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Personaje: Tom Holland.
Título: Cuando una puerta se cierra, otra se abre 1/2.
Advertencia: -
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-¡Sofía!

Corría por las calles oscuras de New York ignorando su voz, mis lágrimas no dejaban de caer y sentía que el frío ya no era la única razón por la cual estaba temblando.

-¡Sofía, Porfavor escúchame!

Me giré para mirar su rostro y sentí las terribles ganas de abofetearlo.

-¿Qué quieres?-mi voz salía débil y cortada pero aún podía percibirse el enojo que manejaba.

-Lo siento, realmente lo siento. Porfavor, no me dejes. Fue un error-Él comenzó a llorar mientras sujetaba mis manos las cuales al instante quité.

-¿Un error? ¿Dices qué fue un error acostarte con tu secretaria por cinco malditos meses? Vaya que te diste cuenta tarde, John-contesté fría y con dolor en cada palabra de soltaba.

-No me dejes, te necesito-contestó entre lágrimas.

-No, tu no me necesitas, John. Tu me quieres, quieres que esté a tu lado como si fuera un puto juguete porque temes no encontrar a nadie más que haga eso. Y estás en lo correcto, estoy muy segura que jamás volverás a encontrar a alguien que te ame como yo lo hice, porque eres un imbecil.

-Sof...

-Hasta nunca, John.

Volví a seguir mi camino ignorando el hombre parado atrás de mi con la mirada perdida. Sequé mis lagrimas y miré al frente, él no merecía mis lágrimas.
Mientras más iba saliendo de ese callejón más iban apareciendo los típicos carteles llamativos de la ciudad, y la gente comenzó a aparecer a mi alrededor. Yo seguí caminando, con mi cabeza dando vueltas y sin saber dónde pasar la noche. Mientras más avanzaba más aparecía la imagen de mi ex novio besando a su secretaria en nuestro propio departamento, y más ganas de volver a llorar tenía.
A lo lejos divisé un local de comida rápida y pensé "Necesito una hamburguesa". Aceleré mi paso hasta allí y entré sintiendo como el calor del lugar me abrazaba. Miré a mi alrededor, gente de todo tipo comía sin preocupación y metida en sus asuntos.

-Bienvenida a George's, ¿En qué puedo servirle?

En frente de mi se hallaba un mesero que me miraba impaciente, sus grandes ojeras me afirmaban que ya quería irse a casa.

-Hola, pediré una hamburguesa con papas, porfavor-contesté amable.

-Perfecto, Tome asiento y en unos minutos se lo llevaremos.

-Gracias.

Avancé hasta terminar en la última mesa vacía. Al instante que me senté apoyé mi cabeza entre mis manos y cerré los ojos para poder pensar. ¿Qué debía hacer ahora? ¿Dónde voy a dormir? ¿Debería llamar a mis padres? Eso no, para que preocuparlos si viven en la otra punta del país.
Una lágrima bajo por mi mejilla. Después de tres años, ¿Cómo es que nunca me di cuenta de que él no me ama? ¿Y si en realidad si me di cuenta pero lo ignoré?

-Señorita, su pedido.

Me paré recta secando mis lágrimas.

-Gracias-le sonreí débilmente entregándole el dinero.

Comencé a comerme las papas aun con esos pensamientos en mi cabeza, sin duda esto va a ser algo que me costará superar.
A los minutos me entró una llamada, "Amor" decía en el centro de mi celular el cual no paraba de sonar. Rodé los ojos y la rechacé. Abrí los mensajes y sin leerlos fui hasta su contacto cambiando el estúpido apodo por "El imbecil de mi ex".
Seguí comiendo mis papas hasta terminarlas para seguir con mi hamburguesa mientras me dedicaba a mirar a la gente que estaba a mi alrededor. Escuchaba discretamente sus conversaciones para distraerme o simplemente los veía comer.
A lo lejos había un chico sentado solo, comía lo mismo que yo y estaba escribiendo en su celular mientras hacía raras muecas. Me quedé viéndolo por unos instantes tratando de descifrar que era lo que tanto escribía y porque lo estaba angustiando tanto. Creo que mi mirada lo despertó ya que a los minutos levantó la cabeza y chocamos miradas. Avergonzada bajé la mirada y me quedé analizando la hamburguesa que tenia en mis manos.

One Shots | Tom Holland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora