Capítulo 34

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Mateo: -Vengo a conocer a mi hija, no voy a irme –dijo con voz fría y entró en la habitación.

Juliana se hizo hacia atrás y golpeó con suavidad el hombro de Valentina, ella se removió y murmuró algo.

Juls: -No es tu hija, es mí hija –no se sabía a quién intentaba convencer.

Mateo: -Ya, eso no lo dices tú.- La voz de Mateo era fría y dura, sus facciones de piedra.

Val: -¿Qué haces tú aquí? –preguntó una adormilada madre primeriza desde la cama.

Mateo: -Vengo a conocer a mi hija, ¿Qué tanto les sorprende?.

Juls: -No es tu hija, Mateo.

Valentina se sentó en la camilla, con una mueca de dolor y observó a Juliana, ella estaba con la niña en sus brazos al lado de Valentina observando a Mateo, con una mirada asustadiza, llena de miedo. A ella se le partió el corazón al verla así.

Val: -Juliana–susurró. Ella siguió acunando a la niña en sus brazos, ella no emitía quejido alguno.

Mateo: -¿Puedo tomar en brazos a Alex?.- Juliana frunció el ceño

Juls: -Se llama Sophie, idiota.- Juliana tragó saliva nerviosamente y estiró un brazo hacía Valentina.

Mateo: -Ven aquí, dame la niña.

Juls: -No –dijo posesivamente.

Val: -Juls…

Juls: -Va a llevársela.

Val: -Esperen, esperen –dijo ya cansada-. Es muy simple, no sabemos de quién es hija pero que es hija mía, eso es seguro. Así que Juliana dame a Sophie y tú Mateo, vete por donde has venido.- Juliana obedeció a Valentina. Mateo cerró la puerta de la habitación.

Juls: -Dijo que te vayas, ¿qué no has escuchado?.

Mateo: -Vengo a ver a mi hija y no voy a irme sin verla –dijo duramente.

Juls: -No sabes si es tú hija– rechinó los dientes.

Mateo: -Tampoco sabes si es tuya.

Juls: -Pero yo estoy con Valentina, cosa que tú no.

Mateo frunció el ceño y se acercó a la camilla. Juliana estaba atenta a los movimiento de su hermano y mientras Mateo venía de un lado, Juliana se acercaba del otro.

Mateo: -No formas parte de esto Juliana, Alex es hija mía.

Juls: -Mierda Mateo, se llama Sophie–le dijo enojada.

Mateo: -Lo que sea, mi esposa y yo vamos a ponerle su nombre, no tú.

Juliana mantuvo la vista firme en el rostro de su hermano, en ese momento lo detestaba, aunque nunca lo había querido demasiado. Cuando lo traicionó con Valentina se había sentido culpable, ahora ese sentimiento desaparecía y era reemplazado con el odio y la ira.

Juls: -Vete Mateo–dijo frunciendo el ceño.

Mateo: -Quiero ver a mi hija.

Juls: -Que no es tú hija, he dicho, mierda –se fastidió. Mateo respiró profundamente y soltó el aire de golpe.

Mateo: -¿Al menos puedo verla?.

Valentina alzó la vista hacía Juliana, ella no se fiaba de su hermano, sin embargo nadie podía privarle del hecho de conocer a la niña, aún no sabían si podía ser hija de Juliana o de él.

Val: -Te agradecería si fuera de lejos y sin tomarla en brazos –intervino.

Mateo se acercó a la camilla y se inclinó sobre Valentina, Juliana no le quitó los ojos de encima mientras la pequeña abría los ojos y observaba a su madre.

Mateo: -Es hermosa –susurró.

Juliana apretó los dientes, odiaba el hecho de no saber de quién era hija y así poder echarlo, aunque en ese mismo momento, dudó de si era ella.

Mateo: -Así que se llama Sofia…

Val: -Sophie–dijo con una sonrisa.

De repente Juliana se sintió sobrar. Un miedo abrazador lo recorrió de los pies a la cabeza y se hizo hacia atrás. Sentía que sobraba en la escena, que no pertenecía allí mismo, que no era la madre de Sophie, ni la pareja de Valentina. Se sintió sola y desolada, sin nadie a su lado, sin su chica, sin la niña que parecía ser su hija.

Valentina alzó la vista y vio una lágrima correr por la mejilla de Juliana, frunciendo el ceño le hizo una seña para que se acercara, Juliana sólo negó con la cabeza.

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