Capítulo 25

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El sol bañaba el perfecto rostro de Valentina, la luz daba pequeños destellos de oscuridad al costado de su nariz y a un lado de su cara. Mateo la observaba desde el umbral de la puerta principal, quería ir y tumbarse a su lado, susurrarle al oído que la amaba, extrañaba sus besos, sus caricias.

Quería odiarla mucho más de lo que lo hacía pero realmente le costaba mucho y más sabiendo que era la misma que meses atrás le decía que lo amaba y que quería una hermosa vida junto a él, con niños y sonrisas. Tragó angustiado y la vio moverse bajo la acolcha de colores, quizás debería irse antes de que ella se pusiera de mal humor y lo interrogara por quedarse observándola fijamente. Suspiró y sacó sus manos de los bolsillos de su abrigo, dio media vuelta y salió de casa con la llave del coche, en mano.

Se observó al espejo y vio las pequeñas bolsas grisáceas bajo sus ojos miel, le dolía la cabeza y sostenía el teléfono entre su hombro y su oreja.

Juls: -No hay razones mamá-dijo ya cansada-. Simplemente, no nos soportamos.

Lupita: -¿Y cuando eran pequeños?.

Juls: -Fue hace muchos años, no queremos pasar Navidad juntos, no molestes.

Lupita: -Está bien Juliana, algún día vas a arrepentirte te lo advierto. Mateo me ha dicho que Valentina pasará las fiestas con sus padres y no lo quiere a él con ellos, ¿sabes por qué?

Juls: -Yo no me meto en matrimonios ajenos, mamá.- ¡Era tremenda mentirosa!.

Lupita: -Está bien-suspiró-. Piénsalo hija, hace muchos años no estamos todos juntos para Navidad.

Juls: -Ya sé mamá pero no quiero, ya soy mayor y no puedes obligarme.

Lupita: -¿Sabes que eso duele?.

Juls: -Si-contestó secamente.

Había dormido muy poco, todo le daba vueltas en la cabeza y su madre venía a molestarla para preguntar con quién pasaría las fiestas. Tenía un mar de pensamientos dándole vuelta de un lado al otro, dudas sobre la paternidad de ese bebe, quería ver a Valentina, tenía que comenzar a pensar un poco más, ya no era una adolescente.

Juls: -Debo irme.

Lupita se angustió al darse cuenta que su hija no era la misma, la estaba tratando casi tan mal como a sus ex novias.

Lupita: -¿Qué ocurre?.

Juls: -Nada, ma-respondió sentándose en el sillón-. Estoy cansada y tengo mucho por hacer.

Lupita: -Bueno, voy a dejarte pero me debes una explicación.- Juliana suspiró pesadamente y se obligó a responder un poco mejor.

Juls: -Está bien, te quiero mamá. Cuídate, un beso.

Lupita: -Otro hija, adiós.

Juliana cortó la llamada y se puso de pie. Se sentía más mal que después de la resaca del otro día. Entró a la cocina y abrió un cajón, tomó dos aspirinas y se sirvió un vaso de agua para tragarlas, eso iba a calmar el dolor de cabeza pero lo que realmente necesitaba era a su mujer al lado. Quizás sonaba extraño decir su mujer pero estaba más que claro que si lo era, tomó el móvil y marcó su número.

Ella se demoró en atender y cuando lo hizo, Juliana frunció el ceño, sonaba completamente agitada.

Val: -¿Hola?.

Juls: -¿Por qué estás agitada?.

Val: -Oh Juls, ¿cómo estás? Gracias por preguntar, yo también he dormido bien.

Juls: -Ni siquiera eso, casi no he pegado un ojo en toda la noche.

Val: -Que mal Juls-suspiró-. Yo si, he dormido de maravilla.

"Gracias por refregármelo en la cara, cariño"-se contuvo de decir.

Juls: -Me alegro, estabas con Mateo, ¿cierto? Es por eso que suenas agitada.- Valentina rió divertida.

Juls: -No es gracioso. ¿Le has dicho lo de tú embarazo? Claro que si, estaba tan feliz de ser el padre del niño que te ha tumbado en la cama y luego…

Val: -Para el carro Valdés-rió-. Me gusta que seas celosa pero no he hecho nada, ni siquiera le he dicho.- Juliana se sintió mal, tragó con angustia y se aventuró a preguntar.

Juls: -¿Por qué estás agitada?.

Val: -Resulta que terminé de subir las escaleras y mi móvil comenzó a sonar, tuve que bajar las escaleras corriendo y cuando llegué, estaba agitada.

Juls: -Disculpa entonces-dijo cerrando los ojos y tirando su cabeza hacia atrás-. No debes correr Val y menos escaleras abajo.- Ella sonrió sin que Juliana pudiera verla y luego contestó.

Val: -Tienes razón pero si no hubiera atendido, tú me hubieras dicho que seguro estaba con Mateo o algo de lo que te inventas, ya me has hecho una escena por esto, imagínate si no atendía.

Juls: -Ya, ya-rió-. Ni tan mala soy.

Val: -No, mala no pero eres celosa y te pones como tonta.- Juliana volvió a reír, esa chica le alegraba la vida.

Juls: -Necesito que nos veamos-le dijo.

Val: -¿Qué ha ocurrido?.

Juls: -¿Tiene que ocurrir algo para que quiera verte?.- Ella sonrió.

Val: -Bueno pero déjame decirte que aún no he desayunado y muero por comer algo decente. En mi casa no hay nada, así que pensaba salir al mercado por algo para mi desayuno ¿Ya te he dicho que tengo muchos antojos?.

Juls: -Parece que hoy te has levantado con muchas ganas de hablar, cariño.- Valentina rió animadamente.

Val: -¡Estoy tan feliz!.

Juliana sonrió levemente y abrió los ojos, se puso de pie y fue hasta la cocina. Abrió la heladera y vio que estaba bastante llena, la alacena igual y decidió invitarla.

Juls: -Ven a mi casa, hay de todo.

Val: -¿En serio?-preguntó. Luego se arrepintió-. Eso sonó como si fuera una obesa muerta de hambre-sonó angustiada.

Juls: -No seas tonta-le dijo cerrando las puertas de la alacena-. Ven a casa pero vas a tener que tomarte un taxi porque con este dolor de cabeza no puedo ponerme frente al volante.

Val: -No hay problema, me alisto y salgo directo para allá.

Juls: -Está bien, te veo al rato.

Val: -Claro que sí.. Hasta luego Valdés.

Juls: -Hasta luego Val, te amo.

Val: -Yo a ti-dijo fugazmente y cortó la llamada mientras se llevaba la mano al corazón. La amaba y se lo seguía diciendo.

Para cuando Valentina entró por la puerta de la casa de Juliana, ya eran las once y cuarto de la mañana, Juliana le besó los labios y luego se apartó para que ella entrara. La hizo pasar a la cocina, donde ella descubrió el desayuno preparado sobre la mesa, dio media vuelta y le colocó los brazos detrás del cuello para besarla y agradecerle más de diez veces.

Juls: -Ya, siéntate-rió-. Tengo hambre y no he desayunado por esperarte a ti.

Val: -Está bien, está bien-se separó de ella-. Te he traído algo.

Valentina se sentó a la mesa y Juliana le sirvió café. Se sentó frente a ella y se sirvió su café, la observó fijamente mientras esperaba que le diera lo que le había traído.

Val: -Bueno, lo que ocurre es que estoy segura de que en casa, Mateo lo verá-sacó la prueba de embarazo del bolso-. No quiero problemas.

Juls: -¿No piensas decírselo?-tomó lo que Valentina le ofrecía entre sus manos-. Va a darse cuenta Val.

Val: -Lo sé, pero ahora mismo no estoy preparada para decírselo.

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