Capítulo 24:

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Me desperté cuando mi cuerpo se movió bruscamente. Ah no, algo hizo que me moviese bruscamente. Luego escuché una risa. Oh no, ESA risa. Abrí los ojos de golpe y me paré rápidamente.

Simon estaba allí parado, enfrente mío. Mirándome. Sacudí mi ropa arrugada.

- ¿Tu sueño se hizo realidad?- preguntó.

- Más bien pesadilla.- dije seria tomando mis cosas del suelo.

Simon rió. Estupído. Miré la hora en mi celular. Más bien intente verla ya que se había quedado sin batería. Mierda mierda mierda. La miré en mi iPod y ya eran las cuatro y media.

- Hey, ¿a dónde vas?- preguntó al ver que me marchaba.

- Lejos de donde estés.- dije cortante caminando.

- ¿Por qué?- preguntó siguiéndome.

- Porque si.

- Escucha, se que este lugar te importa demasiado así que te propongo algo. Ambos nos quedamos. Prometo no molestarte.

- ¿Cómo me encontraste?- pregunté sin darle importancia a lo que había dicho.

- Bueno, cuando llegué tu abuela comentó que habías venido pero que no estabas. Y cuando le pregunté a donde habías ido, me dijo que te habías ido al bosque con tu caballo. Y luego recordé el verano en que nos conocimos y supe que no había manera de que estés en otro lugar que no sea este. De todas formas, buen intento en esquivarme. También va para estas últimas semanas.

Suspiré molesta dando vueltas de un lado a otro. Finalmente me senté molesta de nuevo junto a la roca.

- Así que... ¿supongo que nos quedamos?- asumió sonriendo de lado.

Me quedé en silencio rodeando mis rodillas con mis brazos mientras observaba el lago. Luego de unos segundos Simon se sentó a mi lado.

- Mags.- dijo Simon en un tono más amable tocando mi rodilla.

Aparté su mano rápidamente.

- Mags, por favor, ¿podemos hablar?- preguntó ahora sin ningún rastro de arrogancia en su voz. Hablaba con cuidado, con la voz más tranquila que jamás había escuchado. Por un momento creí que era el antiguo Simon.

- Prometiste no molestarme. No rompas otra promesa más. ¿Sabes? Jamás vuelvas a prometerme algo, no sino sabes lo que eso implica.- dije y miré hacia el otro lado apoyando mi cabeza en mis rodillas mientras observaba el lago.

Paso mucho tiempo hasta que Simon volvió a hablar. El cielo ya estaba oscuro y había relámpagos y rayos. En cualquier momento llovería.

- Lo siento. ¿Podremos hablar en algún momento?

- No ahora.- dije.

- Esta bien.- dijo Simon suspirando mientras se levantaba.- Mejor te dejo sola, no quiero molestarte más.

Simon empezó a caminar y se montó en un caballo. Raro que no lo había notado hasta recién. Empezó a cabalgar despacio pero hacia el lado contrario del que debía ir.

Por más molesta que estuviera no podía dejar que se perdiera. Además ya era tarde y empezaría a llover en cualquier momento. Tomé mis cosas rápidamente y me monté a Estelita. Empecé a seguir a Simon quien ya estaba bastante adentrado. Luego d e unos minutos logré alcanzarlo.

- No es por aquí. Te perderás.- le dije.

Simon me miró sorprendido al verme.

- Claro que es por aquí.

- Claro que no. Es por...- miré a mi alrededor.

Mierda. Estábamos tan adentrados que ya ni sabia de donde venía.

- Nos perdimos, ¿cierto?- preguntó Simon.

- Cierto.

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora