. Juliana era una mujer que ella quería a su lado por el resto de su vida, no como a Mateo.

Mateo simplemente era su esposo, la complacía con cosas materiales, no con amor y cariño y aunque Juliana era una maldita bruta a la hora de expresarse, la quería y se lo hacía saber sin vergüenza alguna.

Juls: -No respondas, está bien.

Juliana se había humillado sola o eso pensaba ella. Valentina no le había dado una respuesta inmediata y debía admitir que estaba asustada, se sentía indefensa, por primera vez en su vida.

¿Qué pasaba si la mujer a la que amaba, no la quería? ¿Qué ocurría si ella le decía que prefería a su hermano en vez de a ella?.

Val: -No entiendes.

Juls: -Claro que lo entiendo-se alejó de ella-. Tú no mientes, no vas a decirme que sientes lo mismo, cuando no es cierto.

¿Por qué siempre sacaba conclusiones apuradas?.

Val: -No digas estupideces Juliana.

Ella la observó desde el otro extremo del sillón. Se sentía devastada como para quedarse a su lado.

Val: -Si te quiero y te lo he demostrado, lo que me preocupa es Mateo.

Juliana respiró muy profundamente y no consiguió serenarse. Asustó a su amante con un gritó.

Juls: -¿Puedes dejar de pensar en ese maldito bastardo por un solo segundo?.

Ella entró en un breve estado de shock y en menos de diez segundos, salió de ese estado, quebrando así en lágrimas que su diminuta prenda no podía secar.

Juls: -Oh, vamos-se quejó-. Ahora lloraras y tendré que abrazarte.

Val: -Déjalo así Juliana-dijo, poniéndose de pie.

Al levantarse del sillón, se sintió mareada y tuvo que apoyarse sobre el aparador a su lado. Juliana la observó atenta, estaba enojada, pero no por eso iba a dejar de preocuparse por su salud.

Juls: -¿Qué ocurre?.

Valentina respiró profundo mientras su visión se nublaba. No maldita sea, no podía desmayarse, cerró los ojos con fuerza y escuchó a Juliana hablar a lo lejos, casi inaudible.

Juls: -¿Estás bien?.

Se puso de pie y la observó de más cerca. Al verla con los ojos cerrados y su mano apretando el mueble de madera, se sintió mal; la había tratado como nunca, la habria tratado más mal que a ninguna mujer antes. Se comenzaba a detestar.

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