Llegamos al lugar donde se haría la feria. Ya estaba lleno de gente acomodando sus puestos de juegos y cosas para vender.
Tenía el pelo como un nido de pájaros. Me lo acomodé un poco con las manos y luego me volví a poner el gorro que por suerte ocultaba el verdadero estado de mi pelo.
Simon y yo nos bajamos de la chata en completo silencio. El no me había dirigido la palabra desde que había comentado eso de Rusia. Al parecer le había molestado más de lo que pensé.
Bajé las botellas que estaban más cerca y luego me subí para alcanzar las otras. Simon estaba bajando la segunda caja y como yo ya había bajado el resto, me estiré para tomar la otra.
Simon me la sacó de mis manos despacio.
- Yo la bajo.- murmuró esquivando mi mirada.
Me encogí de hombros y tomé las botellas y la decoración.
- Bueno- dijo mi abuelo desde su asiento- ¿ya esta todo listo?
Asentí.
- Bueno, entonces yo me voy. Vengo con todos a la tarde.
- Bueno, chauuu.-saludé alargando la "u".
Me di la vuelta y Simon ya estaba caminando con el papel que decía el número de stan que nos tocaba en su mano.
Caminé rápido con las cosas en mano para alcanzarlo.
- Hey, ¿Qué te pasa?- pregunté una vez que lo alcancé.
- Nada.
- Bueno, entonces ¿por qué me miras de esa forma y ni me hablas? Si es por... si es por lo que dije en la chata, yo lo siento. No lo dije con mala intención.- le expliqué.
- Ya se, Mags. Es solo que...- suspiró frustrado y luego me miró-a veces me parece que no entendes lo que fue para mi ir a vivir a Rusia. Te lo tomas como algo muy gracioso o un chiste. Pero no fue así.
Sus palabras me chocaron. El en parte tenía razón.
- Puede ser, pero no lo hice a propósito.
Simon asintió levemente.
- Esta bien.
- ¿Todo bien?- pregunté para asegurarme.
- Todo bien.
- Genial. Bueno, ¿Qué número nos toca?
Simon miró el papel.
- El 28.
- Bueno a ver...- miré a ambos costados las filas de stans que había formando una especie de "pasarela" por la que caminábamos-24,25,26,27... debe ser este.
Simon lo comprobó y luego asintió.
- Si, es este.
Cada stan consistía de un pequeño espacio cubierto por un toldo sostenido por dos columnas que se unían por una especie de barra que los jugadores utilizaban como limite para, en nuestro caso, tirar las pelotas par intentar derribar las botellas. Más atrás había una mesa que nosotros usaríamos para colocar las cajas con las botellas.
- Bueno, empecemos a armar todo.- dijo Simon.
- Bueno. Primero cubramos la mesa y después ponemos las cajas.
- Aca hay tela para cubrir la mesa.- dijo pasándomela.
Cubrí la mesa y luego pusimos las cajas y arriba de esta con las botellas ya acomodadas.
Luego pusimos unas guirnalda y un papel con las instrucciones y el precio del juego.
- Bueno, me parece que terminamos.- dijo Simon.
- Si, pensé que íbamos a tardar más.-concordé.
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Cerca de las mejores once el lugar se fue llenando de personas que venían a disfrutar de la feria.
- Creo que ahí viene nuestro primer cliente.- dije emocionada.
Un niño de unos nueve años se acercó y se paró frente a nuestro juego.
- Quiero cinco tiros.- dijo colocando la plata bruscamente en la mesa.
- Esta bien.- dijo Simon tomando el dinero y alcanzándole las pelotas- Te damos un ticket de premio por cada grupo de botellas que tires en...- El niño lo interrumpió.
- Si si, ya se. Ahora correte para que pueda ganar.- dijo malhumorado.
- Como quieras.- dijo Simon retándolo- Vamos a ver como lo haces.
El niño tomó la primer pelota y la lanzo demasiado a la derecha.
- Ja.- dijo Simon.
El chico lo miró mal y se dispuso a tomar otra pelota.
- Simon, contrólate, es solo un niño.
- Un niño maleducado.- dijo molesto.
El niño lanzó y esta vez logró tirar dos botellas.
- Ja.- el nene imitó a Simon.
Simon le lanzó una mirada de furia.
Este se limitó a tomar otra pelota y a lanzarla. La pelota chocó con una de las cajas y Simon sonrió. Y como maduro que es, le sacó la lengua.
El pequeño tomo la cuarta pelota y al lanzarla logro rodar una botella haciendo que se tambaleara pero que no cayera.
- ¡Agh!- se quejó- ¡Este juego es una mierda!
Tomó su última pelota y en vez de lanzarla a las botellas de la lanzó a la cara de Simon.
Simon no se quedo quieto.
- ¡Pendejo de mierda, vení acá que te mato!- comenzó a salir para perseguirlo pero no hizo falta.
El nene salió corriendo mientras lloraba.
- ¡Si, eso! ¡Anda a llorar con tu mamá!
Lo único que logré hacer fue quedarme quieta mirando a Simon.
- ¿Se me fue la mano?- preguntó con una mueca de arrepentimiento.
- Un poco.- dije pero no logré seguir porque otro niño se acercó a jugar.
- Hola, ¿me daría por favor cinco tiros?- preguntó educadamente.
- Este es bueno.- dijo Simon pasándole las pelotas yo mando la plata.
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A pesar de todo
Teen FictionMagui ya decidió que debía olvidarse de Simon para siempre luego de que el no diera señales de vida por una año y medio. Las cosas han cambiado pero no demasiado. Podrá Magui cumplir su promesa de olvidarlo de una vez por todas? Y Simon? Cumplirá la...