Capítulo 23:

4.3K 276 4
                                    

La alarme de mi celular me despertó provocando que soltara un gruñido. Apagué la alarma moleta y me acosté de nuevo. Ayer me había quedado hasta tarde viendo una película y aún tenía sueño. Además, para qué puse una alarma... Simon!! Simon vendría hoy! Mejor me apuraba o me encontraría con el. Y eso no iba a pasar. Todavía dormida me desperté y busqué algo de ropa que ponerme. Opté por un jean oscuro, unas botas, una camisa y un sweater. Me cepillé el pelo y los dientes y tome mi bolso pequeño. Dentro de este puse mi celular, mi iPod, algo de comida, otra muda de ropa por si acaso y una manta.

Me dirigí a la puerta de salida, antes pasando por la cocina donde me encontré con mi abuela tomando un café.

- Buenos días Magui.- me saludó.

- Buenos días.- dije sonriendo.

- Ya te vas? Tan temprano?

- Si, prefiero irme lo antes posible así no vuelvo de noche.- expliqué.

En el campo solía anochecer temprano, sobretodo en invierno.

- Ah, mejor porque pronostican tormentas. Si ves que el día esta muy feo, vuelve antes.

- Claro, adiós.- la saludé.

- Llévate tu abrigo, hace mucho frío!

Tomé del perchero que se encontraba a un lado de la puerta mi abrigo y mi bufanda y me lo puse. También tomé mis guantes y salí.

En cuanto crucé la puerta agradecí a mi abuela. Realmente hacia frío. Mucho frío. Miré el cielo y noté que mi abuela también tenía razón. El cielo ya estaba cubierto de nubes que prometían lluvia.

Me dirigí sin más interrupciones al establo donde tome a mi yegua Estelita. Le puse las monturas rápidamente y me subí a ella. Tomé las riendas y apreté mis botas a Estelita.

Me adentré en el bosque pasando sin apuros por las columnas interminables de pinos que formaban el bosque. Respiré profundo oliendo el olor del bosque. Me gustaba el sonido que se escuchaba en este lugar. Era una mezcla entre el silbido de los pájaros y el viento y las pisadas de mi yegua en el pasto.

Luego de un rato llegué al claro donde se encontraba el lago. Me acosté junto a una gran piedra y me puse a hablar con escuchar música con mi celular. Al fin podía descansar un poco. Cerré mis ojos y no tardé en dormirme.

A pesar de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora